Abrí mis ojos cuando no pude mover mis brazos, miré hacia abajo y los moreteados brazos de Daniel fueron claros para mi vista. Sentí mis ojos arder al mirar aquella estupidez que había cometido.
-Daniel. -susurré tocándo levemente su brazo.
Lo quité con delicadeza y me levanté de la cama, había un desorden. Levanté cada cosa que se encotraba tirada en el suelo.
Comencé a recoger las hojas de papel y a tirarlas al cesto, no sin antes mirar su contenido.
"Don't leave me...
I'm going to stay forever."Lo leí una y otra vez. La hoja era vieja y estaba arrugada, no como las demás. "Pero que estupidez". Pensé y reí bajo.
-¿Qué haces? -una voz a mis espaldas me espantó.
Tiré la hoja y me giré hacia el- ¿Uh? sólo recogía.
-¿Quieres desayunar? -sonrió de la nada.
Asentí y salí de la habitación, me dirigí a la que ahora era mía.
Me metí a la ducha, me vestí y bajé a la cocina. Al llegar vi a Daniel con una camiseta de manga larga azul marino y unos pantalones negros. Iba descalzo.
-¿Te apetecen los waffles? -se giró sonriente con un plato repleto de waffles y otro con fresas, chocolates, nueces y demás cosas deliciosas.
-Sí. -miré hambrienta ambos platos y el rió leve.
Colocó los platos en la barra de la cocina y se sentó.- Provecho.
~~~~~~~~~
-Daniel, tu mamá dice que bajes por fa...-lo miré tirado bajo la cama buscándo algo desesperadamente- ...vor. ¿Qué demonios buscas?
-Una hoja. -susurró apenas y siguió buscándo.
-Hace un rato limpie, probablemente esté en el bote de la basura.
Su cabeza se levantó al instante golpeándose con la cama en la nuca, solté una carcajada.
-No te burles, esto es serio. -salió lentamente de debajo de la cama y se sobó levemente la cabeza.
Tomó el bote aún sentado en el suelo y comenzó a buscar, más calmado ahora.
-¿Qué decía el papel? -me senté frente a el sintiéndo el helado piso sobrepasar mi ropa.
-Una frase corta...
Recordé la estúpida frase que había leído en la mañana.
-¿De casualidad dice algo de "¿me quedaré por siempre" o algo así? -le dije y el asintió y me miró.
-¿Lo haz leído ya? -me miró con un deje de esperanza recorriendo sus ojos- ¿haz recordado algo?
-¿Debería hacerlo? -reí burlona- Es sólo una frase estúpida.
-Oh. -su mirada volvió al bote y sacó la hoja. Se levantó y la metió en el cajón de la mesita de luz al lado de su cama.
Lo miré confundida por su reacción. ¿Por qué de pronto se volvió tan distante?
-Eh, vine para, -aclaré mi garganta- para decirte que tu mamá necesita que bajes.
Asintió como si de un robot de tratase y salió de la habitación. ¿Fue por algo que hice o dije?
Lo seguí. Bajé las escaleras y miré en su dirección. Daniel miraba cansado a su madre mientras ella le dictaba un par de cosas.
-Jordan, querida. ¿Podrías ayudar a Daniel y acompa...
-No. -esa corta sílaba de dos letras impactó en mi cabeza como si un martillo me hubiese golpeado.
-Vamos, no tengo nada que hacer y la verdad quiero salir de aquí.
-He dicho que no. -me miró fríamente- Yo puedo solo.
Escondí mis labios dentro de mi boca conteniendo la rabia. ¿Qué demonios le pasaba?
-Daniel, cariño. No seas grosero. -le regaño, el soltó un ligero gruñido y salió- Jordan, ve con él. Por favor.
Asentí ante su súplica y salí de la casa justo cuando Daniel encendía el automóvil. Caminé hacia el más rápido que el para acelerar y me metí en el asiento de copiloto. Apretó su agarre en el volante haciendo que sus nudillos se tornaran de color blanco.
Colocó el coche en reversa y al salir de la casa, aceleró directo a no sé dónde. El aire dentro del carro se sentía tenso, encendí la radio esperando que con eso se despejara aunque sea un poco. Sonó mi canción favorita y para cuando iba a cantarla, el la apagó. Volví a encenderla esta vez retandolo, apretó su mandíbula aún más de lo que ya lo hacía y volvió a apagarla.
-¿Qué es lo que te pasa? -escupí harta de su actitud.
-¿Por qué maldita sea por una vez en tu vida no haces lo que te digo que no quiero que hagas? -me miró furioso.
-¿Es por eso que te estás comportando como un maldito idiota? -le recriminé.
-Sólo déjame en paz. -sacó la llave del contacto y bajó del auto. Alcé la mirada captando el enorme anuncio que decía "Supermercado"- ¿Te piensas quedar ahí sentada toda la vida?
Abrió la puerta de repente asustándome. ¿Quién mierda lo entiende?
-Al parecer, nadie. -me dijo dándome a entender que pensé en voz alta, caminó sin detenerse a mirar si iba detrás de el.
Intenté igualarle el paso pero cada que iba a alcanzarlo, aceleraba un poco más. Entramos al supermercado, sacó una pequeña nota y se dispuso a buscar los productos que se encontraban anotados.
Después de seguirlo aburridamente como un perro, se giró hacia mi tomándome por sorpresa al estrecharme entre sus brazos y plantar un beso en mis labios. Sonreí al final del beso, pero esta se esfumó al mirar la rabia aún en sus ojos. Entonces ¿por qué demonios me agarraba así tan derrepente? El ya no me miraba, miraba a mis espaldas.
-Eh, hola. -escuché un carraspeo detrás de mi. Giré curiosa, los brazos cubiertos de Daniel se instalaron en mi cintura, miré a la persona más inesperada en estos momentos mirarme con tristeza.
-Kevin. -suspiré.
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¡El amor no existe!
RomanceElla no creía en el amor, el pensaba que era una de las cosas más maravillosas y dolorosas del mundo, ¿podrá él cambiar de parecer o... ella aprenderá lo que es el amor de verdad?