AXEL
No podía esperar un día más para estar atado de por vida a Rachel, aunque nuestros caminos y nuestras almas estén enlazadas desde hace mucho atrás, no hay felicidad más grande que asegurarla como completamente mía. Pudo haber sido mejor, pero ver el rostro de la mujer que amo lleno de sorpresa, felicidad, amor y ternura fue lo más gratificante que aprecié durante la ceremonia y la cena con toda la familia. No veo la hora de tenerla entre mis brazos por toda la madrugada y la vida.
Para muchos puedo ser a penas un joven que ha empezado a llegar a su adultez, pero lo que no saben, es cuan maduro he sido desde que era tan solo un niño. Siempre he tenido claro lo que quiero y lo que no. Para qué perder tiempo en cosas que no suman ni restan en la vida.
Estuvimos parte de la noche entre una cena agradable con la familia, riendo, hablando de todo un poco y sintiendo esa calidez de la que busqué por años. Todos están muy emocionados y felices por nuestra boda. Además de que ellos fueron los que me ayudaron a planear cada detalle este día tan único y especial. Ver la felicidad de mis hijos y de mi ahora esposo no tiene precio. Puedo perderme en esas sonrisas por completo.
Mis hijos me han desarmado por completo, pues cómo no tener que ser tierno y delicado para con ellos. Ana, Gael y Jaremy han dado luz a nuestras vidas. Aun no me creo que ya estén tan grandes y fuertes. Al comienzo tenía mucho miedo del cómo sería sus vidas, pero su nacimiento ha sido algo que no ha intervenido en su crecimiento y desarrollo. Todo lo contrario, son niños con gran peso y altura para su edad. Y Ana es ver a mi madre, con sus mismos ojos y su misma dulzura, que me traen el vivo recuerdo de lo que era ella en vida. Anabella es mi hija, aunque no venga de mí el amor que siento por ella es igual de inmenso que siento por Gael y Jeremy.
—Es tiempo de irnos —aviso, bebiendo el último trago de vino de mi copa—. Nos espera una larga noche...
—Axel —advierte Rachel con las mejillas a punto de explotar de vergüenza—. Pero si es tiempo de irnos, los niños ya se han quedado dormidos.
—No es como que no supiéramos lo que te espera, Coquito. O sea, se acabaron de casar, por lo que deben estar sumamente apurados para llegar al nido de amor, ¿no es así? —todos reímos por las palabras de Diane—. Y esta noche seré la niñera y madrina más comprometida de todos. Por eso no tengo ni una gota de alcohol en mi sistema. Esta noche seré completita de los chiquitines.
—¿Qué dices? El no beber te ha afectado el cerebro.
—¿A caso es que no piensas tener tu noche de bodas? —sonrío, viendo la confusa expresión de Rachel.
—Nosotros nos vamos —me levanto de mi lugar—. Isaac lleva a Diane y ayúdala en todo.
—No hace falta que lo pidas —murmura divertido.
—¿Por qué tiene que ser él? —Diane se queja—. No hay persona más detestable e irritable que Isaac. Vámonos, antes de que me arrepienta.
—No es como que me agrade tener que hacer de niñero con una mujer tan fastidiosa como tú —nos mantenemos en silencio, viendo como se asesinan con tan solo la mirada.
¿Y a estos dos que es lo que les pasa?.
Isaac, mi padre y Diane se marchan con los niños en los brazos, mientras que los padres de Rachel, hermana y Mikel se van por su lado. Oliver se va junto con su novia.
—Te lo tenías todo bien guardado, ¿eh? —rodeo la cintura de mi esposa y salimos juntos del restaurante—. Cómo haces para ser tan tierno. Le he pegado a lo lotería con tan solo un baile.
—Lo mereces todo, ¿por qué no dártelo? —traen mi auto—. Además, el que resultó ganando fui yo.
Le abro la puerta del Lamborghini, y con una sonrisa en los labios entra en el. De camino a la casa de mi madre, respondo a los reclamos de la sorpresa que le di esta noche. Es la primera vez que le oculto algo, y ese hecho me tenía a punto de un colapso. No soy bueno para tragarme las cosas, y menos a Rachel quien conoce todo de mí.
