Veinticinco

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Narra Daniel:

El sonido de la alarma proveniente de mi celular que se encontraba apoyado en la mesita de luz me despertó del mejor descanso de mi vida, por lo que le di un gran golpe con mi mano derecha apagándolo.

Giré nuevamente mi cuerpo a la posición en la que estaba para encontrarme con la espalda de Camille, o  más precisamente con su cuello desnudo producto de que se había recogido el pelo en un rodete que estaba bastante despeinado.

No me resistí y me acerqué para dejar un beso en su nuca, haciendo que levemente su espalda se arqueara ante el contacto, pero aún así ella no se despertaba.

Y después soy yo el del sueño pesado− pensé para mis adentros al mismo tiempo que se formaba una sonrisa en mi rostro.

Continué dando besos desde su cuello hasta llegar a su hombro derecho, al mismo tiempo que acariciaba su abdomen con la yema de los dedos en un contacto ínfimo como había descubierto que le gustaba.

Su cuerpo se empezó a retorcer al mismo tiempo que notaba como levemente iba abriendo los ojos, para acto seguido girar un poquito la cabeza en mi dirección.

Sus ojitos adormilados se iluminaban con ternura producto de la sonrisita que se había formado en su rostro, en tanto mi mano derecha la ayuda a darse vuelta, para quedar ambos frente a frente, al mismo tiempo que la pegaba más a mi cuerpo ejerciendo fuerza en su espalda.

Ella unió sus labios con los míos en un corto y ruidoso beso para luego separase e inspeccionar todo mi rostro con sus ojos, y a los segundos hablar con la voz más sexi que alguna vez había escuchado por la mañana.

No me molestaría despertarme así todos los días− dijo uniendo nuevamente nuestras bocas.

Esto es para que te vayas acostumbrando

Respondí al mismo tiempo que mis dedos recorrían toda su columna hasta llegar nuevamente a su cuello ida y vuelta.

¿Ah si? ¿Y cuál es el plan? − preguntó enmarcando una ceja.

Aun no lo sé, pero lo único certero es que vos estas en ellos −completé pasando a  ser yo quien atacaba su labio superior en un beso mas subido de tono.

Mi mano pasó de su espalda hasta llegar a su pierna, la cual  atraje hacia mi cuerpo quedando esta por encima rodeándolo, mientras que ella me sujetaba firmemente el rostro profundizando mas el beso.

Estuvimos así unos minutos hasta que ella rompió el contacto para tratar de frenar lo que nuestros cuerpos pedían a gritos que pasara.

Danny, es día de carrera, tenes que prepararte  − habló seriamente.

No quiero, me quiero quedar así

Respondí como nene chiquito mientras hundía mi rostro contra su pecho, en tanto ella me pegaba aún más con ambas manos, al mismo tiempo que sentía como se le formaba una sonrisa en su rostro.

Vamos arriba, y no se discute más

Esbozó apartándose de mí, para luego destaparme bruscamente y darme una palmada en mi trasero lo cual me hizo reír para luego mirarla con cara picara.

Ahora es mi turno, así que más vale que corras

Mierda!

Maldijo para empezar a correr por la habitación divertida al mismo tiempo que no paraba de reír.

Luego de unos segundos de corretear por arriba de la cama y por el resto de la habitación, la tomé por las piernas para cargarla sobre mi hombro izquierdo, quedando así todo su trasero a la vista, y lamentablemente no me resistí en darle una palmada haciendo que ella chillara y todo en mi se encendiera.

Deja vú | Pierre GaslyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora