48.- El precio de la felicidad

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¡Ten cuidado!

¿Eh...?

¡Mi amor!, ¡Por favor levántate!, ¡Tenemos que irnos!

¿Quien...?

¡Deprisa!, ¡Llevenlas con los demás!

...

¡Yotsuba!

Yo...

– ¡Yotsuba!

Cuando por fin abrió los ojos, la quintilliza se encontró directamente con una pelirrubia que denotaba su clara preocupación por ella.

– ...Maiko-san...

– Que alivio–. No pudo evitar abrazarla al ver qué por fin había despertado.
– De verdad me alegra que estés bien.

Antes de nada, la pelinaranja dio un breve vistazo a su alrededor; sobraba decir que ya no se encontraba en el mismo lugar de antes, además, había al menos unas veinte personas repartidas en los alrededores.

Y al poner aún más atención en ellas, se percató de que mucha gente se encontraba herida, otros tantos se encontraban discutiendo arduamente y unos pocos se lamentaban en silencio.

– ...¿Qué está sucediendo?–. Se sintió un tanto nerviosa de repente.
– ¿Y mis hermanas?, ¿Dónde están ellas?

– Por aquí–. Nino le habló desde unos cuantos metros de distancia junto al resto de sus hermanas.
– No te preocupes, estamos bien... a diferencia de ti, a nosotras no nos golpearon tan fuerte.

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– Esa es toda la honestidad que puedo ofrecerles...

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– ...Jaja... creo que después de todo si planeaba vendernos con su amigo de Vietnam... –. Bromeó intentando aliviar un poco la tensión, aunque resultó poco eficiente.,
– ...¿Alguien podría explicarme que pasa aquí?

Maiko comenzó a sollozar notablemente antes de poder darle los detalles.

– L-lo siento... todo esto es mi culpa–. Musitó entre pequeños berreos.
– Si no las hubiese obligado a quedarse, no se habrían involucrado en una situación tan horrible como ésta.

Yotsuba miró con preocupación a su amiga mientras más y más lágrimas brotaban de sus ojos; quería poder decir o hacer algo para tranquilizarla, pero le era difícil tras todo lo que había pasado con Futarou y sus hermanas.

– ...Tranquila, nada de esto es tu culpa–. Aún así, hizo su mejor esfuerzo para tratar de calmar a Maiko y acarició un poco su cabeza.

No obstante, un fuerte golpe resonó en toda la habitación debido a que un hombre cayó al piso tras recibir un buen puñetazo.

– ¡Y una mierda!–. Exclamó.
– No importa a quien llamemos ahora, las salidas están bloqueadas y lo más probable es que el edificio sea demasiado inestable como para que vengan a ayudarnos, ¡Acéptalo de una vez!, ¡Todos vamos a morir aquí!

El hombre en el piso solo se quedó en silencio ante las recriminaciones mientras todos en la habitación comenzaban a mostrarse aún más consternados que antes.

– ¿De qué están hablando esos dos?–. Se cuestionó la cuarta hermana en voz alta.

La pelirrubia secó sus lágrimas y respiró un par de veces antes de empezar con las explicaciones.

– No estoy del todo segura como fue que sucedió todo, pero hace unos cuarenta minutos se produjeron varías explosiones en el edificio–. Explicó.
– Fue demasiado repentino como para poder hacer algo al respecto, pero incluso después de que pasara lo peor... no nos fue posible evacuar el lugar.

Las 5 Fases De Mi PlanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora