31.- End.

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Jennie sentía como su corazón palpitaba con fuerza, sus piernas se debilitaban con cada segundo que pasaba. El sudor que caía por su rostro y sus pupilas dilatadas dejaban la imagen de un felino en cacería. La brisa que golpeaba con fiereza el cuerpo de la artista provocaba escalofríos que no se podían evitar, el constante miedo de que su pequeña bailarina corriera peligro era mayor que su cansancio.

Si algo te pasa. Nunca me lo perdonaría.

Cada minuto valía más que un millón de dólares, y era consciente de ello. Tras ella los edificios comenzaban a carcomerse en llamas y los gritos de la policía comenzaban. Un mal movimiento y la partida se acabaría.

¿Qué pasaría si todo termina mal?

Entonces, eso significa que no es el final Nini.

—¿Dónde están? —pregunto en un susurro— ¡¿Dónde demonios están?!

El desgarro de sus cuerdas vocales fue palpable, las lágrimas comenzaban a formarse en sus ojos. No soportaba estar lejos de aquella chica que le amaba con todos sus defectos. Aquella que se interesaba en su arte, aunque no lo entendiera, pues, eso era lo importante, no entenderlo, si no, sentirlo. Alguien que le ayudará en sus momentos más oscuros, no intentando forzarla, si no, siendo ese apoyo que necesitaba.

—¡Lalisa! —gritó nuevamente— ¡Amor!

Un movimiento falso basto para que la artista cayera de rodillas. Cabellos castaños cayeron por su rostro mientras apretaba los dientes, no sabía donde estaba, no sabía a donde ir, se sentía perdida y con miedo.

Ella quería que su musa estuviera ahí.

—Lalisa... —susurró con la poca voz que tenía— Amor... Ya voy por ti.

Incluso en la adversidad. Estaré contigo mi artista.

[...]

Un nuevo cigarro fue encendido por la bailarina quien observaba en silencio al chico. Posiblemente en ese momento el plan estaba siendo llevado a cabo, sin embargo, los nervios le carcomían por dentro. Las historias sin sentido que Kim se inventaban le causaban cierto conflicto referente a la salud mental del contrario.

—¡Entonces ella y yo tendríamos hijos! —exclamo con emoción— Jennie es hermosa y tiene un lindo cuerpo.

Lisa asintió, era cierto, su novia era alguien de un cuerpo excepcional, una verdadera obra de arte sin dudar. Nadie podía negarlo, enamorarse de Jennie, era enamorarse de sus demonios, sus tonterías, sus defectos y sus afectos.

—Los tendrían... —susurró en respuesta— Ella sería buena madre.

—¡Lo entiendes! Eso me gusta Manoban. —dijo feliz— ¿Dónde está mi novia?

—¿Eh? Jennie debe estar en otra habitación. —espetó desinteresada.

—¿Tenemos un trato entonces?

—Lo tenemos Kim.

Kai no pudo evitar agrandar su sonrisa ante aquellas palabras y se levanto estirando su diestra ante la bailarina, sabía que significaba, debían cerrar el trato. Lo que el chico no esperaba fue recibir un puño directo en su rostro, mismo que fue proporcionado por Lisa quien respiro frenéticamente ante dicha acción.

—Hasta que me mates. —sentenció.

—Pensé que eras inteligente...

—Lo soy, que no lo seas tú no es mi problema.

Forelsket || JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora