33.- Soluciones inesperadas

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– ¡Todos presten atención por favor!–. Gritó una chica al frente del pizarrón.
– Hay dos temas que tenemos que hablar el día de hoy, así que agradecería que me escuchen lo más atentamente posible… como ya muchos habrán oído, Takeda-kun no vendrá más a la escuela, y por lo tanto, nos corresponden elegir a otro representante para la clase lo antes posible.

– Oye, ¿Escuchaste sobre eso?–. Los susurros entre el alumnado no se hicieron esperar.

– Si si, oí de un profesor que no solo fue Takeda, al parecer su padre también renunció a su puesto de director poco después del viaje escolar.

– ¿De verdad?

– ¡Chicos!–. La delegada volvió a clamar por el orden en el aula.
– Sé que han oído muchas cosas por ahí, yo también estoy bastante intrigada ya que aún no hemos sabido nada acerca del nuevo director, sin embargo, debemos arreglar este asunto cuanto antes o no tendremos tiempo para escoger que haremos para nuestro último festival escolar.

Con ese señalamiento, todos obedecieron sin rechistar y el silencio volvió a reinar en el sitio.

– Okey… primero que nada, ¿Hay algún voluntario para el puesto?

Hubo un silencio incómodo una vez se lanzó aquella pregunta, pero antes de que la cosa se alargara demasiado, la persona menos esperada para todos levantó su mano.

– No me importaría aceptar el cargo–. Dijo Futarou con su monotonía de siempre.

Por obvias razones, la incertidumbre inundó las cabezas de todos los presentes, en especial las de cuatro chicas que se pusieron de pie apenas oyeron tan inesperadas palabras.

– Nino, Yotsuba, Itsuki, Miku; ¿Tienen algo que decir?–. Inquirió la delegada tras verlas hacer esto.

– N-no… –. Cada una se disculpó al unísono y regresó a su respectivo asiento sin quitarle la vista de encima a su tutor.

– ¿Uesugi?, ¿En serio?

– Que inesperado...

Tsk... cualquiera cambiaría luego de conseguir un harem tan bueno.

– Jaja, al menos intenta disimular un poco tu envidia viejo.

– ¡Oigan, dije que guarden silencio!–. La delegada alzó la voz logrando calmar los cuchicheos nuevamente.
– Bien, regresando a lo que estábamos… Uesugi-san, ¿De verdad quieres hacerte cargo?–. Se dirigió al pelinegro ésta vez.

– Si.

– En lo personal, no tengo ningún problema con que seas tú, y dudo que alguien en la clase lo tenga–. Señaló.
– Pero siendo sincera, no te ves como el tipo de persona que disfrutaría tomando un puesto como ese.

– Solo será por poco tiempo, además, dudo mucho que otra persona quiera tomar el cargo considerando nuestro siguiente punto a tratar–. Respondió Futarou desde su asiento.

– En eso estamos de acuerdo–. Asintió la delegada.
– ¿Alguien tiene alguna objeción?

Todos esperaron un par de segundos para ver si alguien levantaba la mano, sin embargo, esto no sucedió en lo absoluto.

– …Okey, si no las hay, entonces es un hecho–. Posó su vista en el pelinegro nuevamente.
– Cuento contigo, Uesugi-san.

Este solo se limitó a asentir en silencio antes de volver a descansar su mentón sobre sus nudillos.

– Muy bien, ahora que solucionamos ese problema... me gustaría que pasemos al siguiente tema cuanto antes.

>>> Al día siguiente.

Las 5 Fases De Mi PlanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora