Cambie el nombre de un personaje,
ya se darán cuenta de quien hablo.
------------------------------------------------------------
—¿Tienes problemas auditivos? —Cassian expresó molesto —te hice una pregunta —Caminó despacio y se detuvo a unos metros de mi —¿Qué haces en mi habitación Nerea?
No sabía que responder, me sentía algo anonadada, estaba en su habitación indagando entre sus cosas, mientras él, vestía solo una maldita toalla en la cintura ¡qué era exactamente lo que hacía aquí! ¿y por qué una parte de mí no quiere irse?
Estúpida vocecita curiosa en mi cabeza, no volveré a escucharte.
—Yo...solo —suspiré para relajarme y dejar de estar tan nerviosa —solo tenía que avisarte que el almuerzo será importante tendrán un invitado.
—Y ¿no lograste mantener tus manos quietas? ¿O curiosear entre mis cosas también era algo que tenías que hacer? —Avanzó otro paso cortando más la distancia entre nosotros.
Sus ojos una mescla verde y marrón me miraban directamente, era una mirada profunda, oscura de esas que hacen que te caigas de culo, porque tienes miedo o porque estas caliente.
Quería mantener mi porte confiado, pero, la imagen de Cassian con toalla no lo hacía nada fácil, era delgado, pero se veía bien, bastante bien.
—¿Por qué no te pones una maldita camisa? O ¿Acaso quiere que lo vea semidesnudo príncipe Cassian? — respondí con un tono retador.
—Cambiando el tema claro —susurra secándose la cara con la otra toalla que llevaba en el cuello, para luego tirarla en la cama.
Despegó la vista de mi por un momento, pero cuando volvió a mirarme, lo hizo como un león asechando a su presa y yo era la maldita gacela. Aun así, mi expresión no cambio seguía siendo severa.
—¿Por qué no te vas de mi habitación Nerea? —Robó otro paso acercándose más a mi—O ¿Acaso quiere verme semidesnudo por más tiempo alteza?
Por dentro estaba nerviosa y algo avergonzada, el avanzaba cada vez más, con pasos lentos pero firmes, sus ojos no dejaban de mirarme y lo hacían de una manera misteriosa como si alcanzara verme el alma o intentara descubrirme.
Sigo cayendo en sus ojos magnéticos en esa bonita combinación de colores, y lo eran, eran muy hechizantes, porque tampoco deje de míralo en ningún momento.
Bueno, está bien seré sincera alternaba mi vista de su abdomen a sus ojos y viceversa.
Estaba tan sumida en mis pensamientos, sin saber exactamente qué decir, que le di el tiempo suficiente de llegar a mi lado, ahora, solo centímetros de distancia nos separaban.
—¿La princesita se siente culpable? Este es un nuevo nivel de acoso, te has superado Nerea —Se cruzó de brazos con una mirada cansada —¿Está bien si te felicito?
—No intentes cambiar los papeles. Tú, acosador —lo apunté en su pecho desnudo —Yo la que te amenaza con la daga.
—Pero creo que tienes razón —esquivó mi comentario —No me pongo una maldita camisa porque me gusta cómo me miras.
—¿Y cómo te miro según tu?
—Como si quisieras besarme —murmuró muy cerca de mi rostro —¿Quieres hacerlo Nerea? Solo tienes que decirlo.

ESTÁS LEYENDO
Robo a la Corona
FantasíaNo todos son capaces de robar el mundo para conseguir lo que desean ¿Tú serías Capaz? En el mar de los doce reinos gema gobernaba una pirata buscada, temida, odiada o respetada. Todos temblaban con solo mencionar su barco, ver una sombra fugaz o un...