Deseo

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El fin de semana fueron los dos días más maravillosos y únicos que haya podido pasar junto a un hombre, que en ningún momento, por más en que sus insinuantes palabras y sus deliciosos besos me dejaran con ganas de más; él no trató de ir más allá. Y se lo agradezco muchísimo, porque mi mente y mi cuerpo no querían lo mismo. Estaba y aún estoy en el limbo; entre si sí estoy haciendo lo correcto dejándome llevar por lo que siento, o de plano estoy cometiendo un error. Me da temor enamorarme tan rápido de alguien, o a veces me cuestiono y pienso; que este gusto por Axel es solo eso; gusto, y lo estoy confundiendo con amor. Hace años no me sentía como una adolescente; insegura y enamoradiza.

Usé la razón para conocer más a fondo a Axel, y así mismo fui contándole un poco de mí. Lo mejor es dar pasos lentos. No quiero dar una carrera en un camino incierto y que no es tan claro para ninguno de los dos. Desde un principio supe que solo era sexo, pero la cercanía que hemos tenido y la amistad que hemos formado estas últimas semanas, me han cambiado las perspectivas. Yo pensé que Axel era el típico hombre que solo se ligaba a una mujer para llevarla a la cama y esfumarse después del acto, pero no es así. Me ha sorprendido el buen hombre que es.

Axel me presentó a su madre mediante una foto, la cual guarda con gran recelo en su billetera de bolsillo. La madre de Axel fue una mujer preciosa, físicamente se parece mucho a Axel, a diferencia del color de sus ojos. Mientras los de Axel son avellanos, los de ella eran de un azul precioso. Pero de resto, son muy parecidos. La foto que me mostró él salía con ella, y más tierno no pudo ser. Axel de niño era hermoso. Ahora comprendo que lo atractivo lo sacó de su madre. Tenía muchísimas preguntas de su padre, pero como no lo mencionó, las guardé para mí. Quizás más adelante confíe en mí y me cuente un poco de cuál es la relación actual con su padre.

La atracción sigue estando presente entre él y yo, y solo nosotros sabemos cuan difícil fue llevar el fin de semana solo con húmedos, alargados y ardientes besos. Más me sorprendió el autocontrol y la manera tan suave y excitante en la que frenó nuestros desenfrenado besos. Yo no tenía mucho control de mí. Axel me hace sentir muy viva con cada roce de su aliento, solo que ahora que nos hemos conocido un poco más, no quiero que el sexo lo arruine todo. Estoy en una edad dónde quiero tener una relación sincera y genuina, no una relación basada en sexo y mentiras. Yo ya quemé esa etapa, pero comprendo perfectamente que Axel hasta ahora está empezando algo que ya viví.

Dejando a un lado mis pensamientos y las contradicciones que tengo desde hace varias semanas atrás, salí del auto y me adentré a la universidad. Tengo que dejar de pensar tanto, porque me estoy martillando la cabeza yo solita.

Al entrar al salón, me quedo estática en la puerta, viendo a Axel sentado sobre mi escritorio con una sonrisa jodidamente sensual adornando su rostro. Se ve pleno y feliz.

-Buenos días, Miss Blum - miro el reloj en mi muñeca y arrugo el entrecejo.

-¿Qué haces tan temprano aquí? Además, no tienes clase conmigo sino hasta después de las diez - enarca una ceja.

-Cualquiera diría que no has pasado un buen fin de semana - he sido muy grosera -. ¿Algo que deba saber, bailarina?.

Cierro la puerta del salón detrás de mí, y Axel se cruza de brazos, aún sentado en el borde de mi escritorio.

-Lo siento. Buenos días - camino hacia él y sonrío -. Mi fin de semana ha sido espectacular; relajante y... no sé, ¿extraño?.

-¿Extraño? - hace una ligera, pero atractiva mueca -. Supongo que le hizo falta algo más, ¿no crees?.

Sacudo la cabeza, deteniendo mis pasos a pocos centímetros de él.

-Estuvo perfecto - sonríe y de un rápido movimiento me apresa entre sus brazos y piernas -. ¿Qué haces? Nos pueden ver.

Me remuevo, entre el fuerte agarre de sus cómodos brazos.

-Es muy temprano, aún tenemos tiempo - acerca sus labios a los míos, y mirándome fijamente, deja un suave beso en la comisura de mis labios -. He venido por mi porción de besos.

Sin darme oportunidad de hablar, ataca mi boca con una necesidad que no conocía de él. Su lengua jugó abiertamente con la mía, mientras sus manos acariciaron cada curva de mi cuerpo. El fuego que hay en mi interior es muy grande. Al no poder controlar un gemido que se ahogó en su boca, profundizó nuestro beso apretándome más contra sí. Sus besos y sus manos son una fuerte llama que me derrite en segundos. Es difícil poder controlarme, y más cuando no he dejado de pensarlo ni un solo segundo.

-Maldición - gruñe, tirando suavemente de mi labio inferior -. Te haría mía ahora mismo.

Descendiendo sus labios por mi barbilla, aprieta mi trasero contra su erección. Su acción me lleva a gemir por la bajo nuevamente. No estamos en el lugar adecuado, pero sería tan excitante y lleno de adrenalina cometer una locura con él; aquí, en mi escritorio... ¡Por Dios! ¿Qué estoy pensando?.

Cierro los ojos tratando de no dejarme dominar por este deseo que me va a matar. Lo tuve dos días completamente para mí sola, y es ahora donde me entran las ganas de sentirlo. Suelto el aire por la boca, al tiempo que Axel reparte besos húmedos y calientes por mi cuello y parte de mis pechos.

-Axel... - suplico inútilmente -. Por favor.

-¿No lo quieres? No sabes el poder sobrehumano que hice para no tomarte este fin de semana, Rachel - vuelve a besarme en los labios con vehemencia -. Tengo tantas ganas de hacerte mía, bailarina. No me importa el lugar ni la hora; solo quiero sentirte.

Me gira, alzándome y sentándome en el escritorio con una rapidez que me deja sin aliento. Tiene una fuerza que me pone la piel de gallina. Tiro la cabeza hacia atrás, dándole pleno acceso a sus besos. Rodeo su cintura con mis piernas, apretándolo contra mí, sintiendo lo rígido que está contra mis muslos desnudos.

-Cómo no pecar teniendo a tan grande tentación, ¿eh? - adentra una de sus manos bajo el vestido y tiemblo al sentir el suave roce de sus dedos directamente en mi piel -. Me vas a cumplir una de mis tantas fantasías, bailarina - afirma, acariciando la cara interna de mis muslos.

La sangre me fluye a gran velocidad por el cuerpo hasta llegar al corazón. No puedo con tanto. Las palabras no me salen de la boca, y es que no tengo que discutir, porque también lo quiero. Quiero que haga un desastre de mí en mi escritorio.

Seduciéndote[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora