—Adelante.
Entre dos toman a Ariana de ambos brazos y la sostienen firmemente, mientras otra persona mucho más delgada, inyecta alguna sustancia en su brazo. Los gritos se hicieron mucho más fuertes que antes.
—¡Axel, no me hagas esto! ¡No puedes quitarme a mi hijo de esta manera tan inhumana! ¡Escúchame! ¡Por favor! Todo tiene una explicación...
La fuerte y sólida cachetada que le da mi padre, resuena haciéndola callar de inmediato. Las lágrimas caen por sus ojos con rapidez. Que irónico, clamando cuando ella hizo algo mucho peor con mi mujer y mis hijos.
—¿Inhumano? ¿Explicaciones? —se burla mi padre. Jamás había visto esa cara tan furiosa como la que muestra ahora—. Le haré un favor al bebé. Después de todo era lo que pensabas hacer, ¿no? Quitarte de encima la responsabilidad que nació de otro. Ese niño que llevas adentro tuyo no es mi hijo, pero tampoco soy un monstruo para desquitarme con un ser inocente que no tiene culpa de nacer de una maldita como tú. Saquen ese niño pronto de ahí, antes que por falta de paciencia deje de respirar de nuestro mismo aire.
—¡Axel, no lo hagas! ¡Mi amor por ti es sincero! ¡Carter me ha engañado por muchos años, créeme! Él me tenía amenazada.
Por más en que le suplique a mi padre, mi padre más odio y rabia va sintiendo dentro de sí. Solo me queda contemplar desde el umbral cómo es que van empezando a usar toda su fuerza para amarrarla a la camilla y abrir sus piernas de par en par. La mujer tiene bastante fuerza, por lo que veo.
Mi padre se da vuelta y me da una tranquila mirada, sin emoción en su rostro.
—¿Cómo están mis nietos? Fue muy poco lo que pude verlos —saca un cigarro del interior de su americana, según llega a mi lado—. ¿Y Rachel?.
—Los tres están bien —enciende el cigarro y fuma de el como si su vida dependiera de ello—. ¿Cómo te enteraste de que fueron ellos?.
Suelta el humo del cigarro y en sus labios se dibuja una sonrisa amarga. Después de tantos años negándome a hablar con él, es en este momento tan desagradable dónde planeo escucharlo.
—Desde que Ariana resultó embarazada. Soy viejo, pero no tonto; tengo 65 años, por lo que este aparato que tengo en medio de las piernas hace mucho dejó de funcionar por completo y como se debe. Un embarazo con el poco sexo que teníamos, era imposible de no dudar. Además de que me resultaba extraño que una mujer mucho más joven permanecería a mi lado sin quejarse en ese aspecto —bota el cigarro al suelo y lo apaga con la punta del zapato—. Fui joven, el sexo es una ambición que no puedas controlar y, menos cuando estamos en la edad de explorarlo y aprenderlo. Venía meses investigando sobre ella y cada movimiento que iba haciendo, hasta que un día la jugó mal y terminó llevándome por dónde era. Carter y ella tenían una relación desde mucho antes de que tú madre falleciera. No te voy a negar, saber que por tantos años he dormido junto a la persona que mató al amor de mi vida, ha sido el peor de los castigos y un karma el cual no deseo a nadie.
—¿Por qué? ¿Por qué matar a su propia hermana? —se encoge de hombros—. Debí haberle dado una muerte más lenta a ese maldito.
Aprieto los puños, sintiendo la ira correr por todo mi cuerpo.
—Desde que por poco y nos deja en bancarrota, tu madre decidió sacarlo de la empresa y no darle más oportunidades. Sabía que estaba haciendo mal en acolitar sus adicciones. Pero no sé por qué llegar a matarla, si fuimos nosotros quienes le brindamos siempre la mano —apoya una mano en mi hombro, dejando que las lágrimas corran por sus mejillas—. Esa pregunta es una respuesta que nunca sabremos, hijo.
—Perdóname, papá —su inesperado abrazo lo devuelvo con la misma gana.
—El único que debe pedir perdón soy yo, hijo. No estuve para ti en el momento más triste de nuestras vidas. En ese entonces, solo pensaba en no perder lo que tanto nos costó con tu madre. Pero perdí lo más importante y único que me quedó de ella...
—Aun no es tarde, ¿lo sabías? Siempre podemos empezar de nuevo, ¿no?.
—Por supuesto que sí, hijo. Pasar los días que me quedan de vida junto a mi hijo y mis nietos, es lo que más deseo en el mundo.
Nos separamos del abrazo y nos quedamos viendo a las personas o doctores empezar a hacer su trabajo, bajo los intensos y desesperantes gritos de Ariana.
Las sangre empieza a descender por la camilla velozmente, mientras que van abriéndola de una manera no tan profesional ni mucho menos delicada. La fuerza con la que escarban sus entrañas para sacar el bebé, es sin ningún tipo de piedad. Los gritos de Ariana cada vez se vuelven mucho más desgarradores, como si estuviera en el mismísimo infierno y se estuviera quemando viva allí. No sé cuántos segundos o minutos han pasado, pero los trajes blancos de las personas que están a su alrededor y la camilla, cada vez más se van manchado por su sangre. Es desagradable de ver, pues estamos en primera fila, viendo como la van cortando para poder sacar al bebé de su interior.
—¡Axel, por favor! ¡Ayúdame! —suplica desesperadamente.
—¿No tenías muchas ganas de ser madre? Pues traer un hijo al mundo no es tarea sencilla —le contesta mi padre, esbozando una sonrisa maliciosa—. Atente a las consecuencias, Ariana.
Vuelve a hacer silencio y, solo son los gritos de una mujer, los que nos perturba la paz. Largos minutos después lograron sacar al bebé, poniéndole fin a la tan grande agonía de Ariana. Aun y con toda la sangre, el dolor y las cortadas que le hicieron, sigue con vida. Muy débil, pero sigue respirando la hija de puta.
—Lleven al bebé a casa y que le den la atención que necesita —una mujer asiente con la cabeza y rápidamente se lo llevan muy bien abrigado—. ¿Quieres hacer los honores, hijo?.
—Es tu deber, papá —hace una ligera inclinación en mi dirección.
Se acerca a Ariana y saca de atrás de su pantalón un arma calibre 38, la cual no tarda mucho en posicionarla en el centro de su frente. Ella, con la poca fuerza que aun le queda, trata de levantar los brazos, pero en vano le caen a un costado de la camilla. Ni las palabras que salen de su boca son entendibles para nuestros oídos. Mi padre solo le sonríe espeluznante, antes de rellenar su cabeza por completo de balas.
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Seduciéndote[✓]
RomanceElla es esa pequeña ración de sensualidad que prende y altera cada uno de mis sentidos. Son sus movimientos tan sensuales y expertos frente a mí. Son sus ojos tentándome, insinuándome que cometa el pecado. Y son sus labios rosas y provocativos, lo q...