17.

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Como Steve lo prometió, llegó a casa de sus suegros donde curiosamente no los encontró, entró a la casa siendo recibido por la servidumbre quienes le comunicaron que el Señor había salido de la Ciudad y la señora y Yelena habían ido a la iglesia, les dejó un recado y siguió su camino hacia el norte donde cerraria algunos negocios; pero antes hizo una parada en la Academia de música donde sabía que Taylor Swift la antigua maestra de Natasha trabajaba.

— ¿Señor Rogers? Digame en que puedo ayudarlo.

Taylor le ofreció tomar asiento en una silla libre, se encontraban en el aula donde ella daba algunas clases.

— Lamento venir así de pronto, conversé muy poco con usted el día de mi boda con Natasha, por lo cual me tomé el atrevimiento de venir a usted.

Taylor asintío.

— ¿Cómo está ella?

— Natasha está bien, la he dejado en nuestra casa ya que viajo por negocios, serán varios días y durante el camino se me ocurrió una idea que se hará feliz a mi esposa y se que usted podrá ayudarme.

Taylor lo sonrió.

— Digame en que puedo ayudarlo.

Natasha se sentía terriblemente sola, se había acostumbrado tanto a la compañia de Steve; tan sólo habían pasado dos días y ansiaba su pronto regreso.

Seguía yendo al dispensario, tomaba sus comidas en la biblioteca donde leía hasta entrada la noche; Wanda y Sebastián solían hacerle compañía mientras a lo lejos observaba a Sam y a su prometida comenzar los preparativos de su enlace; no había tenido la oportunidad de presentarse ante ella, esperaba pronto hacerlo.

Una mañana en particular, se colocó un vestido ligero; había decidido vestirse sencillamente pues las actividades en la Hacienda lo ameritaban, además le gustaba sentirse libre, rió imaginando a su madre ofendida por verla vestida asi; se colocó sus guantes, tomó su bolso y decidió bajar para ser llevada al dispensario cuando se encontró a Taylor Swift entrando a su casa, ambas al verse gritaron emocionados yendo Natasha al encuentro con su amiga.

— ¡TAYLOR!

Ambas rubias se abrazaron con cariño mientras varias mucamas llevaban el equipaje de la recién llegada a la habitación de huéspedes.

— ¡Que sorpresa! ¿Cómo has venido?

Natasha la guió hasta el salón donde se pusieron cómodas mientras les servían el desayuno.

— Tu esposo fue a buscarme, me dijo que quizá te alegraría mi visita — Taylor agradeció en silencio a la mucama que le sirvió su desayuno — asi que, ¡Aqui estoy!

Natasha sonrió agradecida, definitivamente Steve no dejaba de sorprenderla.

— Me alegra mucho estés aquí, este lugar es maravilloso, pero demasiado grande y solitario, espero puedas quedarte varios días.

Taylor sonrió.

— Mi estadía aquí es para reanudar tus clases de piano, además de que me hará bien hacerte compañia...

El rostro de Taylor se entristeció llamando la atención de Natasha.

— ¿Sucedió algo?

— La familia de Tom movió sus influencias en la Academia de música para presionarme a que dejemos nuestra relación, siempre se ha sabido que no podemos estar juntos.

Natasha tomó la mano de su amiga suavemente, ella mejor que nadie conocía su historia; Thomas Hiddleston era el hijo mayor de una familia irlandesa que residía en Londres dueños de pozos petroleros, una familia conservadora que por nada en el mundo permitiría que su heredero varón se casara con una simple pianista.

Ɑʍօɾ RҽɑƖ || Romanogers AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora