Un año después...
La vida trae consigo dolor y sufrimiento, pruebas y muchas bajadas que tenemos que afrontar como mejor debamos; con la frente en lo más alto, mientras le gritamos al jodido que nos quiere ver mal, que aquí estamos, de pie, en la lucha para seguir corriendo a su misma velocidad y fuerza.
Para aprender a vivir hay que sufrirla, esas eran las palabras que mi hermano mayor me decía día a día mientras aún seguía con vida. Y cuánto razón tenía, pues todo lo que he tenido que llevar no ha sido sencillo, pero aquí me he mantenido firme y sin perder esperanza.
Su partida, la enfermedad de mis padres, los gatos médicos, la comida, el deber, las responsabilidades diarias que no dan abasto, las decepciones, el aprender a no confiar en quien más dulce te hable al oído, el hecho de amar y sufrir a la vez, son solo lecciones que me llevaron a construir un camino y un destino justo. Todo lo que atravesé fue para mejor, y hoy en día, que tengo la mejor de las vidas con mi gran familia, hace que toda mal vivencia haya valido la pena. Aunque en algunas cosas si me gustaría cambiar de sucesos.
Mis padres han tenido una evolución favorable a lo largo de un año, en el cual no tuvieron que preocuparse de nada. Papá ha vuelto al taller de mi hermano y lo ha manejado acorde de lo que el doctor le recomendó; sin tanto esfuerzo, ya que las secuelas de la anemia aun siguen estando presentes, además de que la diabetes se ha despertado en su cuerpo. Me tranquiliza saber que lleva un tratamiento adecuado, y que día tras día va recuperando fuerzas. Es un hombre fuerte. Mi madre mantiene la mayor parte de su tiempo mimando a sus nietos, pues es la abuela más feliz del mundo. Ella, por su parte, no volvió a sufrir de bajones de azúcar; el estrés, el mal dormir y el no comer quedó en el pasado cuando mi padre empezó a mejorar. Su mejoría mutua, me hizo dar cuenta la gran unión entre ellos; los dos, luchando para seguir tomados de la mano.
Mi hermana ha estado centrada en sus estudios, y con la gran sorpresa de que hace unos meses atrás se hizo novia de Mikel; esos dos se lo tenían muy bien guardado, o es que en definitiva le presté muy poca atención a mi hermana como para darme cuenta de la cercanía que tenían. Igualmente me da gusto por ellos y me hace muy feliz su relación, pues Mikel es un chico muy bueno y dulce.
Diane se marchó a Mónaco hace seis meses atrás, decidida a construir un nuevo camino lejos de todo lo que le recordaba a mi hermano. Fui una mala amiga y una mala cuñada. Me arrepiento de no haber estado más para ella cuando mi hermano falleció. Su amor por él sigue intacto, sigue siendo el mismo que le descubrí en una tarde soleada cuando mi hermano arreglaba su automóvil en casa. Diane ha sido mi mejor amiga desde que éramos muy pequeñas, por lo que me hace muchísima falta cada día que no está conmigo. Muero por verla cuánto antes. Ahora que vuelva por una temporada al país y por el cumpleaños de Anabella, Gael y Jeremy, no la pienso dejar ni respirar un poco. Estaré encima de ella todo el tiempo; necesito detalles de su tan nueva vida en Mónaco.
Isaac y Oliver han seguido su camino como jugadores de Rugby. Por lo que cada que tienen partido, somos los primeros en ir y apoyarlos. Oliver se ha enamorado perdidamente de su más grande admiradora; aunque el acoso de la chica fue lo que influyó para que el amor naciera. Todo es con persistencia, como lo diría mi buen amigo y compañero de vida; Axel. Isaac, por su parte, lo he visto muy solo, y al ser tan reservado conmigo, no sé a quién pertenece su corazón, pero por lo que me ha dicho Axel, es alguien que muy pronto nos irá a presentar. Su carrera como jugador es a lo único a lo que lo veo de lleno. Mikel trabaja en conjunto con Axel en su empresa, pues es el Jefe De Informática de la misma.
