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Jueves 5 de Agosto de 2021, Woking.
Narra Lando:
Nuestras bocas poco a poco iban separándose aunque el deseo de continuar seguía ahí present, en el latido de nuestros corazones y en el sube y baja de nuestros pechos acoplados.
Estaba negado a abrir los ojos, porque como tantas otras veces, cada vez que los abría ella no estaba ahí, desvaneciéndose su figura en un simple sueño.
El parpadeo de mis ojos y su consecuente apertura me dio la mejor vista de su carita completamente adornada por esa curva en las que tantas veces había chocado, su sonrisa.
Me permití contemplarla al mismo tiempo que ella me contemplaba a mí, siendo esa la mejor charla que alguna vez haya tenido con alguien, en donde las palabras no hicieron falta.
Acaricié su rostro con mis dedos pulgares y pude sentir todo aquello que me decía que esto no era un jodido sueño.
La suavidad de su piel
La humedad de sus labios
El calor de su respiración chocando con mi rostro
Su embriagador perfume a jazmines.
Deposité un beso fugaz al mismo tiempo que sentía que mi cuerpo iba a explotar de la energía.
−Fuguémonos amor− solté sin pensarlo mientras ella me miraba sorprendida.
−¿Qué acabas de decir? − preguntó con una leve sonrisa.
−Que me quiero fugar con vos
Repetí omitiendo la parte importante, pero era más que obvio que ella no lo iba a dejar pasar.
−¿Y que mas?−habló sobre mis labios al mismo tiempo que bajaba la vista hacia ellos y reía disfrutando de verme sufrir.
Por mi parte la cargué haciendo que sus pies se despegaran del suelo, mientras que sus piernas se enredaron en mi cintura, para acto seguido empezar a girar sobre mis talones acompañado de la mejor música que eran nuestras risas.
Cuando no pude girar más, la dejé apoyada sobre el mármol de la mesada y aún sin despegar mis brazos de su cintura hablé.
−Esa palabra se me escapó− respondí mientras sentí que mis mejillas ardían.
−¿Qué palabra?−Volvió a cuestionar y sabía que lo seguiría haciendo hasta que yo diera el brazo a torcer.
−Amor, te dije amor− Y ahora era yo quien hablaba sobre sus labios.
−Qué bien se siente esa palabra viniendo de vos−soltó para luego ser ella la que unía nuestros labios.
