39.- Nuestros días pasados

644 84 3
                                    

– ¿Y por qué debería ayudarte en primer lugar?–. Le respondió con otra pregunta.
– Al final tú y yo hemos estado en completo desacuerdo desde que rompiste nuestro contrato, ¿O me equivoco?

– Porque de no ser por mi, ahora mismo Mudou-sensei estaría cenando en un elegante restaurant con alguna de sus hijas–. El chico no dudo en responderle con objetividad.
– Tenga un poco de compasión, señor Nakano, incluso tuve que prender fuego a uno de los puestos de mi clase para ganar tiempo.

– Me sorprende que pidas que confíe en tí mientras me cuentas eso como si no fuese la gran cosa–. Señaló en tono desaprobatorio.

– Tomé cada precaución posible para evitar que alguien saliera lastimado, además, puede que esa cuestionable acción termine por ayudar al resto de mi clase a resolver sus absurdas diferencias.

Ambos intercambiaron miradas en silencio, y solo entonces, el señor Nakano habló nuevamente.

– ¿Qué quisiste decir con “alguna de mis hijas”?

– Mudou-sensei tiene más sentido común de lo que parece–. Respondió.
– No simplemente se presentará ante todas ellas diciendo que es el mismo hombre que las abandonó hace tantos años; lo más probable es que solo se haya dedicado a recopilar información las últimas semanas.

– ¿Información?

– Si, costumbres, relaciones, desempeño académico... –. Se adelantó Futarou.
– Primero intentará acercarse a la que esté más dispuesta a escuchar lo que tenga que decir, luego la usará como apoyo para llegar a las demás; y si yo fuera él, iría por aquella que más parentesco tiene con su difunta esposa.

– Itsuki... –. El rostro del hombre cambió drásticamente.
– En ese caso debo de...

– Ya es tarde–. Interrumpió Futarou.
– Mudou-sensei hizo contacto con ella desde hace semanas en un curso al que asiste regularmente, por lo que investigué, él se postuló como un profesor de apoyo poco después de la llegada de Itsuki.

– Ese cabrón malnacido… –. Apretó el puño ligeramente.

– Guarde la calma señor Nakano, aún no hay nada que debamos
lamentar–. Se levantó de su asiento tranquilamente.
– Y no lo habrá, siempre y cuando acepte colaborar conmigo.

El hombre se quedó divagando por un largo tiempo antes de poder darle una respuesta.

– …¿Qué necesitas que haga?

– Por ahora solo requiero un poco más de tiempo–. Le dijo mientras contemplaba el paisaje desde uno de los ventanales de la oficina.
– Necesito que distraiga a Mudou-sensei por lo menos hasta que termine el segundo día del festival, me da igual los métodos que use, solo sea lo más discreto posible.

– ¿Y luego?

– Luego… me volveré a reunir con usted–. Respondió ahora dirigiéndose a la salida del lugar.
– Y le daré el resto de los detalles, solo tenga paciencia.

– Aunque no lo parezca soy un hombre muy paciente, Uesugi–. Comentó seriamente.
– Sin embargo, has estado jugando con ella lo suficiente como para considerar de que lado debería ponerme.

– Lo tendré en cuenta.

Y sin más que decir, Futarou se retiró de la oficina tranquilamente.

*****

Segundo día del festival

– ¿Eh?, ¿De verdad hoy tampoco hay nada más que pueda hacer?–. Preguntó la pelinaranja bastante sorprendida.

Las 5 Fases De Mi PlanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora