13. (+18)

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— ¡Steve!

Natasha se incorporó sobre la bañera, se abrazó a si misma cubriendo en vano su desnudez.

Steve como cazador intimidando a su presa se acercó hasta la bañera, se colocó de rodillas a la altura de Natasha quien lo miraba con el ceño fruncido; quería mostrar indiferencia, pero estaba muy nerviosa, al tenerlo ahí con ella en una situación muy comprometedora. Quería besarlo, pero a la vez alejarlo, Steve tomó la iniciativa tomando las mejillas de Natasha con sus manos, sin dejar de mirarla con sus ojos oscurecidos por la excitacion se acercó a estampar sus labios contra los suaves y carnosos labios de su esposa quién le correspondió sin titubear, mordió y besó a su antojo haciendo que el pulso cardíaco de su esposa se disparara.

— Eres hermosa — Steve permitió que ambos tomaran aire, junto su frente con la de Natasha quien se había puesto de rodillas adentro de la bañera quedando frente a él — te quiero.

Natasha cerró los ojos abrumada por aquel momento, podía sentir su cuerpo temblar ante lo desconocido, jamás había estado con un hombre y aquello le hacía perder la cabeza. Ella también quería decirle que lo quería y que lamentaba todo lo sucedido, pero no podía ni hablar al sentir como las manos de Steve bajaban acariciando fugazmente su cuerpo, decidida a entregarse a aquel hombre bueno que a pesar de haber cometido errores, ella lo quería.

— Yo también te quiero Steve.

Natasha lo besó con efusividad soltando un gemido al sentir la mano de Steve llegar a su entrepierna y la otra se encargó de sujetarla, sus pechos se juntaron creando una deliciosa fricción; no les importó la torrencial lluvia que sonaba afuera, ni siquiera que la pijama de Steve comenzara a mojarse a causa del agua de la bañera, sus lenguas se exploraban, sus besos se volvían exigentes y pesados, la bañera comenzaba a estorbarles. La mujer enterró sus uñas en los hombros de su esposo al sentir como él adentraba un par de dedos en su intimidad, gimió con fuerza dejándose llevar por aquella nueva sensación que sacudía su cuerpo, Steve aprovechó besando el cuello de su amada quien había echado la cabeza hacia atrás gimiendo dulcemente, lo estaba llevando al límite y tan sólo se estaban besando.

— Respira Nat — Steve susurró en su oído mientras él tomó una de sus manos para llevarla hasta su entrepierna — quiero que te toques, que descubras lo que te gusta y lo que no — Natasha mordió su labio al penetrarse a si misma con sus dedos a la par que Steve lo hacían, sentía que sus piernas se ablandaban, mordió su labio gimiendo — eso es, así Nat...

Steve disfrutaba de aquel momento, poco a poco Natasha comenzaba a sentirse menos rígida, temblaba en sus brazos mientras se exploraba y Natasha sentía su vientre arder en calor, sus mejillas sonrojadas y sus  labios reclamando los de Steve, decidió romper la barrera que los separaba jalando a Steve con ella hacia la bañera, el hombre sonrió ante la intención de la mujer, se deshizo de su chándal y entró a la bañera sentándose y sin dudarlo la atrajo hacia él acomodando sus piernas al lado de su cadera, suspiró al sentir el suave roce de sus cuerpos, Natasha deseaba más, llevó sus manos hacia el pecho de Steve mientras que él reclamaba sus labios.

— ¡Maldición! — Steve gimió al sentir las pequeñas manos de su esposa tomar su miembro.

—¿Hice algo mal? — Natasha se sintió terriblemente inexperta, soltó el miembro de Steve mirándolo a los ojos — lo siento...

— Shhh.. — Steve la besó y tomando una de sus manos la guió de nuevo a su miembro — ve despacio amor.

Natasha suspiró aliviada, definitivamente tenía mucho que aprender.

— Quiero hacerte mía, mi mujer.

Natasha sonrió llevando sus manos hasta los hombros de Steve quien acomodaba sus rizos detrás de su oreja, podía mirarla toda la noche, se veía hermosa ante él.

Ɑʍօɾ RҽɑƖ || Romanogers AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora