8:40 p.m
1 hora 20 minutos antes del arresto de Kim Jong-In.
[Seúl, Corea del Sur]
Han Dong era sumamente inteligente.
Por esa misma razón se había convertido en una estratega pacífica que iba de aquí para allá sin el deseo de formar peleas con los demás para así evitar actuar a favor de quien se convirtiera en alguien especial. Escuchar que se había ganado el apodo del cuervo del ajedrez no le molestaba, incluso le halagaba ya que indicaba que estaba haciendo bien su trabajo.
Han Dong, observaba con detenimiento la zona, el suave sonido de la brisa que golpeaba su cabellera rubia combinada con la tenue luz de la Luna que parecía ser su acompañante en aquella fría noche le hacían sentirse cautivada. Una pequeña paleta de fresa reposaba en su boca donde su lengua jugaba con esta, sus manos se encontraban en la calidez de su chamarra y una pequeña bufanda se encargaba de brindarle calor a su cuello.
—¿Entonces así es cómo esto acabará? —cuestionó la japonesa observando de reojo el rostro de su pareja— Suena irreal.
—Desde un comienzo esto ha sido irreal cariño. —espetó la china retirando con su diestra la paleta que en su boca se encontraba— Pero es mucho mejor que la realidad, sin duda alguna, Sana y Tzuyu han sido vistas.
Mina parpadeo ante la tranquilidad de su novia y chasqueo su lengua desviando su mirar, uno de los edificios era consumido por el fuego, mismo donde Minatozaki Sana y Chou Tzuyu se encontraban. La ansiedad comenzó a correr por la japonesa quien sintió como una mano era puesta en su hombro, Handong observaba neutra la situación y negó levemente regresando a su caminata, haciendo que Myoui se enfadara.
—¡¿Dejaras que se queden ahí?! —la incredulidad era palpable en la voz de la joven— ¡Maldita sea Handong, son tus amigas!
—¿Lo son?
—Handong. —recrimino seriamente la japonesa.
—No debes alarmarte, tu entrecejo se frunce y eso asusta. —musito suavemente la china deslizando su diestra por el rostro de su novia removiendo suavemente algunos cabellos que descendían— Confía en ellas, ambas saben jugar, no por nada son estrategas.
Myoui suspiro pesadamente abultando sus mejillas haciendo que un puchero fuera visible. Handong únicamente sonrió y tomo la mano de su pareja dando un ligero apretón, retomando su camino. El silencio que anteriormente era notable, ahora era sustituido por el fuego que emanaba del edificio, mismo que parecía deshabitado, sin embargo, las siluetas de unos jóvenes llamaban la atención de Mina quien mordía su labio inferior esperando que sus amigas se encontraran sanas y salvas.
—No vacilaré... —murmuró la mayor observando con pereza la silueta que se hacía presente a ellas— Tks, pensé que esto sería más fácil.
—No deberían estar aquí. —respondió seriamente aquel chico— ¿Quieren acabar como ellas?
—Nadie me va a decir que es lo que tengo que hacer.
Mina abrió sus ojos escuchando a Handong quien mantenía aquella paleta en su boca, una pequeña risa escapo de los labios del chico quien negó lentamente acercándose al dúo. La japonesa comenzó a retroceder, pero notaba como su novia no se movía en absoluto, el chico de cabello blanco bufo y se detuvo quedando frente a la china quien elevo su ceja esperando las palabras del chico.
—¿Eres una traidora no es así? —pregunto con vacilación— Mira que mandar a tus amigas, aunque sabías la situación, que lamentable.
—¿Decías algo Luhan?, Lo siento, no escuché. —contestó Handong soltando un suspiro— ¿Me llamas traidora?, Y ¿Qué si lo soy?
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Forelsket || Jenlisa
FanfictionLalisa Manoban es arte. Mientras que Jennie Kim es una artista. Y los artistas se enamoran del arte.