☾10☽ Después de todo el tiempo

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Cuatro años después

Ya me había aguantado por demasiado tiempo y no lo soportaba mas. Unos malditos cuatro años en donde trate de tener una vida "normal" de vampiro entre humanos en los que estudie, me relacione e hice amistad con buena gente que sabía que en algún momento debía dejar de ver por mi obvio no envejecimiento. Pero eso no era lo que me importaba, yo quería ir a Seattle, no, necesita ir y ver que pasaba con Julen, que era de su vida, como se encontraba o si siquiera continuaba en la fas de la tierra luego de casi matarme.

Aún así, había algo que me lo impedía.

Muy en el fondo sabia que era, lo que no me dejaba hacerlo, pero no quería pensar en profundidad en ello aunque mi mente se encargaba de la tortura silenciosa.

Salí de mis divagaciones cuando tocaron la puerta de mi habitación, así que con mi mente la abrí dejando ver la figura de Edward con cara de gran enfado. Amague a retroceder un poco en mi diván, pero no lo hice para no cambiar la posición.

—Vamos —dijo totalmente seco y serio.

Mire sus ojos como un cachorro al que le estaba imponiendo hacer algo que no deseaba y luego voltee el rostro bajando apenas la cabeza. Él se acerco y me agarró el brazo levantándome sin demasiado cuidado. Parado frente a mi me sacudió el polvo de cinco días que se había acumulado y abrió mi armario para sacar un jean, unas zapatillas, una remera y una campera. Tiro las prendas sobre el diván y me arrastro fuera de mi fortaleza para, prácticamente, tirarme al interior del baño.

—Date una ducha, cámbiate y nos vamos a Seattle —sentencio y cerro la puerta.

Mire el blanco y brillante piso de baldosas unos segundo e hice lo que me dijo.

Largos minutos después me envolví en la toalla y salí mirando a mi alrededor para ir trotando a mi habitación y ponerme de mala gana la ropa que me dejo. Al bajar todos me miraron y yo evite sus miradas para ir directo al garaje donde Edward me esperaba con el auto en marcha. Tenia un rostro duro, era raro verlo enojado y cuando lo estaba era mejor no discutir con él, así que me senté a su lado en silencio, aunque tampoco estaba muy habladora.

El hecho de que fuera de noche no perjudicaba la vista de Edward y eso era bueno porque podía manejar a alta velocidad sin la posibilidad de un accidente, ademas de que permitía llegar rápido a nuestro destino. A medida que viajábamos, algo se revolvió en mi interior. Estaba muy ansiosa, quería llegar lo antes posible y empezar a buscarlo, pero sabia que cuando lo encontrara no querría separarme de él y no sabría como controlarme.

Al llegar a Seattle, Edward condujo a la zona de todos los edificios de comercio y empresas mas importantes. Todos estos eran muy elegantes, con alfombras en las entradas, mármol como paredes, luces y gente con traje en las entradas recibiendo y despidiendo a la gente que entraba y salia por las puertas automáticas de metal brillante y limpio. Todo de mucha clase y, por supuesto, costoso. Edward se detuvo frente a un edificio y un hombre de traje se paro cerca del vehículo, espero a que ambos nos bajáramos y tendió la mano, a lo que mi hermano le dio la llave dejando que esta persona se subiera y lo llevara al estacionamiento privado.

—¿Que hacemos acá? —pregunte siguiéndolo a la entrada mientras miraba a mi alrededor tratando de ubicar algún cartel con el nombre.

Edward no me respondió y un hombre inclinó la cabeza cuando pasamos mientras nos abría la puerta. La recepcionista era una pelirroja vestida con una camisa, una pollera tubo gris y unos tacones, era un estilo muy profesional y común, pero su persona no evito que me diera rápidamente cuenta de que el vampiro a mi lado iba vestido de traje al igual que todos en ese lugar. Baje la vista a mi persona y confirme que yo era la única mal vestida que desentonaba en todo sentido con ese aire lujoso.

𝐒𝐈𝐍 𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀𝐑𝐋𝐎, 𝐔𝐍𝐀 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐀 𝐂𝐔𝐋𝐋𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora