"No otra vez..."

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-¿Por qué haz hecho eso? -murmuré nerviosa una vez que metimos todas las bolsas en el maletero y nos adentramos en el coche- ¿no era que estabas enojado conmigo?

Silencio. El sólo continuaba conduciendo, mirándo firmemente la carretera y apretando sus manos contra el volante. Me rendí. No continuaría rogandole.

Cuando llegamos él abrió el maletero y fuimos sacando las bolsas del mandado. Tomé la llave de mis bolsillos y abrí la puerta de la entrada dejándo a Daniel aún tomando bolsas y más bolsas.

Dejé todo en la barra de la cocina y caminé por el pasillo directo a las escaleras. Miré a Daniel cargando el mundo de bolsas, tratando de ignorar su presencia, subí cada escalón en dirección a mi habitación.

Al entrar a mi habitación pensé en todo. Todo respecto a Kevin, todo respecto a Daniel, todo respecto a mi vida. Todo respecto a mi sueño. ¿Cómo es que mis mejores amigas por 17 años en realidad fueran las personas que me odian con su vida? ¿cómo es que el chico que llegué a odiar en unas cuantas semanas ahora provoque sentimientos en mi? ¿cómo es que mi vida cambio tan repentinamente?

Necesito un balón y una canasta.

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Disfruto del agradable viento fresco que hay en el, sorprendentemente, desierto parque. Es demasiado bonito como para estar completamente solo.

Tomó la caja y sacó el balón nuevo que acabo de comprar. En toda mi vida no he tocado un balón de basquet en esta vida al parecer, aspiré el olor de la pelota nueva cautivando cada uno de mis sentidos. Esto es vida.

Lo boté un poco e hice unas cuantas jugadas antiguas. Reí al recordar la apuesta con aquella molesta chica a la cual le gané su celular.

Paré en seco. El balón siguió botando, miré los autos completamente parados en la calle, una pequeña ave detenida a la mitad de su vuelo. Y de un momento a otro la pelota quedó suspendida en el aire.

Estoy olvidando las cosas; todos mis recuerdos de mi vida en aquel coma se están borrando. Mi visión se volvió borrosa y caí al concreto de rodillas. El golpe, a pesar de escucharlo lejano, hizo que las cosas volvieran a la normalidad, todo se movía excepto por mi. Respiré agitadamente, sentí un ligero ardor en mi espalda. Todo se volvió negro.

"No otra vez."

¡El amor no existe!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora