Capitulo XII

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NEREA

Las horas transcurrieron sin ningún inconveniente, solo con pequeñas discusiones conmigo misma, sobre si usar o no el collar y mi apariencia en general.

Pero ya estaba lista con el hermoso vestido azul, blanco y detalles de plata, el delicado collar de zafiro, decidí ponerme unos zapatos blanco con un pequeño tacón y hacer un medio recogido mi cabello rojo, con algunos mechones cayendo delicadamente por mi frente.

Delante del espejo, antes de salir de mi habitación, vi mi apariencia final y la verdad lucía preciosa, en mis manos sostenía una tiara de plata, me la coloqué con cuidado y ya estaba lista era el último detalle que faltaba.

—Luces como una princesa —Le susurré muy bajito a mi reflejo.

Si, pero no eres una.

Me recordó mi consciencia, lo que quieres aparentar no es en realidad lo que eres, pero he aparentado toda mi vida, en cada lugar nuevo hay una nueva yo, una nueva Nerea.

Sacudí ligeramente mi cabeza, para borrar estos pensamientos e ignorar a mi consciencia, no importaba, aquí era la princesa de Pearl y la princesa de Pearl se veía maravillosa.

Alisé mi vestido recordando que guardé mis dagas con la máscara y no las deje tiradas otra vez, fui directo hacia la puerta y salí de mi habitación.

Caminé por el pasillo hasta llegar a la escalera de mármol blanco, apunto de bajar, mi vista se dirigió al final del pasillo, estaba casi segura que la habitación que se encontraba entre las sombras era de Cassian, volví a mirar al frente y bajé las escaleras con cuidado de no tropezarme.

Enseguida fui hacia el salón del trono, supongo que es el primer salón que conocí. Cuando llegue, el lugar estaba muy bien decorado con los colores característicos del reino, de pie delante de su trono el rey Fredik, vestido muy elegante de azul y dorado, haciendo juego con su Corona.

Estaba solo, así que decidí acercarme un poco y detenerme a un lado, abajo de las gradas.

—¿Has visto a Cassian? —Preguntó el rey.

Mi mirada viajó hacia él, aparentaba ser más alto al estar arriba de los escalones.

—No majestad —respondí con cortesía.

Fredik soltó un bufido y empezó a quejarse de Cassian esta vez de su impuntualidad.

Como si haya sido invocado, minutos después apareció Cassian, vestido completamente de negro, transmitiendo oscuridad, su cabello café se vía más sombrío y la verdad lucía muy atractivo.

Creí que al menos hoy usaría algo azul, pero me equivoqué.

Volví a mirar al Rey y este estaba que echaba humo por la nariz, hasta podía asegurar que sus ojos cafés se transformaron en rojos y empezó a lanzar rayos láser de ellos, quemando el atuendo de Cassian.

Esa imagen que hice en mi cabeza me dio mucha risa y tuve que cubrirme un poco la boca, para no escapar una que otra sonrisa.

Cassian llegó junto a nosotros, todavía no notaba mi presencia o simplemente la ignoraba, solo seguía acomodando las mangas de su chaqueta.

—¿Eres idiota Cassian? Te dije muy claramente que tenías que portar el color azul —Dijo Fredik con una voz áspera y llena de ira.

Cassian no lo miró, se limitó a levantar una de sus manos y mostrar los anillos que llevaba.

—Dijiste que tenía que usar algo azul, aquí está, espero que estés contento padre —respondió con voz retadora.

Efectivamente, anillos de color azul, plata y negro adornaban sus Largos dedos.

Robo a la CoronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora