Epílogo

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Calum

Un año después

-¿donde está mi maldito zapato?- grito Ashton que es mi compañero de habitación esta vez.

-Ten- le extendí la mano con el zapato que había encontrado bajo su cama cuando lo vi atravesando la habitación.

-Gracias, hermano- se sentó en su cama frente a mi mientras se ponía el dichoso zapato. No respondí y continué poniéndome mis zapatos.-¿a qué hora te irás?- tratando de sonar delicado soltó la pregunta.

Hoy es el primer aniversario de la muerte de Verónica. Lo que se refiere Ash con su pregunta es la hora de vuelo. Estamos de gira, y aunque me costo mucho trabajo, con ayuda de los chicos y nuestros padres convencimos a Sebastián para darme dos días libres y visitar Sidney, visitar a la familia de Verónica y donde se encontraba ella.

A pesar de que ya pasó un año, la escena de cómo su vida se iba de su cuerpo no deja de atormentarme. He sobrevivido, he avanzado un poco. Cumplí con la promesa que ella me pidió, me fue de gira la tarde siguiente con los chico de ambas bandas. Aunque principalmente no lo hice por el hecho de cumplir su promesa, sino por las amenazas y demás cosas que había en juego con Sebastián, la promesa que le hice Verónica fue lo que me mantuvo de pie todo este tiempo.

Los últimos meses no he tenido tantas pesadillas acerca de ese día, en las que pude haber hecho que todo fuera diferente, sobre cómo pude haberla salvado, si tan solo hubiera llegado un poco antes, si no me hubiera detenido por las rebanadas de pizza, o cualquier otra cosa hubiera sido diferente.

-Lo siento, Cal. No quería incomodarte- me saco de mis pensamientos Ash cuando se puso de pie.

-No, no te preocupes. Estoy bien- o al menos eso intentaba.

-No tienes que fingir con nosotros, recuérdalo- recargó una mano sobre mi hombro- Esta bien que no estés bien.

-Mi vuelo sale en 2 horas- dije poniéndome de pie después de verlo apunto de salir de la habitación.

-¿y que sigues haciendo aquí?- puso sus manos sobre sus caderas haciendo un gesto de padre enojado, que hizo que mis labios soltaran una pequeña sonrisa.

-Estoy yéndome- me acerque al armario y tomé mi maleta que había hecho la noche anterior para no perder más tiempo hoy.

-Pues vamos, vamos- Ash me "empujó" del torso con ambas manos hacia la puerta.

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Cuando llegue a Sídney después de unas largas y agotadoras horas de vuelo y espera. Los recuerdos de ese día se apoderaron de mi cabeza. No había regresado desde que eso pasó, los chicos vinieron un fin de semana en fechas decembrina pero yo pase de eso y mejor lleve a mi mamá conmigo allá y mi hermana también fue por su cuenta.

Era jodidamente triste estar aquí hoy, por todos lados veía una parte de nosotros, una parte de ella que seguía en esta ciudad, junto con los momentos que pasamos en ella. No se si era la fecha o mi todavía corazón roto, pero todo dolía de nuevo; sentía mis manos arder junto con su sangre, mi corazón volvía acelerarse recreando la escena en que la vi caer. Por tanto tiempo no pude ver mis manos porque sentía que su sangre seguía ahí, sobre mi, entonces mi corazón volvía a ir muy rápido creándome ataques de ansiedad que junto con el estrés de la gira se hacían peores.

Muchas veces trate de automedicarme con drogas y entre otras cosas. Pero los chicos me ayudaron bastante en esto, también los de YD. En vez de dejarme seguir con eso, me llevaron a terapia, para salir adelante como se debía. A día de hoy ya solo voy un día a la semana con la psicóloga. En parte porque mejore y en parte porque salió a la luz que yo visitaba a una psicóloga después de que una fan me vio salir de la consulta cuando ella entró a la suya. Nadie sabe porque asisto pero siempre insisten por saberlo, hacen tontas suposiciones y no desaprovechan ninguna oportunidad para preguntar. 

El chico de la bandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora