31.- Angustia pasajera

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– ¡E-espera Futarou!, Mi corazón aún no está…

– ¿No quieres?–. Interrumpió a la vez que tomaba a Itsuki por la cintura.

– N-no es que no quiera… –. Musitó tímidamente.
– ¡O-olvida eso!, ¿Qué pasará si las demás nos ven así?–. Comenzó a luchar para poder librarse de los brazos del chico.

– Ya lo pensé, y en caso de que eso suceda… –. Acercó a la pelirroja un poco más hacía él.
– Les diré que he tomado una decisión.

– ¿D-decisión?

– Itsuki… yo… –. Pronunció en un tono que la pelirroja nunca había escuchado en Futarou.
– Yo quiero estar contigo…

La chica empezó a temblar luego de oír eso, pues de buenas a primeras no sabía como reaccionar a tan inesperada declaración.

– Futarou… yo… –. Se quedó en silencio por un largo rato antes de poder continuar con lo que decía.
– A decir verdad yo también...

¡Itsuki!

¿Eh...?

¡Itsuki!

*****

La Nakano menor se levantó de un solo salto de la cama con bastante exaltación.

– ¡¿Qué?!, ¿Qué pasó?–. Exclamó mirando en todas direcciones.

– Estabas balbuceando dormida… –. Nino fue quien le había despertado de esa manera por obvias razones.

– B-bueno… perdón–. Se disculpó mientras un gran sonrojo se apoderaba de sus mejillas.
– E-estás muy bien arreglada, ¿Vas a salir?–. Itsuki decidió cambiar de tema para evitar complicaciones con su hermana mayor.

– Si, quedé con Fuu-kun para ir a visitar a nuestro gerente al hospital–. Explicó.
– Aunque eso ya lo sabías… ¿No es cierto?

Itsuki fue inteligente y simplemente permaneció en silencio mientras evitaba la acosadora mirada de la pelirosa.

Hmph… como sea, ya le avisé a las demás que saldría, nos vemos más tarde.

– T-ten cuidado.

Luego de decirle eso, Nino salió del apartamento sin decirle alguna otra cosa más.

Jaja... es cierto...

Itsuki rió nerviosamente para sus adentros.

Aquella vez escapé de Futarou apenas tuve la oportunidad...

*****

Mientras tanto, en otro lado de la ciudad, Futarou se encontraba leyendo en las afueras del hospital donde quedó de verse con la segunda hermana.

Y puesto que sabía a la perfección lo que le esperaba en compañía de Nino, la espera estaba siendo de lo más agradable para él.

Nino está tardando...

Pensó mientras miraba el ramo de flores que yacía a uno de sus costados.

Tal vez deba adelantarme a la habitación para optimizar el tiempo.

...

Esperaré, solo un poco más...

Y así, se quedó en ese lugar durante otro rato hasta que unos treinta minutos más tarde, su cita por fin apareció por una de las avenidas del lugar.

– Lamento la demora–. Dijo ella en tono neutro.

Sin embargo, ésto fue lo único que dijo, y pasó al lado del pelinegro casi como si no le hubiera visto en primer lugar.

Las 5 Fases De Mi PlanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora