I didn't look twice

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Calum

Al llegar a mi casa, salgo de mi burbuja de felicidad que había creado cuando estuve con Verónica.
Mis padres están peleando, como no estuve al inicio de la pelea,no logro entender porque pelean ahora.
Cuándo llego y paso por ellos, ni siquiera se dan cuenta de mí.
Subo hasta mi habitación y me pongo unos audífonos para escuchar música en vez de sus gritos. Mientras estoy ahí, trato de recordar el maravilloso día que había sido hasta ahora, lo bien que lo pase con Verónica. El beso. Ha sido lo mejor que me ha pasado en años. Verónica me hace sentir bien, hace que me olvide de todo, cuándo estoy con ella, solo existimos nosotros.
Pero estoy asustado, pienso que, de algún momento, mis padres se sintieron de la misma firma. No quiero que nosotros terminemos como mis padres.
Yo vengo de ellos, voy a ser como ellos, podría volverme como mi padre, gritarle y herirla, no quiero hacerlo. No quiero arriesgarme a terminar como ellos.

Cuándo me despierto para ir a arreglarme e ir a la escuela, mis papás están sentados juntos en la mesa, desayunando, muy natural, como si ayer no se hubieran dicho las peores cosas del mundo.
Tomo un lugar enfrente de donde esta sentada mi madre y me sirvo dos Hot cakes, lo que me tiene muy extrañado porque normalmente mamá no cocina Hot cakes, cuándo desayunamos Edo es porque mi hermana los hace, pero ella no esta aquí ahora.
Cuándo empiezo a comer, mi mamá empieza a hablar.

-Hijo, tenemos algo que decirte TU padre y yo- dijo mi mamá con la voz más serena que había escuchado.
Yo no conteste y seguí comiendo, así que ella siguió hablando.

-Nos vamos a divorciar- soltó mi padre.
Aunque era algo que esperaba que hicieran desde hace tiempo. Me afecta, después de todo, quería creer en ellos, en que un día ya se volverían a entender. Quería creer en el amor, en que lo solucionaría. Pero no es así, no es real.

-Es la mejor decisión que han tomado en años- dije tratando de sonar molesto, pero sin importancia.

Mi padre parece no darse cuenta porque después dice.
-Hijo, esto no es tu culpa- pues claro que no lo es, lo sé, son ellos dos.
Solo solté un bufido, tome mi mochila y otro Hot cakes para el camino, y salí de la casa en dirección a la escuela.

Cuándo salí de la casa decidí dar algunas vueltas por alrededor de la escuela para despejar mi mente.
Quería pensar en lo de mis padres, en Verónica. Sobre todo en Verónica, lo de mis padres ya lo tenia digerido mejor, porque en sí era algo que ya quería que sucediera, pero Verónica.
No sé si ahora pueda estar con ella, esto lo cambia todo, no se si de verdad crea que lo nuestro puedo funcionar.
Ayer fue increíble, hasta podría decir que fue perfecto.
Pero no quiero acabar como mis padres.
No quiero enamorarme y con los años amargar ese amor, mi vida, tal vez la de mis hijos.

Durante todo el día he estado ignorando a Verónica, no quiero hablar con ella porque no quiero decirle que no pienso salir con ella, sobre todo porque es lo que de verdad quiero.

Estoy saliendo de la escuela, sintiéndome victorioso de haber podido evadir la todo el día, hasta que ella me encuentra, me toma de la muñeca, como siempre suelo hacerlo yo, y pasa lo que había estado evitando.

-Hola- es lo único que logra decir- quería hablar sobre lo de ayer.

-Si, estoy de acuerdo contigo- digo tomando las riendas de la conversación- fue un error, no debió pasar nada- no es lo que quería decir, pero era lo que decía decir, para que ella pudiera salir y buscar a alguien que la hiciera feliz a largo plazo- creo que debemos dejarlo ahí, ¿no?.
Ella no pudo contestar, solo asintió, se veía afectada, sin duda esperaba otra reacción, la que de verdad quería dar, pero era mejor dejarla ir ahora, que herirla por siempre.
Después de dos segundos de silencio, que parecen 5 minutos, cuándo estoy por irme, me doy cuenta que nunca solté su mano, y que esta seria la última vez que la estaría tocando, no quería hacerlo, pero tenia que hacerlo, la solté y me alejé de ella. Quería voltear de nuevo, pero sabía que si la veía, regresaría a tratar de arrepentirme y solucionarlo, así que no mire dos veces.

El chico de la bandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora