"¿Qué mierda pasó?..."

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Desperté con un dolor de cabeza horrible y las rodillas me ardían. Giré en el suelo hasta quedar sentada y miré mis rodillas, las cuales, estaban completamente cubiertas con sangre seca.

-¿Qué mierda pasó? -gruñí mirando a mi alrededor. Las calles eran iluminadas con autos pasando y la cancha en la que me encontraba era escasamente iluminada con un farol, del que la luz parpadeaba como si estuviese apunto de fundirse.

Caminé como si de un moribundo se tratase, balanceándome de lado a lado como un zombie ebrio. Llegué a la casa de los Wade, la puerta estaba entreabierta y aprovechándome de eso, entré no tan sigilosamente quejándome de mi cabeza y rodillas.

-Dios mío, Jordan. -me topé con la Señora Rose- ¿qué te ha pasado, querida?

-Uhm, me caí jugando. -hice una mueca, hasta ese momento no había caído en cuenta de que no llevaba el nuevo balón que compré.

Me miró preocupada y plantó un suave beso en mi frente- Ve a tomarte una ducha y si quieres yo puedo curarte esas rodillas y tu frente.

Asentí confundida. Subí las escaleras y me fui directo al baño. Abrí la regadera y comencé a quitarme toda la ropa, me miré al espejo. Me veía cansada y tenía una linea de sangre seca desde donde comenzaba mi cabello hasta la barbilla. Negué con la cabeza y pasé una mano por la cascada de agua que caía de la regadera, asegurándome que, el agua, estuviese caliente pero no al punto de hervir.

Al poner la primera pierna en el agua, la rodilla me dolió hasta lo más profundo de mi alma, coloqué la otra y el ardor se intensificó. Una vez que pasó me relajé lo máximo posible.

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Me encontraba arriba de la barra de la cocina y con Rose a la altura de mis piernas, cada vez que colocaba un líquido distinto en mis rodillas, estas se alzaban a tal punto que casi la golpeo en la cara.

-Ya está, cariño. -sonrió satisfecha y acarició mi hombro con verdadero cariño.

-Muchas gracias, supongo que iré a dormir. -murmuré agotada.

Subí las escaleras y pasé por el cuarto de Daniel, la puerta se encontraba ligeramente abierta y la luz estaba encendida. Entré sin permiso alguno.

-¿Daniel? -silencio. Miré el baño y nada, el cuarto estaba vacío.

Me recosté en su cama con su olor invadiendo todos mis sentidos y me abracé a la almohada, quejándome un poco gracias a mi herida en la cabeza.

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Daniel.

¿Qué hacía yo en este lugar? Las luces me cegaban y gracias al alcohol, que tomé estúpidamente, no ayudaba en nada.

Un escalofrío recorrió mi brazo entero, pasando por mi espalda y llegando a mi entrepierna. Miré a mi lado y ahí estaba mi pequeña Jordan. Tomé su mano que recorría mi brazo desde el codo a la muñeca.

-Oh, J-Jordan. -suspiré al sentir sus labios sobre mi cuello.

Murmuró algo que no pude escuchar por el estruendoso ruido de la música. Cuando subió a mis labios con una sonrisa maliciosa, me miró a los ojos, los cuales entrecerré por el peculiar color de su iris, debía ser la luz del lugar.

Me besó. Sus labios sabían a una mezcla de whisky y sandía, eran ásperos y demasiado grandes. La separé de mi. Ella no era mi Jordan.

Me tambaleé hasta la puerta y como pude llamé a un taxi. No estaba seguro si le había dado la dirección bien hasta que llegamos a mi casa. Mi vista era distorsionada y sentía nauseas. Bajé y de mi billetera saqué no-sé-cuantos-billetes y se los di al taxista, girando rapidamente, vomité sobre el, tan bien cuidado, pasto de en frente.

-¿Mamá? -grité y el silencio me contestó. Subí difilcutosamente las escaleras esperando no caerme de cara, aunque hubieron muchos tropiezos.

Llegué a mi cuarto, estaba parado en el umbral de la puerta mirando a una Jordan dormida. No estaba seguro de si era mi Jordan o era una imitación barata e imperfecta como la Jordan Falsa #1.

-Jordan. -susurré en su oído y,  tomándola de la cintura, la acerqué a mi- Mi amor.

-¿Wade? -susurró entre abriendo sus lindos ojos grisáceos.

Reí por su preciosa cara arrugada en una divertida mueca, la tomé de las mejillas y la besé. Me siguió el beso enseguida y sentía el alcohol afectando mis hormonas. Paré lo que hacía y la abracé a mi. Suspiré hipando cuando ella se apretó contra mi.

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-Oh, vamos. -gruñí tapando mis oídos con la primera almohada que toparon mis manos. Tenía un terrible dolor de cabeza- Déjame dormir.

-Daniel, creo que sería mejor que te despertaras. Tu madre está echando humo por las orejas. -Me movía delicadamente con sus suaves manos. ¿Qué hacía ella en mi cama?

-¿Qué pasa, linda? -pasé mi mano por su frente, intentando quitar los mechones de cabello que se pegaban a su cara, pero terminé ganandome un gemido de dolor puro.- ¿Qué tienes?

Despejé con cuidado su frente y miré una raspada fea. Me preocupé al instante.

-No es nada importante, sólo me caí. -explicó riendo nerviosa, desabroqué mi camisa por el calor que hacía. Su nariz se arrugó y miró mi cuello.

-¿Qué? -si pudiese matar con la mirada, estuviera muerto.

Saltó de la cama y, disparada, salió de mi cuarto. Me quedé completamente confundido, olía a mierda. Corrí al baño pensando en lo rara que es Jordan y entonces... Entonces miré mi cuello.

Lápiz labial rosa lo cubría completamente; y me alarmé.

¿Qué mierda pasó?

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⏰ Última actualización: Mar 26, 2015 ⏰

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