☾04☽ Salida con hermanos

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Cuando termine de bañarme volví a mi habitación en donde me puse unos jeans, una remera manga corta blanca y un saco negro con unas zapatillas del mismo color. Antes de salir agarre unos anteojos sol que si o si tenía que usar ya que mi color ahora era como la mezcla de de vino blanco y un poco de vino tinto, un color ámbar con algunos destellos rosados.

Baje suspirando con pasos lentos a la planta baja, no era que me emocionaba salir, tampoco me disgustaba, pero si me hacían ir a algún lugar me iba a molestar, lo que menos quería era estar rodeada de gente a la que posiblemente podría llegar desear matar. Al llegar al nivel cero, me gire a la derecha donde estaba la sala de estar con todos sentados haciendo diferentes actividades que no pude ver, ya que Alice hizo un puchero, que capto toda mi atención, al verme. De seguro esperaba que me pusiera algunos de los conjuntos que ella me armaba, lo cual no iba a suceder porque con suerte habían logrado que saliera de mi habitación, así que no iba a arreglarme para algo que no tenía demasiadas ganas de hacer. Después mire a Carlisle y Esme que tenían dificultades para ocultar su preocupación y tristeza, aunque al verlos me sonrieron ocultando lo que les pasaba. Emmett, Rosalie, Jasper y Alice se levantaron y los seguí hasta el garaje sin la necesidad de decir nada. El mas grande de los vampiros se subió al asiento del conductor del su Jeep, mientras Alice y Jasper se subían a la parte posterior en donde yo estaba amagando a subirme cuando Rosalie me detuvo.

—¿Por que no vas adelante? —pregunto amable y la mire confundida—. ¿No quieres?

Yo moví mis hombros y ella entendió que no me importaba, pero aún así se sentó atrás para que yo fuera al frente. Me puse los anteojos y me subí la capucha negra que ocultaba muy bien mi rostro al tiempo que Emmett salia del garaje para emprender camino viendo como Esme y Carlisle miraban por la puerta como nos íbamos. Los seguí con la vista hasta que los pasamos y una vez que nos subimos a la carretera apoye mi cabeza en el vidrio para ver el bosque perdiéndome en mis pensamientos. Era como estar allí, pero al mismo tiempo no, porque cuando volvía a la realidad estábamos en un lugar diferente de la carretera.

—¿A donde vamos? —se me ocurrió preguntar para que el silencio incomodo que reinaba en el Jeep se aligerara.

—A Port Angeles —dijo Alice con una sonrisa algo tiesa.

—¿Que van a hacer?

—Vamos a pasear, cuando lleguemos ya va a ser casi de noche así que podremos caminar por las bahías, ver una película o incluso comprar libros —contestó ella esperando que eso me alegrara un poco mientras aclaraba en el principio de la frase que yo estaba incluida en los planes, lo cual era obvio, solo íbamos ahí por mi.

—Supongo que esta bien... —conteste y me separe del vidrio apoyando mi cabeza en el asiento.

Una vez que llegamos, Emmett estaciono en una de las calles que estaban junto a la bahía y los cinco bajamos. El viento me pego en la cara acompañado de la humedad y el olor a mar, me quede unos segundo mirando hacia el horizonte donde las olas eran mas calmas y después me volví hacia ellos. Cada uno agarró la mano de su pareja y yo metí las mías en los bolsillos de mi saco. Caminamos por las animadas calles del centro entre el ruido de los murmullos y las campanillas de las puertas de los negocios cuando alguien las abría. Debía admitir que entre el movimiento de la gente y los autos había logrado distraerme, e incluso una pequeña sonrisa había aparecido en mi rostro mientras caminaba. Con el sonido de una campana note que unos negocios mas adelante había una librería, así que me adelante sin considerar al resto y subí los cinco escalones que me llevarían a esta. Entre y mire a mi alrededor la acogedora tienda con altos estantes pegados en cada pared.

—Buenas noches —saludo la anciana detrás del mostrador con una amable sonrisa—. ¿Esta buscando algo en especifico? —inquirió, a lo que yo negué—. De acuerdo. Cualquier duda pregunte —y volvió a ponerse los antejos de lectura para pasar las hojas de un viejo libro grande con tapa de cuero.

𝐒𝐈𝐍 𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀𝐑𝐋𝐎, 𝐔𝐍𝐀 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐀 𝐂𝐔𝐋𝐋𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora