☾05☽ Control y descontrol

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Era la medianoche así que no era de extrañar que no hubiera nadie en la carretera, tal vez no mucha gente de Forks iba a Port Angeles a estas horas, pero no había visto ni un solo auto, lo cual me parecía extraño, ¿acaso las parejas de jóvenes enamorados no hacían nada?

Mientras miraba por el vidrio fui saliendo de a poco de mis pensamientos, porque cada vez mas todo el panorama me era familiar, aunque no entendía el por que de ello, pero con el avance del Jeep las imágenes fueron viniendo a mi como recuerdos lejanos, como un sueño que me costaba recordar. De repente me senté derecha en el asiento, sobresaltando un poco a Emmett, y fui mirando el costado de la carretera con mas atención hasta que lo vi, vi el lugar donde él me había disparado. Me saque los anteojos con un leve movimiento de cabeza para comprobarlo, como si estos me hicieran ver cosas que en realidad no, pero ya lo habíamos pasado el punto.

—Detén el auto —le dije a Emmett y él me miro sin comprender—. ¡Que lo pares! —dije algo desesperada amagando a mirarlo, pero él algo sobresaltado se detuvo a un costado y antes de que pudiera detener el auto yo salí de este.

—¿Que pasa? —pregunto Jasper siendo el primero de ellos en bajarse para verme.

—A-ahí él... —empece a decir calculando la distancia del lugar a medio kilómetro de mi posición.

Ellos miraron y vi en sus miradas que entendían lo que quería decir porque, según tenía entendido, todos ellos habían estado en la noche que me encontraron.

—¡Espera! —escuche gritar a Alice, pero ya había echado a correr.

Apenas llegue me tire al suelo y vi una gran mancha oscura, así que algo lenta puse una mano sobre ella notando que parecía sellada en la tierra. No lo podía creer, era mi sangre seca absorbida por el suelo lo que estaba examinando con mi aumentado tacto. Sin notarlo, al principio, me comencé a desesperar, la ansiedad había llegado a su punto máximo y casi me costaba creer ahí había estado yo, el ultimo atisbo de mortalidad había acabado ahí junto él, donde me había disparado y me había dado por muerta, ahí fue donde él... me dejo morir. Por lo que entendía no era normal que los vampiros temblaran, pero yo lo estaba haciendo, no sabia si era por los nervios y el pánico que me carcomían por dentro, o era la adrenalina que sentía al recordar y ver todo esto. Para mi era una mezcla de todo. Parecía irreal, yo ahora debía de estar muerta, no debería estar viendo esto, no debería estar tocando mi sangre seca, pero por alguna razón Dios, el destino o lo que fuera me había dado otra oportunidad, me había entregado a los Cullen para que me dieran vida. Ellos me habían hecho renacer para enmendar los errores que cometí cuando humana, saldar las cuentas que tenia y así poder ser feliz, tener la paz que ahora tanto quería.

Escuchaba ruidos a mi alrededor y gente hablando, supuse que eran los chicos aunque me sentía incapaz de mirar, mi cuerpo estaba petrificado ahí mientras mi mente era la que corría. De repente alguien agarró mi cara y me hizo mirarlo, este era Carlisle que me observaba preocupado. Una vez que lo vi salí de mis pensamientos tomando conciencia de mi alrededor, y como un acto reflejo me senté derecha en el suelo, agarre sus manos y las aleje de mi rostro, pero aun así las sostenía.

—Vinimos lo mas rápido que pudimos. ¿Estas bien? ¿Que pasa? —sus ojos dorados mostraban un poco de todo lo que sucedía en su interior, como un padre dulce y amable que no sabe que hacer cuando han lastimado a un hijo—. ¿Estas lastimada en alguna parte?

Yo cerré los ojos unos segundos y negué levemente con una sonrisa para inspirar.

—No, no lo estoy. Estoy bien —conteste soltando el aire que estaba conteniendo para darme cuenta de algo—. ¿Que hacen aquí? —arrugue un poco la frente, él no había venido con nosotros.

𝐒𝐈𝐍 𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀𝐑𝐋𝐎, 𝐔𝐍𝐀 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐀 𝐂𝐔𝐋𝐋𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora