Un fanfic de Gotoubun no hanayome con modificaciones al prota y eventos de la obra original, quizás sea un gran historia, o quizá no, puedes entrar y sacar tus propias conclusiones.
La obra original y personajes no me pertenecen, sus respectivos cré...
El fin de semana había llegado, por lo que Futarou se encontraba pasándolo tranquilamente en su apartamento.
Luego de sanjar asuntos con Nino, logró que las cinco chicas estuviesen en la mayoría de las sesiones de estudios en la semana y estaba avanzando con ellas poco a poco.
Sin embargo, la hermana de los listones rechazó cualquier intento de ayuda que le fue ofrecido, e intentó dormir a Futarou con medicamentos un par de veces.
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En cualquier caso, ahora el pelinegro se encontraba en dirección a su entrada, pues alguien había tocado en ella con claro ímpetu y esto no le daba muy buena espina a Futarou.
Así entonces, el chico abrió la puerta, solo para encontrarse frente a frente con la más seria de sus estudiantes.
– Hola, Itsuki–. Saludó. – ¿Qué te trae aquí?
– Mi padre me envió tu paga–. Dijo mientras sacaba un sobre de su bolso. – Solo vine a entregartela.
– Gracias por tomarte las molestias, pero puedes dármelo después–. Le hizo un gesto con la intención de hacerla entrar. – Pasa, haré un té.
– Estoy bien, solo tómalo–. Rechazó la propuesta y colocó el objeto sobre su camisa a la fuerza. – Nos veremos el lunes.
Itsuki estuvo por irse, sin embargo, Futarou la sostuvo por el brazo impidiendo su escape.
– Suéltame...
– Lo haré en cuanto me digas si hice algo que te molestó.
Ella bufó con molestia antes de voltear hacía él.
– El otro día me dijiste que llegarías tarde a las tutorías, pero no me dijiste que sería para encontrarte con Nino a solas, ¿Por qué?–. Preguntó seriamente.
– ...Lamento no habértelo dicho, pero solo negocié con ella para que dejara de intentar echarme de su casa–. Sus razones lo tomaron bastante desprevenido. – Lo juro...
Luego de meditarlo por un momento, Itsuki relajó un poco sus músculos y su expresión antes de dirigirle la palabra nuevamente.
– ¿De verdad...?
– Si, además, casi me abofeteó nada más entre en su rango de visión–. Mencionó mientras se recargaba en el marco de la puerta. – Tuve suerte de salir ileso.
Esto último logró hacer reír un poco a su estudiante, y prácticamente bastó para que la actitud de la pelirroja cambiará por completo.
– Si, supongo que tienes razón–. Afirmó ella.
– Por cierto, ¿No tuviste algún problema con tu tarea?
– No, me ayudó bastante tu explicación de ayer, así que no tuve ninguno–. Respondió con orgullo.
