Diecinueve

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Narra Daniel:

Mi mano apoyada contra el cristal de la ducha.

Mi respiración contra su cuello.

Sus piernas alrededor de mi cintura.

Escuchar mi nombre contra mi odio.

El agua de lluvia chocando mi espalda.

Sin duda esta era la mejor forma de despertar, pero aún más certero era que esta mujer que tenía pegada a mi cuerpo me estaba volviendo loco, y eso podía ser algo muy bueno o muy malo.

Salimos de la ducha no sin antes darnos un gran beso para darle un cierre a lo que acababa de pasar allí dentro, para posteriormente comenzarnos a secar ambos y dirigirnos a la habitación en busca de nuestra ropa.

Saqué un bóxer limpio del cajón de mi cómoda mientras que veo como ella renegaba al ver su braga rota producto de lo que había pasado anoche.

Ante eso solté una leve risita para llevarme una mirada amenazante por parte de ella, por lo que me dispuse a hablar para alivianar la situación, aunque no podía dejar pasar este momento y hacer una de las mías.

Te compraré una nueva  dije sacándosela de las manos.

Eso es lo de menos, lo importante es que ahora tendré que ir prácticamente en bolas hasta el hotel  respondió negando con la cabeza.

− No sabes que, mejor te compraré varias, ya que esta, no será la primera que romperé  completé mostrándole la bombacha, haciéndola ruborizar por completo.

 Sos imposible Ricciardo  dijo frustrada al mismo tiempo que sonreía.

Pero aún así te gusto  contra ataqué.

 ¿Ah si? Y ¿Cómo estas tan seguro de eso?  indagó enarcando una ceja

− Porque se...  hablé a medida que me acercaba para tomar su mentón con una mano.

− Que te tiemblan las piernas cuando estoy al lado tuyo  

Completé para atrapar su labio inferior con mis dientes y acto seguido tirar de ellos para dejarla así, sin la posibilidad de que me siga el juego.

Me dirigí al armario para buscar mi ropa, mientras veía por el espejo que ella aún se encontraba en el mismo lugar pensativa, por lo que sonreí inconscientemente.

¿Qué me estás haciendo Camille?

Te está enamorando.

Me respondió mi conciencia, por lo que enfoqué nuevamente mi mirada perdida en el espejo para verla agachada buscando su vestido en el piso, se veía jodidamente bien.

En ese momento una idea loca y precipitada se formó en mi mente, era tan descabellada que no sabía de que forma plantearla.

Ella me hacía actuar así, por medio de mi instinto, haciendo que no pensara las cosas demasiado, y eso reitero, podía ser algo muy bueno o algo muy malo.

Estoy lista 

La escuché hablar desde la habitación, lo que hizo que yo saliera del vestidor a medio vestir con el torso descubierto, haciendo que sus ojos recorrieran toda mi figura.

− ¿Te gusta lo que ves?  dije divertido, mientras ella se ruborizaba nuevamente.

− Si , aunque me gustaba más la vista que tenía hace un rato en la ducha − completó hablando sobre mi oído.

Deja vú | Pierre GaslyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora