51.- Y si tuviera otra oportunidad...

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- Por favor, señorita, le prometo que solo será un café con fines amistosos-. Insistió una vez más.

Ha... casi me arrepiento de haber aprendido a hablar italiano.

Se dijo a si misma antes de disponerse nuevamente a rechazar la propuesta de aquel hombre.

- Señor... ya le dije que no me interesa-. Señaló la pelimarron con cansancio.
- Solo vine a vacacionar a este país en son de paz, no a jugar el papel de gata rompehogares.

- Jaja, creo que le he dado una impresión incorrecta, señorita-. Renegó de sus palabras despreocupadamente.
- Yo no estoy casado, comprometido ni nada por el estilo.

- Ajá... -. Cruzó las piernas y recargó su mentón en una de sus manos en esta misma posición.
- ¿Entonces por qué no me muestra esa mano que tanto se ha esforzado por esconder en su bolsillo hasta ahora?

Ésto último dejó al hombre en silencio durante un buen rato, sin embargo, al final decidió ceder ante su petición y le mostró abiertamente el anillo que llevaba en el dedo anular.

- Okey, me atrapaste-. Aún así, no pareció importarle mucho esta situación.
- Había oído que las asiáticas eran bastante sobresalientes en varios campos, pero debo admitir que estoy impresionado.

- Como diga... -. Rodó los ojos ante su comentario.
- ¿Entonces qué?, ¿Va a seguir intentando ligar conmigo de todas maneras?

- ¿Qué puedo decir?, soy un hombre bastante persistente con lo que le interesa-. Pronunció con frivolidad.

Yui optó por el silencio ésta vez, pero ahora que lo tenía tan de cerca, pudo confirmar sus sospechas acerca de que aquel tipo estaba cubierto de pies a cabeza con prendas y accesorios de muy buena calidad.

Y al final, esa no era una cosa que pudiera ignorar tan fácilmente.

- ...Bueno, por suerte para usted, no me disgustan los tipos así-. Se incorporó de su lugar y acomodó su bolso con un toque de elegancia antes de aferrarse al brazo de aquel individuo.
- Aunque he de advertirte que tengo estándares muy altos.

- Creo que eso puede solucionarse.

>>>

Un poco más tarde, aquel hombre y la pelimarron se pasearon por varias plazas y tiendas donde logró convencerlo de comprarle una infinidad de cosas con sus innegables habilidades de persuasión, y finalmente, se sentaron a tomar un café en un local bastante prestigioso de la ciudad.

- Ha... -. Suspiró un tanto agobiado.
- Realmente no bromeabas con lo de antes, ¿eh?

Yui simplemente sonrió de forma inocente ante estos señalamientos.

- Casi sentí como si hubiera salido a pasear con mi hija-. Se rió ligeramente de su propio comentario.

- Jaja, ¿De verdad te parece apropiado mencionar a tu hija en esta situación?-. Yui le devolvió la risa momentos antes de que su acompañante se levantara de la mesa.

- ¿Puedes ir pidiendo la cuenta?-. Él mantuvo su sonrisa en todo momento.
- Vuelvo en un momento.

- Claro-. Asintió de forma amigable ante sus palabras.

Dicho esto, aquel hombre se alejó de la mesasin nada más que decir, pero apenas se perdió de vista de la pelimarron, ella posó su atención en aquel celular que este había dejado sobre la mesa, e inconscientemente, una pequeña sonrisa comenzó a dibujarse en la comisura de sus labios.

>>>

- Vaya... -. La pelimarron admiró por un momento el impresionante edificio que tenían enfrente.
- ¿Y se supone que esto es un hotel?

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