El Sr. Axel Monroe lleva una vida tranquila y alegre junto a nosotros. Desde lo sucedido hace un año atrás, la relación de los Axel se fortaleció de la noche a la mañana. Dejaron el odio y el sufrimiento atrás, para darle entrada a la felicidad, al perdón y al amor mutuo. Padre e hijo son iguales, por lo que ya no sé quién de los dos se me hace más sincero y tierno. Adoro al Sr. Monroe como si fuera un segundo padre, pues es un tierno y un hombre que irradia esa buena vibra y confianza en su ser para con los demás.
Si Axel llegara a leer mis pensamientos, seguro y me da un buen castigo, pues detesta que los compare y le dé más cariño a su padre que a él.
Me rio de mí misma, echándole una mirada rápida al hombre que está a pocos pasos de mí. El ser padre lo ha hecho madurar tremendamente. Y no solo en el físico, pues cada día se pone más bueno que el anterior, sino también en el hecho de ser un hombre mucho más serio, desconfiado y un poco más arrogante. Lo bueno de todo, es que es de esa manera con el resto del mundo, porque conmigo y nuestros hijos sigue siendo el tierno, el dulce, el amoroso, el juguetón; el perfecto hombre y padre que pueda existir.
Gael y Jeremy ahora son dos pequeños de un año de edad; gorditos, de cabellos negros y lacio, de ojos avellanas como su padre, con una tremenda energía de día y de noche desgastante. Los dos pequeñines frágiles y vulnerables, ahora están convertidos en un huracán doble y destructor. Si cargarlos y tenerlos fue difícil, criarlos lo es mucho más. Muchos me han dicho que no parecen niños que hayan nacido antes de tiempo, pues son niños muy hiperactivos, fuertes, sanos e independientes. Estoy inmensamente agradecida con Dios y la vida por haberme permitido ser madre de tan hermosos niños. Soy feliz con mi gran familia; cada uno es parte fundamental y esencial en mi vida. Todos ellos hacen que los días sean mejores.
Mi ternurita, cómo dejarlo atrás, ¿eh?.
Lo observo, lo miro, lo detallo, lo repaso en mi mente cada día que lo que tengo a mi lado. Su cuerpo frente a mí, en el máximo esplendor de su desnudez. Lo bien que se ve cuando seca su cuerpo cada mañana y me hace desearlo como una maldita loca y necesitada. La sonrisa maliciosa y arrogante que me tira desde el espejo, y entre muchísimas y grandotas cosas más, me hace amarlo infinitamente. Por más en que trate de de concentrarme mi trabajo como maestra de una plataforma virtual, su bien dotada anatomía no me permite hacerlo. ¿Cuándo fue la última vez que me acorraló contra la puerta? Ahora que lo recuerdo, dos días sin tener sexo es muchísimo tiempo.
Muerdo mi labio inferior, con la tremenda gana de enterrar mis uñas en su redondo y firme trasero.
—(Et le français, mademoiselle Blum?) ¿Qué tal el francés, Miss Blum?.
—(Délicieux, mignon) Delicioso, ternurita.
Su risa me saca de mis sucios pensamientos.
—¿Te falta mucho trabajo? Tenemos la cena dentro de una hora, bailarina, y aun no te has arreglado —observo mi moño desbaratado en el espejo—. Apúrate, ¿sí?.
—Últimamente te has vuelto muy mandón —vuelvo la mirada a la computadora—. Cinco minutos y cuestionario terminado. Se me ha acumulado mucho trabajo desde que Nina se ha ido de vacaciones.
—Date prisa, odio la impuntualidad.
—Sí, sí, ya lo sé —me tira un guiño, con una sonrisa complice en los labios—. ¿Qué estás tramando, Monroe?.
—Si te digo lo que tramo, seguramente no salgamos de esta habitación por varias horas.
¿Será que estará pensando en hacer lo que me estoy imaginando? Aunque hace mucho definimos nuestro mismo rumbo, aun anhelo que nuestro amor sea sellado hasta la eternidad.
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Seduciéndote[✓]
RomanceElla es esa pequeña ración de sensualidad que prende y altera cada uno de mis sentidos. Son sus movimientos tan sensuales y expertos frente a mí. Son sus ojos tentándome, insinuándome que cometa el pecado. Y son sus labios rosas y provocativos, lo q...