40.- Lo que anhelo ser

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Segundo día del festival, por la noche.

– ...Dime por favor que esa broma de mal gusto no es lo que estás intentando venderme.

– Aunque no lo crea mi sentido del humor es bastante pobre, señor Nakano, por lo que debo aclarar que estoy hablando completamente en serio–. Respondió de mala gana.
– De hecho, creí que se sentiría por de más satisfecho con lo que acabo de proponerle.

– Lo estaría si no fuese porque lo que dices no tiene ningún maldito sentido.

Antes de responder, el chico recargó su cabeza en el respaldo de su asiento.

– ...El ascenso de Mudou-sensei fue promovido por al menos tres de los miembros más influyentes en la mesa directiva, y a los tres no les caigo muy bien que digamos–. Explicó.
– No importa que movimientos haga o a quien intente echarle la culpa, todos se me vendrán encima ante cualquier mínima cosa que haga para levantar sus sospechas.

Al escuchar eso, el señor Nakano se quedó divagando por un breve momento.

– ...¿Y si revelaramos la existencia de la mesa directiva?–. Le lanzó esa pregunta de repente.
– Tal vez si...

Hmph... ahora siento como que usted es quien está intentando burlarse de mí–. Interrumpió.
– Aún si consiguieramos las pruebas suficientes nadie entendería la naturaleza de una institución de ese calibre, simplemente no tiene caso.

Dicho ésto, el chico dió un profundo suspiro con cansancio.

– Los conflictos de este tipo solo pueden resolverse de una
manera–. Prosiguió Futarou.
– Y es peleando en el mismo terreno que ellos.

– ¿Realmente crees que puedes ganarles?–. Cuestionó el padre de las quintillizas con escepticismo.
– Incluso si todo sale como tú quieres, ¿Eso te dará al menos una pequeña ventaja sobre ellos?

– ¿Ganar?–. Se mofó de las palabras del señor Nakano.
– Estoy a punto de tirar por la borda todo aquello por lo que he trabajado durante cinco años, lo vea por dónde lo vea ésto no puedo considerarse una victoria...

Luego de eso, el silencio reinó durante un tiempo antes de que el chico se decidiera a decir otra cosa.

– ...¿Qué hay de usted?–. Preguntó Futarou ésta vez.
– ¿En serio vamos a permitir que Mudou-sensei se largue apenas lo hayamos alejado de Itsuki?

– Le prometí a Rena que dejaría mis deseos de venganza antes de que partiera de este mundo–. Respondió.
– Y pienso cumplir con mi palabra, hasta el final.

– Como usted diga–. El chico estuvo por dar por concluido el asunto y pasar a otro tema.

– ...Sin embargo... –. Justo antes, el señor Nakano le llamó la atención una vez más.
– Te daré la libertad de elegir cual es el destino más apropiado para un hombre como él, a final de cuentas, solo alguien de su nivel podría tener ese derecho.

– Vaya forma tiene de pedir las cosas, eh... –. Protestó Futarou.
–...Como sea, no me importaría hacerlo a su manera, pero al menos me gustaría pedirle algo a cambio.

– Siempre y cuando no tenga nada que ver con mi hijas...

– Tiene todo que ver con sus hijas.

Al decir esto, las miradas de ambos chocaron inmediatamente, aunque no por mucho tiempo.

Ha... si todo sale tan bien como dices tal vez pueda considerarlo–. Suspiró profundamente.
– Entonces dime, ¿Qué es lo que quieres?

Las 5 Fases De Mi PlanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora