Página cinco

2.1K 125 92
                                    

Domingo 12 de Septiembre, Italia.

Circuito de Monza.

Narra Camille:

Estuvimos un largo rato con Lando charlando acostados en la camilla de aquella sala de emergencias. Mis pensamientos se habían perdido en la forma en la que me miraba, y en aquellas caricias que venían acompañadas de todo el amor que jamás había sentido, hasta que le pedí que era hora de que todos pasaran para terminar con esa espera.

Lando se asomó por la puerta y les dio el permiso para que ingresaran, solo con la condición de que lo hicieran de forma calmada, mientras que yo lo miraba desde mi posición acostada derritiéndome de amor.

Uno a uno fueron entrando, algunos se acercaron a saludarme y otros, como Daniel, prefirieron quedarse un tanto más alejados observando desde lejos que sucedía, lo cual agradecí debido a que también necesitaba mi espacio, ya que me sentía bastante abrumada por todo lo que había ocurrido en tan solo un par de horas..

En eso siento como mi novio... que lindo se sentía decir la palabra novio, comienza a pelear con vaya a saber quien.

No vos no podes estar acá

Esbozó mientras que yo no podía alcanzar a ver, debido que tenía a Charles y Carla justo al lado mío tapándome la visión.

Pero en lo que sí me pude concentrar, fue en el ruidito de unas uñas tomando contacto con el piso, siendo eso musicoterapia para mis oídos.

Lo próximo que sentí fue como dos patitas se subieron a un lado de la camilla, para acto seguido dejarme ver una carita super peluda que me miraba sacando la lengua, al mismo tiempo que movía su cola de felicidad.

Hola bonita

Le dije para luego sentir como la perra colocaba su patita sobre mi mano en la que tenía conectada el suero.

–¿Qué hace este animal acá? –Dijo Max con un semblante serio.

Hay que sacarla –Agregó Charlie.

Y esas fueron las palabras justas para que ella se subiera arriba de la camilla, y desde allí pegara un montón de vueltas hasta que encontrara la posición que buscaba, la cual era con su cabeza apoyada justo sobre mi abdomen.

¿Estas cómoda?

Pregunté mientras que con mi otra mano la acariciaba y ella me respondía con una especie de quejido que salía de su boca.

Voy a aceptar eso como un sí

¿Cómo estas amiga?, ¿Qué pasó?

Preguntó una Carla muy preocupada, mientras se sentaba a un lado mío tratando de quitar la atención del animal, lo cual agradecí ya que amaba a los perros y tendrían que pasar sobre mi cadáver para quitármela.

Nos preocupamos mucho Lele –agregó mi monegasco favorito.

Estoy en mi mejor momento – respondí con una sonrisa.

¿Estas enferma?

Habló Daniel apoyado contra la pared, con la cara de preocupación que jamás le vi en todo el tiempo que lo conocí.

Yo negué con la cabeza en forma de respuesta mientras intentaba buscar una mejor posición incorporándome para poder ver a todos.

Lando se acercó y me ayudó acomodando las almohadas detrás de mi espalda para poder quedar sentada, mientras que sentía los gruñidos de mi compañía perruna, quien al parecer estaba enfadada ya que la habíamos cambiado de su posición.

Deja vú | Pierre GaslyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora