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Once meses después.

La casa estaba silenciosa. Era un ambiente tenso, doloroso y triste.
Leia estaba sentada en el sillón junto a Salem, quien tenía a un Inti de tres años en su regazo, muy perdido en sus pensamientos como para entender algo.
Harry tenía a la pequeña Venecia en su cadera mientras se mecía para que finalmente se duerma y Louis apareció volviendo de la habitación donde había dejado a India en su cuna.
Las ojeras en los mayores eran notorias, la tristeza se olía en la casa y todos eran conscientes de aquello.

El llanto del pequeño cachorrito de apenas dos meses retumbo en la habitación y todos lo miraron.
Chiquito e indefenso, sollozando en su cunita pidiendo ser cargado, pidiendo a su mamá.
Los pensamientos de todos se vieron interrumpidos cuando una ya vestida Olimpya entro a la sala. Camino directo al cachorro y en silencio lo tomo en brazos, lo pego a su pecho y susurro palabras bajitas para calmarlo.

El cachorrito se tranquilizó y ella suspiro. Alzo la vista encontrándose con aquellas miradas en los rostros de su familia, aquellas que solo expresaban lo triste que estaban y la pena que sentían.
Olimpya simplemente negó con la cabeza, sin poder soportar la lastima del ambiente y camino junto con el cachorro a su habitación.
La sala volvió a sumirse en un nuevo silencio, el cual se cortó con un sollozo de Harry. Louis rápidamente lo envolvió en sus brazos y lo dejo llorar sobre su hombro.

El omega rompió en llanto largando todo lo que había guardado intentando ser fuerte, simplemente se derrumbó y en su interior lloro de emoción al ser sostenido, al saber que no estaba solo.
Inti aun en su propio mundo salto fuera del regazo de Salem y subió las escaleras. Nadie lo detuvo.

-

El cachorrito entro con pasos firmes a la habitación donde su hermana mayor se encontraba.
Olimpya estaba sentada en la mecedora, con él bebe en sus brazos y la mirada perdida.
Inti camino a ella y golpeo suavemente su rodilla para llamar su atención. Ella lo miro y sonrió nostálgica. Estiro su brazo libre y lo sentó en su regazo. Inti se acurruco en su costado. Ella sorbió su nariz.

-¿Estas tiste?- Pregunto el mirándola a los ojos.

-Si.- Respondió sin poder engañar a nadie, ni siquiera a ella.- Muy triste.- Agrego sincera y el cachorro solo la abrazo.

-¿Estanias a Ine?- Pregunto con un puchero. Olimpya sorbió su nariz y asintió corriendo la mirada.

-Si pichicho.- Contesto ella y volvió la vista al bebe en sus brazos.

-Yo tamien.- Dijo Inti y Oli lo miro sonriendo de lado con las mejillas mojadas.

-¿Si? ¿La extrañas?- Pregunto enternecida.

-Sí, mucho.- Respondió el.- ¿Viene ahora?- Indago en toda su inocencia. Olimpya negó volviendo a sorber su nariz.

-No amor, no va a venir.- Contesto con el corazón en la boca.

-Uff.- Bufo el cachorro.- Mueno.- Se rindió y Oli beso su frente.- Te amo.- Susurro y la alfa lloro más.

-Y-yo te amo más.- Le dijo abrazándolo más fuerte.

Él bebe en sus brazos se quejó y ambos lo miraron. Inti estiro su manito y jugo con su nariz haciendo sonreír a la alfa.

-Es monito.- Murmuro el cachorro.

-Es hermoso.- Respondió Oli.- Como la mamá.- Agrego con voz rota.

-Como Ine.- Dijo Inti. Ella asintió.

-Como Ine.- Repitió Olimpya y beso la cabeza de su cachorrito.

Inés había llevado un embarazo sano durante los nueve meses de gestación.

Ella estaba saludable y ambas estaban felices.
Vivian juntas, se amaban y tendrían un cachorrito ¿Qué más podrían pedir?
Su familia chillaba de emoción cada vez que ella contaba algo sobre su panza, los movimientos dentro de ella o sus antojos, todos amaban oírla.
Ella y Harry se habían vuelto más cercanos que nunca. Inés le hablaba sin ningún problema cuando una nueva duda surgía y el omega respondía feliz a todas sus preguntas.

Muchas veces, mientras la alfa trabajaba, Inés y Harry salían juntos a hacer las respectivas compras para él bebe, ambos enloqueciendo ante la ropa diminuta.
Las cosas se complicaron en el momento del parto. No hay explicación específica, solo el hecho de que ella no lo resistió. Perdió la vida en la camilla del hospital, luego de haber dado a luz a un cachorrito más que saludable, junto a su alfa quien en cierta parte, también se fue ese día.

Desde ese momento el cachorrito paso a manos de Harry y Louis, pues Olimpya no salía de su habitación, nuevamente en casa de sus padres.
Habían visto centenares de médicos y especialistas quienes habían explicado la fuerza del lazo y las consecuencias del mismo.
Olimpya estaba prácticamente muriendo sin su omega. Su alfa interior se había dado por vencida, sin ganas de seguir luchando, sin nada para vivir.
Pero luego de investigaciones y más controles y especialistas encontraron una especie de medicación que lograba que el dolor del lazo se alivie, que se vuelva prácticamente inexistente.

Convencer a Oli de comenzar aquel tratamiento fue una tarea casi imposible, pues la alfa estaba convencida de que si lo hacía olvidaría por completo a su omega, y ella no quería eso.
Fue un total de quince días en los que Louis y Harry intentaron convencerla de al menos ver al médico hasta que la cachorra se decidió en hacerlo.
Salió de aquella consulta llorando y pidiendo a su cachorro prácticamente a gritos. La vuelta en el auto fue silenciosa, solo reinaban los hipidos de Olimpya y los besitos que tronaba sobre la piel de Galo, quien ronroneaba gustoso ante el cariño de su mamá.

Ahora con el cachorrito habiendo cumplido dos meses Olimpya vivía, respiraba y se movía solo por él. Su cachorro era todo lo que le importaba, no lo alejaba de su lado en ningún momento, pues temía que también se vaya. No quería perderlo a él también.
La tensión de la casa era porque justo ese día se cumplían dos meses del fallecimiento de Inés. Ninguno sabía bien que hacer o que decir. Era un momento difícil.

-

Cuando Olimpya volvió a bajar a la sala, lo hizo sosteniendo a Galo contra su pecho y a Inti en su cadera, ambos medio dormidos.
Las cabezas de todos se alzaron y ella solo sonrió de lado.
Se sentó sobre la gran alfombra roja que cubría toda la sala y se dejó caer de espaldas, suspirando con cansancio, dolor y tristeza.
Harry fue el primero en moverse y en silencio simplemente se acostó a su lado. Leia le siguió, acomodándose del otro lado de Olimpya, dejándola entre medio de su cuerpo y el del omega.

Louis y Salem se levantaron al mismo tiempo. El alfa mayor se acomodó a un lado de Harry mientras que el otro se acomodaba a un lado de Leia.
En el sillón solo quedo Venecia completamente dormida y rodeada de almohadones, mientras que su melliza descansaba en la habitación de sus papás.
Suspiraron casi sincronizados y Olimpya hipo. Luego el hipido se convirtió en un sollozo y luego simplemente rompió en llanto.
Se acurrucaron todos más cerca escuchándola llorar, consolándola sin saber que más hacer, pues a su alcance solo estaba esto.

Leia tomo a Galo a la misma vez que Louis tomaba a Inti. Harry abrazo a su hija y ella se escondió en su cuello llorando desconsoladamente. Dejando salir todo. Rompiéndose como aun no lo había hecho.
Esa noche nadie dijo más nada. No había palabra suficiente como para romper el silencio. Nada parecía funcionar.
Mientras Louis y Harry dormían en la madrugada, finalmente solos, pues los cachorritos se habían acostumbrado a sus habitaciones, la puerta se abrió.
El omega parpadeo cuando la luz del pasillo ilumino su rostro y luego la reconoció.

Nuevamente las palabras sobraron y solo estiro su mano. Olimpya la tomo y se acostó entre medio de sus cuerpos.
El alfa aun dormido, al sentirla a su lado la abrazo y descanso la cabeza en su hombro. Harry acaricio su cabello y beso su frente. Ella lloro en silencio y se dejó mimar volviendo a ser la cachorrita que alguna vez fue, solo que ahora no se sentía igual, no con el corazón roto.

Color de Rosas Vol.2 OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora