La despedida

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Calum

Son las 4 de la tarde del viernes. Básicamente mi último día aquí. Mañana por la tarde a esta misma hora, subiré a un avión con destino a Inglaterra, donde empezará la gira de YD. Donde empezará una nueva etapa en mi vida, que no sabía que necesitaba pero ahora estoy tan agradecido de que esté pasando.

Las cosas han ido increíble, nadie nos descubrió a Verónica y a mi. Hemos podido estar juntos en esa casita del árbol escondidos para vernos cada día durante esta semana. Hoy será el último día que la vea -o al menos en persona- durante un largo tiempo. Espero que muy pronto pueda hacerla oficialmente mi novia, ante todo el mundo para que estas escapadas, que aunque me gustan, por fin terminen y la pueda llevar conmigo a todos los lugares.

Por otro lado, Sebastián hoy estuvo de buen humor -algo muy raro en él- así que nos dejó salir antes para poder despedirnos de nuestras familias desde hoy. No lo dudamos ni dos segundos para tomar su palabra y salir de ahí. Aunque sea algo que ame hacer, el de alguna forma u otra hace que me moleste hacerlo, pero no me rindo ni pienso dejar mis sueños solo por él.

Al llegar a casa mi mamá me sorprendió al encontrarla fuera de su cama, y no solo eso, había ordenado un poco la casa y olía a que estaba cocinando algo. Empecé a dudar si estaba realmente en mi casa o me había equivocado, cuando mi madre me hablo.

-Hola, cariño- la última palabra me dejo asombrado, tenia mucho tiempo que mi madre no me llamaba de esa forma, mucho antes de que cayera en cama por el divorcio.

Al notar que no tendría respuesta de mi parte no se molesto en seguir hablando por su cuenta -Mira, sé que tú comida favorita es la pizza hawaiana, así que hoy me he parado temprano y fui a comprar unas cuantas cosas para hacer varias pizzas para ti en tu último día aquí- definitivamente este no era nuestro apartamento o probablemente estaba en otra dimensión porque mi madre no podría ser esta.

-Mamá...- por fin logre abrir la boca- ¿porque estás haciendo esto?.

-¿qué no puede una madre hacerle de comer a su hijo?- dijo con voz quejosa pero realmente estaba siendo hilarante.

-Claro que puede, pero perdón es que tú no eres de esas madres- soltó la harina que estaba amasando desde que llegue y se dio la vuelta para mirarme.

Iba llena de harina en el mantel pero por debajo parecía estar recién bañada y arreglada. Debajo de la harina que había en su rostro parecía estar mentalmente mejor, como que de la noche a la mañana mi padre haya decido regresar con ella y a ella no le quedaba más remedio que volver a ser feliz. No creo que esa sea la razón, pero internamente parecía estar en paz.

-Tenemos que hablar, Calum- si aún tuviera 8 años y siguiera siendo igual de travieso, eso me hubiera espantado mucho. Pero ya no los tengo y ahora lo que siento es curiosidad por lo que vaya a decir a continuación.

»Se que estos últimos días he estado muy distante y seguramente te debes de preguntar porque, todo parecía estar muy bien y que nos iría bien a todos después del divorcio.

Se detuvo por un momento, tal vez tratando de tomar valor para seguir hablando.

»Seguro no sabes porque si era lo que tanto queríamos tu padre y yo, decaí así. Te lo diré-suspiro y continuo- Me sentí sola, hijo. En cuanto estuve ahí, frente a tu padre, apunto de firmar el divorcio, pensé que él era lo único que tenía y no podía dejarlo porque sino me quedaría sola. Tu hermana ya se ha ido y sabía que tú pronto lo harías también. Entonces me empecé a deprimir, sentirme sola y angustiada, sobre qué sería mi vida después de que ustedes me dejaran.

Me irritó un poco la forma en la que dijo las cosas, como si ella fuera la única en la casa que se sentía sola, pero decidí evadir eso para no discutir y arruinar su momento de honestidad conmigo.

El chico de la bandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora