𝕮RIMINAL. ᴠᴏʟ. ɪ

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Un mes. Había transcurrido un jodido mes desde que ví al mayor imbécil de todo New York merodeando por el pequeño bar de carretera en el que trabajaba.

Durante los primeros días el panorama pintaba distinto. Es decir, Ethan solía cenar cada noche en el bar, la misma hamburguesa grasosa de siempre, con el café tibio y amargo de siempre, en la misma mesa junto al inmenso ventanal de siempre. Así que, no verlo por varios días resultó tan gratificante para mis compañeras, como extraño para mí.

Aun así, intentaba no tomarle tanta importancia a su ausencia. Intentaba seguir con mi rutina, hacer mis cosas, cumplir con mi jornada como cada día. Sin embargo, había un hueco en todo eso, en mi día a día, ya no estaba él.

Ethan Price...

Suspiré, perdiendo la mirada en la pasta frente a mí. El agua hirviendo burbujeaba alrededor de la misma y el calor del vapor acariciaba tenuemente mi piel. Teddy amaba la pasta y, al estar él de vacaciones, quería consentirlo mientras estuviéramos juntos en casa.

Sonreí al recordar el rostro de Ethan el día en que se nos terminaron las hamburguesas temprano y tuvo que cenar la horrible pasta de Joe. Ese día, un equipo de hockey paró a comer al pequeño restaurante-bar de camino a una competencia y cuando ese rubio sexy y malhumorado llegó...

—Mierda... ¿Qué carajos hago pensando en él?

—¡Hermana! —Gritó Teddy al entrar corriendo a la cocina, haciéndome soltar un respingo— Ya terminé mi dibujo ¡Y la tía Hana llegó!

—¿Hana está aquí?

Mi pequeño hermano asintió y, bajando un poco la intensidad de la flama en la estufa, me giré hacia él, planté un beso en su cabello y salimos juntos hacia la sala, encontrándome al instante con mi sonriente mejor amiga.

Bastaba con ver su atuendo para saber que ese día no tenía ningún asunto por atender. Sobre todo al combinar su crop top de girasoles favorito con su mini short “Hoy me quedo en casa” de la suerte. Y aunque su perfecta cabellera rizada no me diera muchas pistas, lucía relajadamente hermosa. Vamos, Hana siempre lucía preciosa.

—Hey, creí que saldrías con Patrick —Murmuré, dirigiendo la mirada al reloj sobre la pared. Mi amiga se encogió de hombros, extendiendo sus brazos hacia Teddy, quien no dudó en lanzarse a los mismos.

—Hoy estará ocupado, son cosas con las que hay que lidiar cuando tu novio es un sexy y exitoso Dj —besó la mejilla de mi hermano, haciéndolo emitir una tierna risita.

—Entonces ¿Estarás libre hoy?

—Soy toda tuya, Auri-bu.

Sonreí ampliamente ante esa forma tan curiosa de referirse a mí, mientras que Teddy corría hacia la sala para continuar viendo sus dibujos animados. Hana y yo lo contemplamos por un rato, como solíamos hacerlo cada que mi pequeño hermanito actuaba de esa forma tan pura e inocente que lo caracterizaba, lo cual, resulta ser la mayor parte del tiempo.