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Natasha y Yelena asistieron a la boda de Taylor y Tom la cual se llevó a cabo en una capilla a las afueras de Londres ya que fue secreta para comodidad del nuevo matrimonio.

- ¡Felicidades Taylor! ¡Me siento tan feliz por ti!

Natasha sonrió ampliamente mientras Taylor agradecía, aquel día lo habia nombrado como el mejor de su vida.

- Estamos tan felices, debo decirte que viviremos cerca de ti, Tom esta emprendiendo un negocio de ganado en la Hacienda que su abuelo le heredó, asi que podremos visitarnos seguido.

- Nada en el mundo me haría tan feliz, nuestros hijos creceran juntos.

Yelena sonreía amable ajena a todo, ella no podía sentir dicha al escucharlas hablar de sus embarazos, pues poco a poco su rencor hacia aquello crecía desde muy dentro de su ser, odiaba el tener la oportunidad de procrear ya que Edmund a pesar de abusar de ella no lograba embarazarla, se estaba hartando de sus tratos, pero luego estaba Laurie quien le hacía el amor con una devoción y cariño que la hacía tan feliz.

-Voy a reconocerte como mi prima, llevarás el apellido, podrás mudarte a la Hacienda, es lo que quizá mi tío hubiera querido, tendrás una mesada y podras formar parte del manejo de la Hacienda y sus cosechas, pero los demás negocios que son míos no quiero que interfieras.

Margaret asintío en silencio, trato de mostrarse serena y atenta pero por dentro seguía sufriendo por el aborto que semanas atrás habia tenido.

- ¿Estas consciente que van a juzgarnos por el incesto?

Steve apretó sus puños, aquello jamás lo dejaría vivir en paz.

- No es necesario que me lo recuerdes Margaret.

- ¿Natasha lo sabe? ¿Se lo has dicho? - Margaret lo retó con la mirada - ¿Cuando vuelve? ¿O se han dejado?

Steve acarició su barbilla impaciente, sabia que lo esperaban en el patio para emprender su viaje a la Ciudad, le urgía tener a su esposa en sus brazos.

- Natasha esta embarazada, por eso está en la Ciudad, creo conveniente que por su salud este cerca de los mejores médicos.

Aquellas palabras para Margaret se sintieron como miles de cuchillas en su cuerpo, trató de mostrarse serena, pero por dentro sentía su sangre hervir, un hijo de Steve era un sueño frustrado para ella.

- ¡Felicidades! - sonrió con cierta hipocresía - lamento ser una carga para tí.

El hombre la miró con cierta melancolía, a pesar de todo no podía sentir rencor.

- No lo eres, espero pronto encuentres un buen marido Peggy, mereces ser feliz.

La mujer asintío.

Natasha salió de su casa hacía al jardín para encontrarse con Steve quién al verla sonrió ampliamente y sin importarle nada fue hasta ella abrazándola y besando sus labios, se impresionaba como con verla todos sus problemas y angustias se desvanecian, suspiró al ver su vientre más grande, su esposa lo guió hacía el interior de su hogar llevándolo a la sala donde habían preparado bocadillos para su llegada.

- ¡Te extrañe! - Steve la dejó recargarse en su hombro mientras Natasha se impregnaba de su perfume y escuchaba su corazón latir - dime que no volveras a irte, o al menos llevame contigo.

Steve sonrió.

- Pensé que preferias estar en la Ciudad - el hombre miró a su esposa quien negó con la cabeza.

Ɑʍօɾ RҽɑƖ || Romanogers AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora