Como asesino a sueldo, él no conocía los límites, hasta que la conoció a ella.
Cada noche, Ethan Price ocupa la misma mesa de siempre en un bar de carretera. Debido a su carácter, Aura Hughes es la única mesera que se atreve a atenderlo. ¿El detalle...
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Y como si mi noche no pudiese ser más extraña, el resentido de mi ex novio parecía estar más que dispuesto a terminar de joderla y de paso, acabar con la poca paciencia que ya para entonces, Ethan había casi agotado.
Inspiré profundo en un intento por conservar la calma, sobre todo al ver los puños de Ethan apretarse sobre la mesa y las venas de sus ante brazos marcarse por la presión. De verdad que hacía falta muy poco para que ese hombre se frustrara.
Otra maldita cosa que teníamos en común.
—Niall. —dije esta vez con un tono más firme, mientras el pelirrojo se aproximaba al respaldo del asiento que compartía con Ethan, apoyando ambas manos en el borde de madera, inclinándose hacia mí.
—Dime. —respondió tan cerca de mi oído, que un escalofrío me recorrió.
—No esperaba verte aquí.
—Qué curioso, yo no esperaba verte en mi casa aquella noche. —expresó con amargura y mi estómago se encogió. —mucho menos que medio follaras conmigo.
Mierda.
—¿Qué? —esta vez, fue la voz de Hana quien tomó protagonismo y con los nervios acumulados en mi estómago, viré el rostro hacia ella —¿Aquella noche? ¿Medio...? —se interrumpió a sí misma, sacudiendo la cabeza antes de posar su molesta mirada en mi ex —como sea ¿No crees que este no es el lugar ni el momento para hablar de sus problemas?
—Claro. El lugar y el momento era en mi casa, luego de que mencionara el nombre de otro tipo mientras yo...
—¡Calla de una puta vez!—exclamé ya furiosa, levantandome de un salto de mi asiento. Posteriormente, di media vuelta, caminando hacia él con determinación. —Si lo que quieres es hablar, hablemos. Pero deja de estar soltando estupideces.
—¿Hablar? —dijo burlón —tú y yo tenemos un asunto pendiente ¿Recuerdas? —La molestia en la mirada de Niall era más que evidente y la forma en como soltó esas palabras me hizo confirmar lo mal que se había tomado el haberlo dejado con la polla dura y los pantalones abajo en aquella ocasión.
Frustrada, expulse un largo suspiro, apresurándome a tomar a mi ex por la muñeca y alejarme un par de mesas junto a él. Podía sentir las miradas tanto de Ethan como de mis amigos sobre mí, así como la de algún otro comensal curioso.
—Ahora dime ¿Qué mierda pasa contigo? —pregunté con voz suave, intentando no llamar tanto la atención, aunque a esas alturas, ya era inútil.
—Quiero que me expliques porqué fuiste a buscarme aquella vez. Quiero saber a qué clase de juego estás jugando.
—¿Juego? No sé de qué me hablas.
—Por dios, Aura. ¿Menear tu hermoso culo contra mi pelvis no es un juego para ti? —sonrió de lado, alineando su rostro con el mío —me la pusiste tan dura que terminé metiendotela, luego te vas sin más ¿Qué demonios fue eso entonces?
