A tiempo

1.6K 191 3
                                    

—Dame un par de horas y prometo que dedicaré el resto de mi vida para ti y nuestros hijos —se separa y me da una sonrisa que oculta la malicia que hay en su ser—. Debo ir a despedirme de personas que en su momento fueron muy importantes para mí, pero que lastimosamente ese amor de familia se murió con el soplar de una vela.

Niego, llevando mis pensamientos a lo que creo que está tratando de decirme. No puede ser tan malo de ir y matar a su propio sobrino, si se supone que lo ama como un hijo. ¿Qué puedo hacer? En este momento no sé en dónde pueda estar Axel, o si lo tiene secuestrado, amarrado o está libre. No sé nada, y el miedo se está haciendo presente en mi sistema.

Todo estaba bien, nuestra vida iba empezando a ser feliz. ¿Por qué siempre tiene que haber algo que nos haga caer en el sufrimiento? ¿Acaso no nos merecemos un poco de felicidad en la vida?.

—Le daré tus saludos a Axel, después de todo merecen despedirse como se debe, pero es una pena que en esta ocasión no se pueda —limpia mis lágrimas con la yema de sus dedos—. Axel no es nadie, él no merece que estos ojos tan lindos boten lágrimas por alguien tan insignificante y poca cosa como él.

—¡Cállate! Axel es un verdadero hombre, uno que lucha por lo que desea y quiere —escupo—. Podrás arrebatarlo de mi vida, pero aun y si llega a faltar, nadie podrá borrar el amor tan grande y genuino que siento; porque solo a él, es quien mi corazón ha decidido amar hasta la muerte.

—El amor es recíproco, mi reina —tras escuchar la voz de Axel detrás de Carter, el hombre se tensa y, mi corazón da un vuelco frenético—. Debí haberte matado cuando tuve oportunidad aquella noche, pero me abstuvo el hecho de que eras el hermano de mi madre. Te lo advertí y no me hiciste caso; te dije que te alejaras de mi mujer.

El claro sonido del cerrojo de un arma de fuego, empuja mi corazón a mi estómago. Ver a Axel apuntando directamente en la cabeza de un hombre, es el acto que nunca antes me hubiera imaginado de él. Sé que Carter ha actuado mal, pero ensuciarse las manos es algo que no tiene perdón.

—El verdadero yo ha salido de ti —Carter no se mueve ni un solo centímetro de su lugar—. Hazlo, ¿qué estás esperando? —lo desafía.

Axel muestra una sonrisa siniestra, capaz de hacerme erizar la piel.

—Axel, no lo hagas...

El seco, ruidoso y arrasador disparo inunda mis oídos, haciendo que me trague cada una de las palabras que pretendían salir de mi boca. Palidezco al ver el cuerpo de Carter caer al suelo, con un disparo en medio de la cabeza y lo que creo que muerto. El corazón se quiere salir por mi boca por el impacto. Verdaderamente no creí que lo fuera a hacer.

No hay rastro de la tierna mirada del hombre que amo, ahora solo hay un odio sin remordimiento alguno por lo que acaba de hacer.

—Los problemas se solucionan de raíz, o sino después nos veremos envueltos en líos más grandes. Hay que prevenir que no suceda lo mismo en un futuro, mi amor —al verme a los ojos, su mirada cambia radicalmente. El tierno chico del cual me enamoré ha regresado—. ¿Estás bien? ¿Te hicieron daño? Nuestros hijos están seguros en un hospital. Ya todo acabó.

—¿Qué has hecho, Axel? —susurro, sintiendo el dolor gobernar mi cuerpo, y no solo es el de la cesárea, también me duele el corazón—. Acabas de destruir tu vida...

—No es así, mi amor —se acerca rápidamente hasta la camilla, toma mis manos y las besa indefinidas veces—. Carter te trajo aquí no precisamente para darte una felicitación o algo parecido. Es aquí donde pensaba deshacerse de ti. Llegué a tiempo, es lo único en lo que puedo pensar por ahora. No pensemos en lo que no sucedió.

Las palabras no me salen de la boca, pues todo lo que ha pasado aun me tiene sumamente impactada y desorientada. Ha sido el día más horripilante que haya podido vivir, pero, entonces ahí está la persona que entre sus brazos me brinda toda la protección del mundo. Lo que me preocupa es que la muerte de ese hombre vaya a generar algún problema para Axel.

—No dejaré que nadie te haga daño, mi amor. Perdóname por no haber estado para protegerlos —su llanto me termina de romper por dentro, mientras sus brazos sostienen con fuerza mi cuerpo—. Tuve mucho miedo de perderlos para siempre...

Seduciéndote[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora