10.

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— Yo Natasha te prometo ser fiel ahora y siempre, estar contigo en la salud y en la enfermedad, quererte y amarte día  a día, ser una buena esposa para ti...

Natasha suspiró el sentir un suave apretón por parte de Steve quien sujetaba sus manos con devoción, ambos temblaban de nervios ante la mirada de sus invitados.

— Hasta que la muerte nos separe.

Natasha colocó la argolla de matrimonio en el dedo de Steve.

— Yo Steve Rogers prometo serte fiel, estar contigo en la salud y en la enfemedad, amarte día a día, hasta que la muerte nos separe — después de colocar la argolla en el dedo de Natasha besó su muñeca haciéndola sonreír.
— ¿Hay alguien que se rehuse a esta unión? Que hable ahora o calle para siempre.

El sacerdote al ver que nadie se oponía, aclaró su garganta.

— Sin más que agregar, los declaro marido y mujer, puede besar a la novia.

Steve abrazó a su esposa oara besarla como tanto lo había ansiado, mientras los presentes celebraban tal unión ellos se dedicaban a mirarse fijamente; era un hecho, eran marido y mujer.

Después de salir de la iglesia se dirigieron a la casa de los Romanoff la cual estaba impecable para tal celebración, cientos de rosas blancas decoraban el jardin, los sirvientes iban de un lado a otro con comida y bebidas para sus invitados; Yelena saludaba a sus familiares y amistades junto con sus padres quienes se sentían orgullosos de tal momento, mientras que Natasha y Steve bailaban juntos en la pista de baile.

— No soy aficionado de tanta gente,  pero el tenerte en mis brazos es mi mejor recompensa — Steve estaba maravillado de lo hermosa que se encontraba en ese momento su esposa, suspiró enamorado al verla de blanco cómo un ángel, sus rizos rubios caian delicados y su sonrisa se hinchaba cada vez más —  me haces muy feliz Natasha.

Natasha se ruborizó al escuchar aquellas palabras de su esposo, ella estaba maravillada de aquel vals juntos, se sentía pequeña ante aquel hombre alto y fornido, Steve era guapo y el saber que ahora era suyo la hacía feliz, poco a poco se iban conociendo, pero de lo que estaba segura es que estaba completamente enamorada de él.

La fiesta siguió el resto de la tarde, ambos esposos procuraban estar siempre juntos, recibieron felicitaciones del gobernador y demás gente importante, Natasha se sentía ignorada por sus padres pero aquella tristeza le duraba poco al sentir los brazos protectores de su marido; ahora él era su familia.

— ¿Extrañarás esto?

Steve la hizo salir de sus pensamientos mientras observaban a los Romanoff.

— Extrañare a Yelena y a Clint, mis clases de piano y a Taylor...

Steve acarició la mejilla de Natasha.

— Ellos podrán irte a visitar cuando quieran y tu venir a verlos, haré siempre lo que sea para verte feliz.

— Gracias Steve.

Matt logró escabullirse dentro de la mansión Romanoff, lleno de rabia observó a la pareja de recién casados disfrutar de su boda; ardía su sangre de coraje al ver a su chica en brazos de otro hombre, cuando lo visualizaba podía sentir su arma desde su uniforme arder; tres balas estaban listas esperando perforarle el cráneo. Entró a la habitación de Natasha, olió el dulce aroma de la mujer mientras se escondía en el closet, el bullicio de los invitados poco a poco bajaba, esperaba la hora de poder salir de ahí directo a matar a ambos; ellos no serían felices si él no lo era.

Ɑʍօɾ RҽɑƖ || Romanogers AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora