—¿Sabes qué es lo que me revienta la cabeza? Que hayas tenido el descaro de decirme todo lo que me dijiste mientras seguías escupiendo falsa honestidad —di un paso al frente, pero Rachel retrocedió dos—. Ni te me acerques. Ni trates de inventar más mentiras para que siga creyendo que eres el tipo perfecto. Lo peor de todo, es que aún y conociendo lo verdadero que querías de mí, decidí quedarme para comprobar cuan doloroso sería el golpe. De verdad que me dejé calentar el oído por un estudiante que solo tiene traumas en su vida y que no tiene los suficientes huevos para superarlos como todo un hombre de verdad lo haría —rio con tristeza—. Que poco duró todo, pero es mejor así, antes de que sea más tarde y el golpe sea mucho más fuerte. Es mejor caerse de la nube recién subida. Sr. Carter, le agradezco muchísimo la oportunidad que me ha dado, pero lo mejor para todos, es que deje el trabajo de la universidad. Ahora entiendo porque el motivo de sus miradas tan extrañas, usted solo me veía con lastima, vergüenza y hasta con deshonra. He ensuciado el nombre de la institución, por lo tanto no merezco trabajar más para ustedes —por fin me mira directamente a los ojos—. No lo quiero volver a ver más ni acá y mucho menos frente a mi familia. Cada peso que gastó en mis padre se lo devolveré, se lo juro.
—Srta. Blum, en ningún momento la llegué a catalogar como una mujer sinvergüenza. Esos son asuntos no me competen a mí. Yo no vi nada fuera de lo común en ese día. No tiene de qué preocuparse. Por otro lado, no la dejaré renunciar —Carter se acerca a ella y le sonríe sincero—. Me disculpo si escuchó algo que no debió y la lastimó, pero mi sobrino es un muchacho que ha carecido de mucho amor...
Rachel levanta una mano, interrumpiendo las palabras de Carter.
—No lo defienda, cuando hace unos momentos lo estaba reprendiendo, Sr. Carter —suspira—. No tengo ni cara para darle, solo le ofrezco una disculpa y le pido que considere mi renuncia. El lunes estará en su escritorio a primera hora. Permiso.
Rachel se gira, con la cabeza en lo alto y sin siquiera escuchar lo que tengo que decir. No comprendo qué parte de que jamás le he mentido a ella no entiende. Siempre he sido transparente. Sus palabras me duelen. Son como echarle sal a la herida abierta que llevo en el corazón.
—Bailarina —la tomo del brazo y la siento tensarse bajo mi agarre—. Tenemos que hablar. Sabes cómo soy. Sabes que jamás diría algo que no es.
—No tenemos nada que hablar. Y no, no sé cómo eres, no sé si tus palabras son ciertas o no; no sé nada de un chico que conozco hace unos meses. Por cierto, hasta aquí llegó este jueguito de mierda. No quiero saber nada de ti —su voz se entrecorta—. Adiós.
Se suelta de mi agarre y sube en el auto de su amiga casi corriendo. Me quedo viendo como el auto se pierde en la oscuridad de la noche a toda velocidad.
El vacío volvió, es ese mismo vacío que sentí tantos años atrás tras la perdida de mi madre y el abandono de mi padre. El miedo que tanto temí se hizo presente de nuevo. El aire empezaba a ahogarme de a poco. No estaba dispuesto a perder a la mujer que remueve cada hueso de su lugar, por lo que él no contarle mi verdadera relación con mi padre, nunca lo creí importante. Es ahora que me doy cuenta que, si ella conoce lo más doloroso, por qué no decirle lo que me hace ser así.
Sus palabras han sido como veneno para mi corazón. Más allá del odio que se sintió en cada una, lo que más me dolió fue la desilusión en su mirada. Voltee a ver a mi tío, al hombre que desde niño me trató como a un verdadero hijo, sintiéndome impotente y con ganas de soltarme a llorar.
Ella tiene razón, me falta mucho para enfrentar el trauma de mi pasado y mi presente. Para mí no es sencillo hacer lo que no amo solo por no perder lo que mi madre construyó con su propio dinero. Jamás le daría el gusto a esa mujer de quedarse con lo que no le pertenece.
—Vamos, te llevaré a casa —Carter apoya una mano en mi hombro y me da una sonrisa sincera—. Déjala que piense. Lo necesita.
—¿Ves lo que causas cada que dices estar cansado de mí, Carter? —me da una mirada llena de frustración—. Es este el motivo por el que prefiero mantenme lo más lejos posible de ti. Rachel es muy importante para mí, ¿esto lo has hecho por ella o ha sido intencional para luego hacerte de galán y brindarle un hombro en el cual pueda llorar? Has jodido la felicidad que estaba buscando desde hace muchos años atrás. ¿Estás feliz ahora que el camino te ha quedado libre?.
—Por supuesto que no, Axel. Yo quiero verte bien y feliz. Me dejé llevar por la rabia del momento...
—No parece —sacudo el hombro—. Mantente lejos de mí como hasta ahora, Carter. No quiero saber nada de ti y de tu falsa preocupación —camino lejos de él hasta que abro la puerta de mi auto—. Ya nada tiene sentido.
—Axel no te vayas de esa manera. Hablemos...
Subo en el auto, cierro la puerta con mucha fuerza y acelero a toda velocidad. El corazón me bombea cada vez más fuerte y rápido en el pecho. Siento como la rabia, el dolor, la tristeza, la agonía y la incertidumbre me comienzan a atormentar. Cada segundo me hundo en aquel pozo que creí haber salido hace tiempo. Me doy cuenta con cada segundo que pasa, que en este maldito mundo estoy solo; no tengo a quien acudir, no tengo con quien contar, no hay una sola persona que sienta esto que me está quemando vivo. Morir era mi destino, y el vivir fue una verdadera imposición.
Por más que trato de sonreír y de hacer feliz a los que verdaderamente me importan, más sufren y más salen lastimados por mi culpa. Las lágrimas que salen a cantidad por mi ojos, me impiden que preste atención a cada curva de la carretera. La noche me arropó hasta que una fuerte luz chocó violentamente contra mi vista. Por fin, por fin voy a descansar de sentir esta culpa y este dolor.
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Seduciéndote[✓]
RomanceElla es esa pequeña ración de sensualidad que prende y altera cada uno de mis sentidos. Son sus movimientos tan sensuales y expertos frente a mí. Son sus ojos tentándome, insinuándome que cometa el pecado. Y son sus labios rosas y provocativos, lo q...