La casa a las fueras de la ciudad la he remodelado hace poco. Solemos venir los fines de semana con los niños y nuestros padres. Sé cuánto ama Rachel esta casa, y no solo por lo que significa para mí, sino también por los momentos que hemos construido juntos en ella. Cómo olvidar que este fue el lugar donde mi corazón empezó a sentir necesidad del suyo. Mi madre ha de estar muy feliz por mí y por todo lo que he venido logrando. Su ausencia es algo que me marcó, pero ahora en mi memoria quedan los momentos felices que pasamos juntos. Tener a mi padre es como tenerla a ella, dándome de todo su amor, protección y cariño.
—¿Qué hacemos en casa de tu madre? —por más que le diga que ahora es nuestra, ella sigue guardando el respeto—. Vas a hacer que se me pare el corazón.
—A mí se me paró ya —salimos del auto—. Es nuestra noche de bodas, bailarina.
—No me la creo, ternurita.
Caminamos en dirección al lago, dónde una velada romántica nos espera.
Los pétalos de rosa, las velas y la poca luz hace que todo sea muy bonito. Diane y Mara hicieron un buen trabajo decorando todo a gusto de y para Rachel.
—Que hermoso... —susurra con los ojos llenos de lágrimas—. Me has dejado sin palabras. Sabes cómo conquistar cada día el corazón de esta pobre humana.
Me pierdo en su linda sonrisa, dejando que explore por su cuenta el camino de pétalos de rosas que conduce al lago. Sobre el lago hay pétalos y pequeñas velas flotantes por toda su extensión. Es una vista hermosa que hace juego con la noche.
La luz de la luna ilumina su rostro, por lo que me hechiza y me tienta a querer verla completamente iluminada por ella. Me voy a su espalda, abrazándola desde atrás. Estampo mis labios en su cuello, sintiendo un gran deseo por hacerla mía ahora mismo bajo la noche estrellada.
—Es nuestra primera noche como esposos —susurro sobre su piel—. Prométeme siempre estar aquí a mi lado, incluso si dejaras de amarme.
—Te lo prometo —responde en automático—, pero nunca dejaré de amarte, mi amor. Siempre estaré para ti, y no por deber, sino porque eres tú el lugar donde siempre quiero permanecer. Axel, ¿te imaginabas una vida como estas, al lado de una mujer como yo?.
—Esa pregunta no me gustó en lo más mínimo —se gira entre mis brazos, dándome una mirada curiosa—. Debo de ser sincero; no me imaginaba nada de esto, pero es sorprendente las vueltas y las sorpresas que nos da la vida. Mientras detestaba con todas las fuerzas de mi corazón ir a una lugar como en el que bailabas, no puedo negar que ver cada movimiento y cada gesto lleno de sensualidad me hizo desearte. Soy de carne y hueso, y como todo humano siento y reacciono ante el estímulo.
Acaricio su espalda suavemente, posicionando mis dedos entre el medio del vacío del vestido, tocando directamente su piel.
—Esta belleza solo puede tener un par de ojos para que la contemple —desgarro el vestido, tomándola por sorpresa—. Nadie más que yo puede ver todo este cuerpo que es capaz de volver loco a cualquiera.
Deslizo la yema de los dedos por su piel y la siento temblar ante mi toque. Acaricio pausadamente, mientras sus ojos siguen fijos en los míos. Su piel erizada me enciende a mil. Pensando en las palabras que dijo cuando se cambiaba de vestido, para mí siempre será la mujer más perfecta que tengo el gusto de apreciar.
—A veces siento que solo eres un sueño —muerde su labio inferior, cerrando los ojos y disfrutando de mis caricias—. Alguien que no es real... pero entonces me doy cuenta que en este mundo sí existen los hombres buenos y tiernos para con sus mujeres, como justamente lo haces cada momento. ¿Dejarás de sorprenderme algún día, mi amor?.
Sonrío satisfecho y orgulloso.
—Nunca. Mereces el cielo y la tierra y en una misma proporción durante todos los días de tu vida —sus manos no tardan en empezar a quitar la corbata y a despuntar la camisa de mi cuerpo. La tomo entre mis brazos, aun con prendas estorbando nuestros cuerpos—. Todos los días iré seduciéndote el alma, el cuerpo y el corazón; porque no hay seducción más excitante que el amor tan grande y tan puro que siento por ti...
Unimos nuestros labios, fundiéndonos en un beso infinito, amoroso y lleno de pasión. Es un beso de nunca acabar.
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Seduciéndote[✓]
RomanceElla es esa pequeña ración de sensualidad que prende y altera cada uno de mis sentidos. Son sus movimientos tan sensuales y expertos frente a mí. Son sus ojos tentándome, insinuándome que cometa el pecado. Y son sus labios rosas y provocativos, lo q...