AHORA QUE TE AMO

TE ENCONTRÉ

Pin se disponía a irse pero el aroma de Son le llegó a pesar de que no era tan fuerte, el podía percibirlo por ser su alma gemela y se detuvo -- Son?!! ...

Se acercó a la casa y lo alcanzó a ver dentro del auto. Se escondió para que no lo vieran y regreso a donde estaban los demás.

- Alto!!, No se vayan, he visto a Son y acaban de entrar en unos autos a la casa. -- se acercaron a ver y todos volvieron a reunirse para planear como entrar de nuevo, pero está vez pudieron ver que iban acompañados de otros hombres.

Pin se puso contento de ver a Son con vida y bien hasta el momento. -- Pronto estaremos juntos Son!!.

Un pueblerino que vivía por esos rumbos y que los estaba apoyando, se acercó disimuladamente para ver cuantos hombres eran los que estaban custodiando.

Una vez que supieron el número, comenzaron a rodear la casa. Pin se encontraba al frente y no dudaría en actuar si veía peligro para Son. Lo primero era derribar a los matones que estaban en la entrada principal. Colocaron los silenciadores en las pistolas para no llamar la atención de los demás, todos estaban en posición y estaban listos para actuar, solo esperaban la orden.

En cuanto decidieron actuar, dos oficiales dispararon a los dos hombres que se encontraban en la puerta principal. No tiraban a matar, pero si para mantenerlos inmóviles mientras podían entrar. Inmediatamente entraron y rodearon la casa principal, dejando a algunos en las entradas para que nadie entrara ni saliera de ella. Por suerte no había más hombres afuera por lo que rodearon la casa por dentro, los oficiales y hombres que los acompañaban entraron por la puerta trasera y al verlos comenzaron a disparar, por lo que Pin sin pensarlo entro por el frente disparando a los que se encontraban adentro.

Pin recorrió el lugar con la vista y no vio a Son, trato de subir por las escaleras mientras sus hombres se encargaban de ellos. Iba lento tratando de seguir el aroma de su Omega que cada vez lo percibia más. Cuando llegó a la parte alta recibió un rozón ya que Kao le había disparado. Pero el le disparó a los pies y este cayó soltando la pistola, Pin la tomo y apuntaba a su cabeza.

- En donde lo tienen? ... Será mejor que me lo digas si no quieres que te dispare en la otra pierna.

- Por qué vienes a buscarlo?!, si tú no lo quieres como yo.

- Tú!, que sabes del amor, si en verdad lo quisieras no lo tendrías prisionero ... A eso le llamas amor?!.  Ya decía que no eras alguien de confiar! ... No necesito que me digas donde esta yo mismo lo encontraré!.

Subieron sus compañeros y tomaron a Kao prisionero llevandoselo. Pin siguió buscando en cada cuarto hasta que al abrir el último lo vio. Su cara se alegro, pero al ver al padre de Son apuntado a su cabeza de él, se puso rígido.

- Y se dice su padre!, haciéndole esto!.

- No me importa lo que digas, tendrás que dejarme ir o no me tentaré el corazón, tú ya lo has visto. Son lo veía a los ojos emocionado sin importar lo que su padre estaba haciendo o diciendo, le regaló una sonrisa y Pin no tuvo más remedio que soltar sus armas.

- Atrevete a hacerle algo y no vivirás para contarlo.

- Lo que haga o deje de hacer ya no debe de importarte. Ahora aléjate y diles que nos dejen salir!. -- Pin le dijo a sus compañeros que los dejaran salir y que se apartarán. Tuvieron que retirarse y solo los veían avanzar.

Comenzaron a caminar y su padre iba agarrando con fuerza el brazo de Son apuntando aún. Pero él no quería regresar y que su padre lo llevará a manos de alguien más. Sabía las intenciones que tenía y ya no quería ser más utilizado para su conveniencia. Antes de terminar de bajar las escaleras y que no tuviera posibilidad de escapar, aprovecho viendo que su padre no le prestaba atención por cuidar lo que hacían los demás. Tomo fuerza y sin que se diera cuenta le dio un golpe con el codo en el estómago a su padre. Cuando esté se doblo de dolor, dio la vuelta para subir al lado de su Alfa que comenzaba a bajar. Pero su padre aún con el dolor lo detuvo y lo jaló para no perder su libertad. Pero dio un mal paso y Son cayó por el resto de las escaleras que faltaban perdiendo el conocimiento.