Una pesadilla

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Charlotte suspiró con melancolía al ver su reflejo frente al espejo, el vestido de novia que había pertenecido a su madre le quedaba de maravilla, estaba segura que lo lucia tal como Natasha lo habia lucido en su momento.

Acomodó sus rizos dorados, su tocador de rubíes y después de mirar por la ventana hacía el exterior de la Hacienda donde se montaba la fiesta de su boda salió directo al encuentro de su padre quien se encontraba en la biblioteca donde solía pasar el rato en los últimos años.

La joven entró al recinto cerrando la puerta sigilosamente, sonrió con nostalgia al verlo sentado frente al piano que había pertenecido a su madre y que ahora era tocado por Gregory, Amelia y Clementine, una de sus hermanas menores.

Steve abrazaba con cierta posesión una pintura donde Natasha posaba con naturalidad, su bella esposa había fallecido años atrás dando a luz a su último hijo, lamentablemente se había ido tan temprano de su vida.

— Falta poco Nat.

Steve limpiaba el sudor de la frente de su esposa quién con todas sus fuerzas pujaba para traer al mundo a su sexto hijo, aquel embarazo había sido toda una sorpresa, pues creían que con Clementine habían cerrado el número de hijos.

Natasha se sentía mareada y el dolor de las contracciones era más intensos que todos los partos anteriores alterada trataba de respirar y pujar debidamente, pero un cansancio abrasador se apoderaba de ella con rapidez, tan sólo quería dormir y ya no sentir dolor.

El médico se alertó al verla débil y con una extraña hemorragia, tenían que darse prisa de sacar al bebé y atenderla, una enfermera le confirmó lo que tanto había temido.

Preeclampsia.

— Señora Rogers, un poco más.

— ¡Ya no puedo! — Natasha se sentía cada vez más débil, su cuerpo caliente a causa de la fiebre repentina que la había golpeado, sollozó asustada recibiendo mimos de su esposo quien comenzaba a alterarse al ver la cara de los médicos y las parteras, en un segundo observó como acercaban toallas y pedían más agua caliente.

— Un poco más mi cielo — Steve le sonrió tratando de calmarla, besó sus labios para después sujetar su mano con fuerza — un poco más.

Natasha pujó gastando todas sus fuerzas hasta escuchar el llanto de su bebé, tan sólo sonrió levemente para después caer inconsciente, Steve quién había tenido la mirada fija en la pequeña niña a quien limpiaban y arrullaban sintió desvanecerse al sentir la mano floja de su esposa y al verla inconsciente, todo sucedió deprisa que cuando pensaba sostenerla fue sacado de la habitación con brusquedad ante la mirada de Charlotte, James y Gregory quienes estaban acompañados de Yelena y Melina.

— ¿Steve?

Yelena se acercó a él acariciando sus mejillas y limpiando las lágrimas silenciosas que el hombre derramaba, estaba completamente aterrado pero al ver a sus hijos supo que tenía que estar fuerte.

— Es una niña — Steve sonrió levemente observando a sus hijos celebrar, pero la mayor Charlotte sospechó que algo malo ocurría.

— Quiero ver a mamá, ¿Porque te sacaron así de la habitación?

La jovencita de dieciséis años frunció el ceño mirando fijamente a su padre, Charlotte había heredado el carácter fuerte e inquebrantable de su madre.

— Natasha se desvaneció, quizá por el esfuerzo que hizo — Steve sintió sus labios temblar, sus ojos llenarse de lágrimas — no lo sé.

Melina comenzó a rezar en silencio mientras Gregory y Steve Jr. abrazaban a Yelena quien trataba de consolarlos.

Ɑʍօɾ RҽɑƖ || Romanogers AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora