Todo se sentía muy pesado y borroso, mi cabeza daba vueltas y no distinguía en donde estaba hasta que la vi a ella.
Nerea se encontraba en un acantilado rodeada de guardias y con una bolsa de monedas en una mano, pude ver que con la otra agarró su espada lista para dar pelea.
Aunque ella sea fuerte y muy ágil, una pelea no era justa cuando es seis contra uno.
Estaba algo lejos así que empezó a correr en su dirección, para ayudarla.
Los hombres cada vez la acorralan más y más a la orilla del barranco, Uno de ellos la tomo del cuello y la empujó al suelo ella intentó pararse, pero otro hombre el agarro de las manos y le arrebató su espada.
En ese momento me descontrole, llegue a su lado y lo único que hice fue dispararle a uno de esos hombres para que dejara de besarla.
Los demás muy atentos intentaban atraparnos, cuando una idea pasó por mi mente, mi vista se dirigió hacia el final del barranco; a las olas del mar.
En un movimiento rápido tomé el brazo de Nerea y saltamos juntos.
Al impactar con el agua se sintió ligera, como si estuviera en una gran nube, todo parecía sereno, cuando salí a la superficie, con la mirada empecé a buscar a la chica pelirroja más testaruda que haya conocido.
Me preocupé al no encontrarla y empecé a sumergirme una y otra vez angustiado hasta que por fin ella salió dando una gran bocanada de aire.
De mis labios se escapó una pequeña sonrisa de alivio, pero la expresión de ella demostraba todo lo contrario demostraba ira, ira pura en esos ojos celestes.
—¿Estas herida? —le pregunté intentando acercarme a ella.
—No me hables —respondió entre dientes enojada.
No le insistí todo el ambiente se volvió muy frío y silencioso Nerea empezó a nadar y de repente apareció el barco, Jesper nos ayudó a subir a la cubierta.
—Toda la tripulación esta abajo —dijo algo incómodo.
—Ve a cambiarte o te enfermaras —le ordené a Nerea
Mala idea, me dio una mirada llena de odio, su pecho subía y bajaba con rapidez, su nariz hacia eso de moverse levemente hacia los lados como hacía cada vez que estaba muy pero muy molesta.
—Primero te interpones y ahora ¿Te atreves a darme una maldita orden? ¿quién te crees que eres imbécil? —escupió con desprecio.
—Estaba salvándote malagradecida —le respondí de la misma manera.
—No pedí que me salves, no necesitaba que me salves, tenía un plan, siempre tengo un plan idiota.
—Tu plan no estaba resultando, no iba a permitir que esos torpes te golpearan ver todo y no hacer nada.
—¿Te golpearon? ¿Estás bien? —expresó Jesper preocupado.
Nerea lo ignoró, no despegó la vista de mí y siguió mirándome furiosa.
—Yo sola podía clavarle una daga o dispararles en la cabeza, nunca te interpongas, tu trabajo es obedecerme, y hoy tu tarea era permanecer en el muelle ¡en el maldito muelle!
—Saben creo que también bajaré —susurró Jesper bajando a los dormitorios y ahora yo lo ignoro.
—¡Me importa un carajo mis tareas!, si necesitas ayuda yo te la daré, me interpondré en tu camino, te llevaré la contraría ¡y me vale mierda si tu no quieres!, en estos casos no me importa lo que digas.
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Robo a la Corona
FantasíaNo todos son capaces de robar el mundo para conseguir lo que desean ¿Tú serías Capaz? En el mar de los doce reinos gema gobernaba una pirata buscada, temida, odiada o respetada. Todos temblaban con solo mencionar su barco, ver una sombra fugaz o un...