28.

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- ¡Quizá por tu edad ya no puedas tener hijos!

Yelena levantó la voz enfrentando a Edmund quien furioso se vestía después de haber estado de nuevo con su esposa, comenzaba a cansarse de que esta no saliera preñada.

- ¡Quizá la que no puede tener hijos eres tú! Saldré una semana de viaje, buen día Yelena.

- Disfruta de tu amante.

La joven le dió la espalda a su marido metiendose a la tina de baño que por suerte estaba lista para ella, se talló su cuerpo quitándose todo rastro de aquel hombre, retuvo sus lágrimas y mejor planeo visitar a su hermana, le alegraba tener a Natasha cerca, pero lamentaba en la situacion en la que se encontraba.

Edmund por su parte decidió viajar hacía la Hacienda Rogers cargado de regalos para Margaret, debía seguir ganándosela ahora que ella era dueña de todo, ansiaba conocer aquel lugar que por oído de sus socios era rico en tierras y cultivos, en definitiva se haría mas poderoso.

Natasha solía pasar las tardes en el jardín de su casa, evitaba a toda costa salir a la calle pues era señalada y recibía miradas llenas de desprecio; por lo cual prefería pasar sus días en casa acompañada de su hija, contemplaba a Charlotte dormir en sus brazos cuando su madre entró al jardín seguida de Matthew quien cargaba un ramo de rosas y diversos regalos, Natasha lo miró sorprendida.

- Matthew ha sido tan amable que vino a verte - Melina le quitó a Charlotte de las manos - los dejo solos.

Natasha frunció el ceño, suspiró frustrada tomando asiento lo más alejada del hombre quien se acercó a ella.

- Hola Natasha, he venido a darte el pésame, lamento la perdida de tu marido.

- Gracias Matthew - Natasha se tensó incómoda - ¿algo más?

Matthew asintío sentándose a su lado.

- Lamento todo el escándalo que se ha suscitado, ni tu hija ni tú merecen una humillación, sabes que lo que llegaras a necesitar cuentas conmigo y...

- Estamos bien Matthew, no necesitamos...

- Nat... - Matthew exhaló aire tratando de contener su frustración al ver a la mujer cerrada y necia ante él - ¿Has pensado que será de ti y de tu hija? Deben estar protegidas, un hombre en casa...

Natasha sonrió sarcásticamente.

- Steve es el hombre de la casa y aunque ya no este, lo sigue siendo, asi que Matthew...

- ¡Esta muerto! ¡No volverá! Además resultó ser un impostor, te has quedado sin apellido y tu hija crecerá siendo señalada, dame la oportunidad de cambiar esto - el soldado tomó las manos de Natasha- Nat cásate conmigo, puedo darle a tu hija mi apellido, amarla como si fuera mía, puedo amarte a ti, darte todo, nada les faltaría.
Natasha negó abruptamente.
- Tú ya tienes una familia, asi que no...

- Mi esposa se fue lejos y se llevó a mi hijo, no se nada de ellos - Matthew sujetó de nuevo las manos de Natasha - dame una oportunidad Natasha.

- ¡No Matt! Ahora por favor retirate.

Natasha se puso de pie decidida a terminar aquel incómodo momento, el soldado asintío sin estar de acuerdo, besó las manos de Natasha y salió del lugar dejando a la mujer aturdida y de mal humor, ignorando los obsequios entró a su casa donde sus padres se encontraban en la sala con su hija, la expresión de Iván se endureció al ver a Matthew salir de la casa con la cabeza agachada.

Ɑʍօɾ RҽɑƖ || Romanogers AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora