☾31☽ Esperado momento

4.2K 276 25
                                    

Julen durmió hasta bien pasado el mediodía, pero no era un problema considerando que el viaje ya llevaba unas diez horas y aún parecía faltar mas, aunque cuando él despertó se froto un poco la cara antes de decidirse despertar del todo y confirmar que en realidad ya habíamos arribado.

—Llegamos —dijo volteando a verme con una sonrisa antes de ver el reloj y notar que el vuelo en total había durado unas trece horas.

Inclinándome a ver realmente curiosa y ansiosa, no pude evitar sonreír al reconocer lo que sobrevolábamos.

—¿Estamos en Japón? —pregunte casi sin creerlo mirándolo con emoción contenida.

—Exacto —confirmó guiñando un ojo—. Compre un gran terreno, tenemos una playa privada y una gran casa con mucha seguridad para que nadie nos moleste, ademas es una isla solo para nosotros.

—¿¡Compraste una isla!? —mire por la ventanilla y después a él boquiabierta.

—Media isla, es lo que me permitieron —rodó los ojos—. Sé que amas Japón, así que decidí comprar algo acá para ambos, que podamos usar cuando queramos e incluso quedarnos un tiempo, incluso permanecer cuando es temporada de lluvias e ir en cielo nublado a Tokio con mi avión y volver el mismo día —informo las distintas actividades mientras me quedaba pasmada—. ¿Te gusta? —pregunto agarrando un mechón que puso detrás de mi oreja.

—¡Claro que me encanta! Amo Japón y... y... ¡esto es hermoso! —mire ilusionada sintiendo una suave cosquilla en mi estomago al empezar a bajar.

—Me alegra porque es tuya, feliz casamiento —dijo satisfecho consigo mismo.

—¿Me la estas regalando? —inquirí casi horrorizada a sabiendas de que seguro estaría desmayada si fuera humana.

—Un regalo de bodas —dijo moviendo un hombro, como si le restara algo de importancia para que yo pudiera procesar todo.

—Re-Regalo de bodas... —murmure viendo una pista de aterrizaje entre un bosque detrás de una enorme casa blanca frente a la gran playa de arena blanca y agua cristalina—. Es hermoso... —volví a decir sintiendo una mano de Julen acariciar mi espalda, para después agarrar mi mano y hacernos bajar del avión una vez que aterrizo.

—Por acá —indico empezando a andar, a lo que caminamos por un camino de tierra, entre los arboles, marcado por una cerca de postes y sogas.

Cuando no faltaba mucho para llegar a la casa, él se saco los zapatos y las medias para caminar en la arena, así que hice lo mismo quitándome los tacos para no hundirme en esta. Ya así, anduvimos un poco en la arena caliente por el sol y entramos en la veraniega y casa casa dejando los zapatos en la entrada. Julen sonrió de forma tranquila y, aún agarrados de las manos, subimos y entramos al que seria nuestra habitación, la cual tenias varias ventanas, unos muebles de madera con paredes blancas con relieve como burbujas bajo la pintura. Era raro pero lindo.

Poseía un gran ventanal con un balcón que daba directo al mar, el cual llamo de inmediato mi atención e hizo que saliera para admirar con una suave sonrisa todo el paisaje, el cual muy luminoso por el choque de los rayos del sol con lo blanco de la casa y la arena. Mi foco de atención se desvió cuando Julen me abrazo por atrás deslizando sus manos por mis caderas, a lo que cerré los ojos unos momentos disfrutando de una brisa repentina, y después los abrí tratando de calmarme y relajarme al saber lo que venía.

La ansiedad y el deseo me invadió.

Él apoyó su cara en mi cabeza e inspiró el dulce olor de un vampiro para después lentamente ir bajando sus manos pasando el borde de mi vestido y, con eso, las fue subiendo llevándose la tela hacia arriba en el proceso. Me apoye ligeramente en él y gire mi rostro para un costado encontrándome con su rostro al moverse para generar el encuentro de nuestros labios. Sus manos acariciaron mi bajo vientre y suavemente paso sus dedos por debajo del elástico de mis bragas sintiendo las delicadas primeras cosquillas en mi entrepierna, lo cual hizo que estuviera algo cohibida cuando separamos nuestras bocas. Susurrando un "te amo", él me tomo entre sus brazos y me llevó dentro cerrando un poco el ventanal y depositándome en la cama.

𝐒𝐈𝐍 𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀𝐑𝐋𝐎, 𝐔𝐍𝐀 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐀 𝐂𝐔𝐋𝐋𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora