La bella Natasha Romanoff es obligada a casarse con el mujeriego hacendado Steve Rogers; del odio al amor hay un sólo paso. Ambos con pasados tormentosos se enamoran, pero nada es fácil en esta vida.
Las riquezas son blanco fácil de envidias; ambos...
La voz de Natasha melodiosa lo sacó del trance en el que se encontraba, la luz tenue de las velas le mostraron el rostro bello de su esposa quién al parecer sufría de insomnio.
- ¿El bebé no te deja descansar? - Steve quiso desviar el tema, limpió el sudor frío de su frente y se reincorporó para dejar un beso corto en los labios de su esposa quién pudo sentir los latidos del corazón de su marido latir con fuerza.
- Se mueve demasiado, además Clementine se niega a dormir en su habitación, ha venido un par de veces, su nana no encuentra solución.
Natasha sonrió al recordar a su hija menor hacer rabieta por querer dormir a su lado.
- Siente celos del nuevo bebé - Steve agregó acurrucandose en los brazos de Natasha quien lo recibió gustosa, acarició el cabello largo de su esposo observando las pequeñas arrugas que iban apareciendo en su rostro haciéndolo ver incluso más atractivo, más de dieciséis años juntos y con seis hijos, Natasha se sentía inmensamente feliz.
- ¿Vas a decirme que tanto te atormenta amor? - Natasha preguntó mirando a Steve quién besó el vientre de su esposa.
- Soñé que morias después del parto, fue horrible y me tocaba criar a nuestros hijos sólo, Charlotte el día de su boda usaba tu vestido - Steve se mostró vulnerable sollozando cómo niño asustado en los brazos de su esposa quien comprendió el miedo y dolor de su marido, por su edad aquel embarazo era sumamente peligroso, pero afortunadamente tenía doctores expertos a su disposición aunque eso haya implicado regresar a vivir a la Ciudad.
- Cariño, ya lo hemos hablado, nada va a suceder, vamos a estar bien, tendremos a nuestro bebé en unas semanas en nuestros brazos.
Steve sonrió levemente al ver a Natasha serena y tratando de hacerlo sentir mejor.
- Me da miedo perderte, te amo tanto cielo.
- Y yo a ti Steve, una eternidad juntos recuérdalo - Natasha quiso relajar el ambiente - cuéntame, ¿cómo es eso de que Charlotte se casaba en tus sueños?
Steve frunció el ceño recordando a su adorada niña vestida de novia.
- Se casaba con Sebastián - Steve fingió molestia haciendo reir a Natasha.
- No sería mal pretendiente cariño, han crecido juntos toda su vida, además es tu sobrino favorito.
- De igual manera es una locura, Charlotte acaba de cumplir quince años y ha entrado a una buena escuela, no quiero entregarla en el altar, no pronto.
- Señor Rogers es un hombre muy celoso.
Steve asintío.
- Charlotte, Amelia y Clementine se merecen un buen hombre, así que voy a cuidarlas hasta que llegue el indicado.
Natasha asintío acariciando su vientre.
- Presiento que viene una niña en camino.
- Yo creo que es un varón Natasha, necesito refuerzos para espantar pretendientes a mis hijas.
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La pequeña Natasha Rogers llegó al mundo una madrugada cercana a Navidad, el temor de Steve de que algo se complicara en el parto se desvaneció al ver a ambas sanas y felices; la niña rubia sollozaba histérica en brazos de su madre y logró calmar su llanto al sentir los brazos de su padre y su voz cantarle una nana.
Natasha sentía que su corazón desbordaba de alegría al verlos interactuar, amaba ver a Steve en su faceta de padre con cada uno de sus hijos y la pequeña Natasha no era la excepción.
- Si ya hay un Steve en casa, ¿Porque no una linda Natasha?
Natasha asintío pidiendo a la niña para alimentarla antes de que los niños terminaran sus clases y entraran a sus aposentos a conocer al nuevo miembro de la familia.
- Una niña más - Gregory quien era muy amoroso sonrió emocionado observando a la bebé dormir en su Moisés, Clementine había encontrado un refugio en los brazos de su madre negándose a conocer a su hermanita mientras Amelia le hacía compañía a Gregory.
- He mandado cartas a Charlotte y Steve, pronto vendrán a casa a pasar fiestas navideñas, se llevarán la sorpresa que ya nació la bebé.
- James y su familia vendrán a la Ciudad, en Enero Sebastian y Marie entraran al Colegio de Londres, por lo cual buscaran una casa cerca de aqui.
Steve habló emocionado mientras Clementine quien era la que más se parecía a él en carácter y físico exigía su atención terminando por bailar con su padre por la habitación haciendo sonreír a Natasha.
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Los años pasaban ante los ojos de Natasha y Steve, pero su amor y la pasión en ellos parecía nunca querer desvanecerse, más bien crecían día a día.
- ¡Feliz cumpleaños Natasha!
Steve la sorprendió abrazandola por detrás; ambos miraban frente a ellos el Lago donde se encontraba la Villa Rosé, su refugio en la Hacienda.
- Cuarenta años, ¿Puedes creerlo?
Natasha frunció el ceño recibiendo un beso en su mejilla de su esposo.
- Pero siendo cada vez una mujer más hermosa y una madre maravillosa.
Natasha se giró quedando frente a Steve quien la tomó de la cintura uniendo sus frentes.
- Te tengo una sorpresa.
Steve no la dejó reaccionar, la guío hasta el salón principal el cual se encontraba decorado por infinidad de rosas, velas, Gregory se encontraba tocando una dulce melodía en el piano mientras que el resto de sus hermanos sonriendo miraban a sus padres.
- Bailemos amor mío.
Steve la guío al centro del salón, la estrechó en sus brazos comenzando a bailar al son de la melodía que Gregory tocaba; él había heredado el talento de su madre.
Clementine y Steve Jr. decidieron seguir los pasos de sus padres comenzando a bailar entre ellos, Charlotte y Amelie sostenían las manitas de Natasha quien siendo la más pequeña aún necesitaba cuidado especial.
Natasha reía y besaba en ocasiones a su esposo pero pronto aquel baile íntimo se convirtió en familiar, Steve tomó en brazos a la pequeña Natasha y comenzó a improvisar un baile siendo seguido de su esposa y sus hijos mayores; pronto el salón se llenó de júbilo y alegría gracias a la Dinastía Rogers Romanoff.
Natasha y Steve dejaron a sus hijos diafrutar del momento, Steve la tomó una vez más en sus brazos, besó sus labios con pasión y amor, ambos se miraron fijamente viendo sus ojos brillar resplandecientes.
- Te amo Natasha, mi amor más puro y real.
- Te amo Steve, para toda la eternidad.
FIN ✨
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Ahora sí esta bella historia tuvo el cierre que debió tener.
