Al día siguiente, cuando el crepúsculo se acerco, Alice me arrastro hasta su auto deportivo amarillo con Edward, que se convirtió en el encargado de cargar las bolsas, para emprender el viaje de compras a Seattle. No tardamos casi nada en llegar, pero para ese tiempo el cielo ya estaba casi oscuro entre los tonos azules y anaranjados, así que bajamos tranquilos de que nuestra piel no brillaría y caminamos a un centro comercial con una gran plaza al aire libre de suelo de roca. Avanzamos con las miradas de varias personas en nosotros, lo cual era incomodo y normal ya que cada vez que salíamos a un lugar concurrido siempre nos observaban por nuestra apariencia atrayente, y entramos al lugar atestado de gente mientras escuchaba a mi lado el pesado suspirar de Edward.
Si a mi no me gustaba comprar me imaginaba que a él menos ya que tenía que vernos para después tomar la tarea de cargar con lo que nosotras, Alice, consumiríamos.
—¡Vamos a esa tienda de vestidos! —señalo mi hermana a un lado—. Es mi favorita y hay unos que te van a quedar espectaculares —aseguro con una sonrisa volteando a verme con una gran sonrisa unos segundos.
«Mierda», pensé sabiendo con seguridad que por la cabeza de Edward pasaba la misma palabra, y no por que la oyera de mi.
Al entrar, lo primero que hizo Alice fue probarme un vestido gris claro de lino fino, un poco mas arriba de la rodilla con unas cortas manguitas y con la espalda descubierta hasta donde empezaba la curva de mi cintura. Sin pelear me lo coloque, porque era inútil a este punto, y salí del cubículo de prueba para que Alice diera su veredicto.
—¡Te queda perfecto! Definitivamente lo llevamos —indico y la mujer de la tienda, que ya pareciera conocer a la entusiasta compradora, asintió y lo anoto en un papel mientras llevaba a Alice a mostrarle otros vestidos que podrían quedarme bien.
Pidiendo paciencia a los cielos, pase una mano por mi cara asumiendo que iba a ser una tarde y noche larga.
Después de eso, me coloque tres vestidos mas, de los cuales solo compro dos, antes de salir de la tienda para recorrer otros locales antes de pasar a los zapatos y chaquetas. Finalmente, saliendo con tres camperas mas para mi armario, Alice amaga a llevarme a una tienda de diseñador, a lo cual de inmediato me detengo.
—No vamos a gastar dinero en ropa de marca, seria un desperdicio, hay cosas lindas en tiendas normales que no son caras. Es lo mismo, lo único que lo hace importante es el nombre —dije algo molesta viendo como mi hermana torcía la boca antes de hacer un puchero.
—Solo una prenda, por favor —pidió con mirada de cachorro sosteniéndome la mirada.
Nos quedamos viendo a los ojos para ver quien cedía primero pero, en el momento en que puse los ojos en blanco y bufé, Alice me agarro de la mano y empezó a tirar de mi persona.
—¡Vamos!
Mire a Edward en busca de ayuda, pero con la mirada dijo que no podía hacer nada, ademas, estaba hasta la cabeza con bolsas y cajas de zapatos, por lo que no me quedo nada mas que entrar al lugar. Lo primero que note era a la gente del local lucir prendas iguales de gran calidad y sonrisas falsas que regalaban a cada cliente para que continuaran comprando.
—¡Alice! —una chica de unos veinte años se acerco y sonrío con gran alegría, o al menos eso fingia—. A pasado mucho tiempo querida, ¿de compras otra vez?
—Si, pero esta vez no para mi, sino para mi hermanita —dijo poniendo una mano en mi hombro, a lo que la empleada me mira.
—¡Nunca la habías traído! ¡Es tan linda! —festejo agrandando la mueca en sus labios mientras yo la miraba algo incomoda, ¿tenía que hablar tan alto?
ESTÁS LEYENDO
𝐒𝐈𝐍 𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀𝐑𝐋𝐎, 𝐔𝐍𝐀 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐀 𝐂𝐔𝐋𝐋𝐄𝐍
Fiksi PenggemarPor culpa de otros tuvo que dejar a la persona que amaba, las cosas no se entendieron y terminaron mal. Ellos la encontraron y la hicieron su familia. Esta es la historia de Karo, que sin esperarlo, se hizo una Cullen más.