43.- Lo que fue y lo que pudo ser 2/2

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Un par de meses antes…

Sus ojos se abrieron simultáneamente apenas sintió como la luz del sol le dió directo en la cara, y su primer instinto como todas las mañanas, fue golpear levemente su pecho con una de sus manos.

Supongo que hoy tampoco es el día…

Toc toc

En eso, alguien llamó a la puerta de su alcoba, aunque antes de darle el permiso para entrar, se incorporó de la cama con bastante pesadez.

– Adelante.

Un hombre de aspecto formal ingresó apenas se le dió la autorización correspondiente.

– Con su permiso–. Cerró la puerta detrás de él.
– Muy buenos días, o tal vez debería decir… muy buenas tardes, señor Uesugi.

– Buenos dias–. Devolvió el saludo con frivolidad.
– ¿Necesitas algo?

– Solo venía a despertarle–. Dijo respetuosamente.
– El señor Mishimura llamó hace aproximadamente una hora, dice que la próxima vez al menos tenga la modestia de avisar que no asistirá a las reuniones con los demás directivos.

– Si, gracias por el aviso–. Acató.
– Bajaré en un momento.

El mayordomo suspiró resignadamente.

– Le estaré esperando en el comedor–. Dió la vuelta y se retiró en silencio de la habitación.

Así entonces, Futarou hizo su cama rápidamente, se vistió y por fin se dispuso a ir a dónde le estaban esperando.

– Buenos días, señor Uesugi–. Le recibió una mujer en el comedor.
– Tome asiento, el desayuno estará listo en un momento.

Sin embargo, Futarou arqueó una ceja ante la presencia de aquella persona.

– Ah, es cierto–. El mayordomo de antes apareció por uno de los pasillos del lugar.
– Ella es nuestra nueva ama de llaves, el señor Mishimura la contrató hace unos días para ayudarle en las tareas del hogar.

– ¿Y con autorización de quién?–. Le cuestionó con algo de severidad.
– Éste lugar ni siquiera es tan grande como para necesitar dos empleados a mi disposición.

– Entiendo lo que quiere decir, pero no sé preocupe, ella tiene su propia vivienda a un par de calles de aquí–. Explicó.
– Solo vendrá a hacer el aseo y las comidas de todos los días; luego se irá.

El chico suspiró.

– Hablaré con Mishimura sobre ésto–. Optó por dejar el asunto de lado.
– Ya tengo suficiente con que me obligue a vivir aquí en primer lugar–. Le dedicó una breve mirada a todo el panorama.

– Con todo respeto, señor Uesugi–. El mayordomo imitó su gesto.
– Éste es uno de los penthouse más exclusivos de todo Japón, seguramente muchas personas…

– Si si–. Interrumpió el chico.
– Pero al final, él que vive en este departamento en contra de su voluntad, soy yo; sin mencionar que la mayoría de los muebles que hay aquí ni siquiera los compré por mi cuenta.

– Porque de ser ese el caso este lugar estaría en completa decadencia–. Señaló con desaprobación.
– …¿Puedo hacerle una pregunta?

– Te escucho.

– ¿Qué hace con todo el dinero que gana?–. Preguntó.
– Apenas y gasta en cosas cotidianas; solo tiene una motocicleta como medio de transporte particular; no asiste a eventos sociales de ningún tipo y tampoco parece el tipo de hombre que dona fondos a instituciones benéficas… ¿A dónde va todo?

Las 5 Fases De Mi PlanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora