FAMILIA

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Pete se encontraba ya más recuperado, Pin lo había cuidado todo el tiempo y sus feromonas lo llenaban de tanta paz. Por momentos habían tenido el de sucumbir sus deseos que eran muchos, pero su Alfa sabía que debía de ser tranquilo y no dañar a su Omega hasta que estuviera totalmente recuperado. Solo habían llegado a pequeñas caricias deteniéndose cuando lo creía oportuno.
Sabía que su Omega tenía la necesidad de avanzar a más, pero lo que menos quería el Alfa era que se lastimara y en consecuencia tuviera que pasar más reposo.

No faltaban al hospital día con día y ya tenían todo listo para recibir a sus pequeños.
Hoy sería el gran día en que irían a recogerlos, por fin serían dados de alta y los llevarían a casa. Son y Pin estaban más que emocionados y los padres de ellos se quedarían a esperar a que los trajeran, para poder por fin cargarlos libremente.

Llegaron al hospital, con las maletas que contenían la ropa de ellos. Clásico de todos los padres llevaron un vestido rosa para la niña y una pequeña diadema con la que se veía de lo más tierna. Era una niña muy hermosa, sus ojos grandes color miel, nariz fina y labios gruesos impresionaban.
Para el niño el conjunto azul no podía faltar, era de piel blanca, la mirada era como la de Pin con el color de sus ojos. Sus labios también eran gruesos y el gran Alfa podía ver su reflejo en él.

Cuando estuvieron listos se los llevaron a sus padres. Pin cargo a la niña de la que estaba embelesado, por fin podía tenerla en sus brazos, no podía más que arrullarla y darle todos los besos que no podía darle cuando estaban en la encubadora.

Recibió al niño y lo abrazo con tanta ternura dándole un calido beso. Son estaba sensible que al verlos en sus brazos solo lloro de alegría. Por fin podía tener a sus hermosos bebés sin ningún peligro.
Salieron del hospital como la gran familia que eran, cada quien llevaba a su crío y el chofer que había contratado Pin, cuidando que fuera de total confianza, los llevo de regreso a su casa. Aún cargando a sus pequeños el Alfa abrazó a su Omega con tanto amor y podían ver las pequeñas sonrisas de sus pequeñitos.

Cuando llegaron sus padres prácticamente se los arrebataron, esos niños ya eran amados desde antes que nacieran. Y serían los más consentidos por todos ellos.
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Ya Pin había ido al registro para dar una fecha en la que quería que plasmaran sus firmas en el acta de matrimonio y la otra quedará archivada. Son estuvo de acuerdo y aprovecharían la ocasión para registrar oficialmente a los gemelos como sus hijos oficialmente.

Son le pidió que lo llevará a un lugar al que no estaba seguro de ir solo. Después de pensarlo por mucho tiempo tomo la decisión de hacerlo.

- Estás seguro de querer entrar? - Pin le decía mientras acariciaba su mejilla.

- Sí, no es que quiera verlo pero es una forma de terminar con todo lo que traigo dentro de mi.

- Entonces hazlo, yo estaré aquí esperándote.

Son salió del auto observando el lugar, camino y el abogado ya estaba esperándolo para llevarlo adentro del reclusorio. Daba pasos inciertos, hasta que tuvo de frente a su padre.

- Que haces aquí? ... Creo que está más que claro que no quiero verte.

- Lo sé ... No vengo precisamente a dar muestras de afecto cuando no las siento.

- Y ... Entonces?

- Solo vengo a decirte que no lograste vencer al Omega que tanto odiaste - su voz se escuchaba temblorosa, debido a la gran amargura que sentía - nunca entendí porque tanto rencor hacia mí ... Por qué?, Nunca me quisiste como tú hijo que soy.

- Son!, Creo que esa pregunta está de más.

Dio un suspiro, conteniendo su frustración y desilusión. Esperaba ver un poco de arrepentimiento pero no fue así. - se depositará una cantidad mensual para tus gastos y que quede bien claro, que esto no lo hago por cariño a ti. Lo hago para no deberte nada de todos los años que viví contigo. A partir de ahora solo somos un par de desconocidos y me deslindó de ser tu hijo. Que tengas suerte Trump!!.

AHORA QUE TE AMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora