Capítulo XXI

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He acomodado los caps asi que algunos que eran dos se transformaron en uno por eso son menos partes, si no lo entiendes o estas un poco fuera de lugar te recomiendo leer el anterior cap para que puedas entender este y no digas que pedo que podo.

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Con cada paso que daba, el mal presentimiento llegaba a mi como una oleada de viento frío, escuchaba como mis botas rompían unas cuantas ramas cada vez que avanzaba hacia lo recóndito del bosque de los muertos, dejando el castillo.

Respiré profundo, intentaba mantenerme tranquila, solo era un tonto bosque, solo era un simple bosque.

Nerea....Nereaa...Nereaa.

Escuché mi nombre es susurros, miré en todas direcciones para averiguar de dónde venía.

Nerea... ven... Nerea... solo acércate.

Continúo llamándome, se percibía en ecos, como si la voz viajara con la brisa.

Nerea, avanza... solo sigue avanzando.

Los susurros eran armoniosos, como si los árboles hablaran, el viento murmurara y la tierra vibrara. Deje de sentir control sobre mi cuerpo, solo escuchaba avanza... avanza... avanza...

Empecé a sentirme mareada y algo perdida, el sueño dominó mi organismo, hasta que lo vi.

—¿Vaden?

A unos metros estaba él, con una expresión apagada en su rostro, los brazos cruzados sobre su pecho y con su cabello negro algo despeinado.

—Vaden que haces aquí, Yo no di ningún llamado; Vaden contesta.

No lo hizo, solo miró a un costado, con la vista perdida en el bosque. observé hacía esa dirección y de la oscuridad, atrás de un gran árbol, salió Jesper.

Tampoco habló y traía la misma expresión que Vaden, ninguna, me miró con aburrimiento y luego apunto a su costado, donde apareció Jade.

Se repitió la secuencia, una y otra vez, luego se mostró Yeff, después Narumi y de ultimo Louis. Llegaron de diferentes direcciones, y formaron un círculo alrededor de mi encerrándome dentro.

—Chicos basta, deberían estar en el barco —hablé con autoridad.

—Nerea... —mencionaron todos al unísono.

—¿Cómo saben mi nombre?

—Nerea...—Volvieron a decir de forma monótona.

—Jesper, Vaden ustedes... ustedes...

—Nerea... —Robaron otro paso, haciendo que el circulo disminuyera cada vez más.

—¿Cómo pudieron? Ustedes les ... les —Dejé de pensar, no lograba ni terminar una oración.

Robo a la CoronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora