RACHEL
Caminaba por el centro comercial, con una sonrisa en los labios mientras recorría las tiendas y observaba la ropa de bebés. Había pensado en comprar cuatro conjuntos del mismo, pero de diferentes colores. Ansiaba como nunca conocer el sexo de mis bebés, y no es para menos, desde que me enteré del embarazo no hay día que me haga ilusiones con mis hijos. Me los trato de imaginar, pero una imagen clara no me llega a la mente.
Me siento muy feliz, nadie tratará de quitarme la dicha y la alegría que tengo desde hace un tiempo. Axel complementa la perfecta vida que hemos realizó juntos hasta ahora. Es poco el tiempo, pero cabe resaltar que cada día nuestro amor se fortalece.
Seguía caminando sin detenerme, al tener un embarazo de siete meses y con dos bebés dentro de mí, mi caminar es mucho más lento. Mis piernas duelen y tengo que detenerme cierto tiempo para poder descansar un poco. Me he engordado bastante en los últimos meses.
El antojo más grande que me ha dado han sido los camarones con salsa picante, por lo que decido ir a comer unos cuantos al restaurante donde Axel suele llevarme.
La mañana se me fue en un abrir y cerrar de ojos. Caminaba hacia el auto para regresar a casa. La ecografía está programada para la tarde y Axel irá a casa por mí en cualquier momento. Se llevará una sorpresa cuando vea los conjuntos que he comprado.
El sol brilla en la cúspide del cielo, el hermoso color azul claro me da mucha tranquilidad. Es un día precioso, es como si estuviera confabulado con mi felicidad. Las pocas nubes blancas no muestran que vaya haber tormenta, ¿entonces porque cada que voy acercándome a casa, el cielo se va oscureciendo?.
El pasar las calles, la lluvia y los fuertes rayos empiezan a caer. Este día parecía ser soleado y lleno de alegría, no lluvioso y triste en un solo parpadeo...
...
No recuerdo haberme dormido en mi auto, por lo que al empezar a abrir los ojos y tratar de moverme, mi cuerpo no reacciona a mis mandatos. La cabeza duele y el cansancio que siento no me permite mover.
Las voces lejanas me ponen a pensar en dónde me encontraré. Durante mi embarazo, nunca antes me había desmayado, ni mucho menos me había quedado dormida conduciendo. No me acuerdo de nada más, lo último que recuerdo fue haber subido en el auto... y luego la oscuridad me sumió por completo.
Trato de hablar, pero mi voz tampoco sale. A penas si se oye en un susurro poco audible.
—Axel... —llamo.
—No gastes energías, princesa —su caricia me parece desagradable—. Descansa.
—Axel, ¿dónde estoy? —los ojos me pesan, no los puedo abrir y mirarlo. Necesito de la ternura de su mirada para poder estar tranquila—. Los bebés...
—Mi amor, nuestros hijos se han adelantado —el corazón se me acelera de lo que creo que es felicidad—. Todo acabará muy pronto...
Acaricia mi cabello, hasta que sus ásperas manos me sumen en un sueño el cual no quería estar.
Despierto poco a poco, desorientada y con mucho dolor en el vientre bajo. Instintivamente llevo mis manos a mi barriga y me doy cuenta que tengo una bata de hospital. Todo a mi alrededor está muy silencioso. Se me hace extraño que Axel no esté conmigo. Tengo muy pocos recuerdos de lo que ha pasado después de haber subido en el auto. No sé cómo es qué llegué al hospital por mi cuenta, o si alguien me trajo y me dejó aquí. No sé si ya tuve a los bebés o si algo más está pasando. No sé absolutamente nada.
Trato de levantarme, pero el dolor tan agudo en mi vientre me dobla de dolor. El estirón en mi piel me saca las lágrimas. Llevo mi mano a la zona donde más dolor siento, y una tela es lo que palpa mis dedos. Me tenso, ¿qué ha pasado? ¿Por qué tengo eso puesto y por qué duele tanto al moverme? Trato de hacer memoria, pero mi mente está por completo en blanco.
—Despertaste —esa es la voz de una mujer—. No te muevas o se te abrirá la cesárea. Lo que menos quiero es tener que hacer más sacrificios por ti.
—¿Eres doctora? —la mujer se acerca por completo a la camilla, pero no reconozco quién es—. Podrías por favor darme información de lo qué me ha pasado.
Sonríe ladeado.
—Has dado a luz antes de tiempo. Los pequeños se encuentran en una incubadora por su estado prematuro —la veo sacar una jeringa de su saco negro, y se me hace extraño que no lleve bata de doctora—. No te preocupes por tus hijos, su padre se encuentra con ellos. Ahora te daré de este medicamento para que no sientas ningún tipo de dolor, ¿vale?.
Me tranquiliza saber que Axel está con ellos, pero qué ha sucedido. Mi embarazo venía bien, cómo es posible que se hayan adelantado. ¿Nacieron niños? Es lo que me dio a entender. Con tantas preguntas por hacerle, no pude realizar ninguna. El medicamento que puso por el goteo intravenoso, más el cansancio y la pesadez del cuerpo me sumió poco a poco en otro sueño.
—¿Qué le has dado? —escucho una voz masculina a lo lejos.
El cansancio no me permite reconocer la voz o hablar con ella.
—Esta mujer ya no no es necesaria, ¿para que seguir teniéndola con vida? Ya obtuvimos lo que queríamos de ella, Carter. Comprendes que ahora tenemos como tenerlo todo bajo nuestro poder —su risa me estremece—. Por fin me podré deshacer de ese viejo decrépito y de ese estúpido que me ha dado tanto dolor de ovarios por muchos años. Es tu turno, Carter. Yo hice mi parte, ahora te toca traer a esos dos aquí. Así matamos a tres pájaros de un solo tiro.
—Ariana, habíamos quedado en otra cosa.
—Te gusta, ¿no es así? — la mujer vuelve a reír—. Fuiste tú quien planeo todo esto, ahora no me vengas con que le has agarrado cariño a una mujer que no te pudiste ligar. Cuánto antes los llames y te asegures de que van a venir, más rápido tendremos nuestro dinero en las manos. No me he sacrificado por años por nada. Haz tu parte, yo ya hice la mía.
—Axel... —susurro, con el miedo invadiendo mi ser.
—Puedes quedarte con ella, después de todo, sé que solo te servirá para satisfacer tus deseos. Piénsalo bien, lo mejor es que la mates y con ello nos evitamos problemas a futuro.
El sueño me domina por completo, aun tratando de luchar para no dormirme. Es en vano, la energía ha sido drenada de mi cuerpo. Es el rostro de Axel que me llega a la mente y lo único en que pienso, es que llegue para salvar a nuestros hijos; seré feliz si es él quien los cuida, pues sé que será el mejor padre del mundo.
Mi corazón parece ir más lento que lo habitual, pero aun y con un latir pesado, el vacío que me domina se expande rápidamente por todo mi pecho. No sé qué es lo que está pasando, pero tampoco me quedan fuerzas para descubrirlo...
![](https://img.wattpad.com/cover/275124489-288-k852175.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Seduciéndote[✓]
RomanceElla es esa pequeña ración de sensualidad que prende y altera cada uno de mis sentidos. Son sus movimientos tan sensuales y expertos frente a mí. Son sus ojos tentándome, insinuándome que cometa el pecado. Y son sus labios rosas y provocativos, lo q...