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Al abrir los ojos, supe de inmediato que no me encontraba en mi habitación

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Al abrir los ojos, supe de inmediato que no me encontraba en mi habitación. Y, lejos de inquietarme, la curiosidad me dominaba.

No solo eran las suaves y claramente costosas sábanas de seda negra que me cubrían las que  daban el primer indicio de estar en un hogar ajeno al mío. Sino también esa fragancia que tanto me encantaba y que delataba al dueño de esa habitación.

La cama era grande y todo el cuarto estaba perfectamente iluminado por la luz del sol que entraba por las ventanas. Al fondo, un librero decoraba la pared  con cientos de libros, cómics y revistas sobre astronomía, las cuales, me resultaron más que intrigantes.

Levemente desorientada, me levanté de la cama y caminé hacia la ventana, en donde un lujoso telescopio apuntaba hacia el cielo. Curiosa, eché un vistazo a la mirilla de éste, aunque debido a la luz del día, no pude distinguir nada.

—No tenía idea de que te gustaba la astronomía... —susurré más para mi misma en busca de mi sexy anfitrión. Aunque era más que claro que se había levantado mucho antes que yo. 

Solté un suspiro y caminé hacia el espejo de cuerpo completo que colgaba junto a la puerta, contemplándome un par de minutos. Apenas iba vestida con una playera que a todas luces pertenecía a Ethan, misma que me llegaba justo por encima de las rodillas. Aún así, mi piel desprendía un tenue aroma a rosas y mi cabello, parecía haber sido lavado y cepillado con cuidado.

Acaso Ethan... ¿Lo hizo por mí?

Confundida, salí de la habitación, explorando detenidamente desde el pasillo hasta la estancia que se expandía frente a mí, quedando más que asombrada con el lujo y elegancia que cada rincón emanaba.

Negros sillones  estaban acomodados al centro, apuntando todos hacia la plasma y consola que decoraban la pared, mientras una mesita de cristal negro reposaba en el centro.

Sin lugar a dudas ese era el departamento de Ethan, aunque a decir verdad, me sorprendía lo limpio y ordenado que estaba.

—Es bueno ver que al fin despertaste. —la suave voz de Nick me hizo soltar un respingo y, al virar el rostro, pude verlo de pie en la puerta de la que al parecer, era la cocina. —¿Tienes hambre? ¿Necesitas algo?

—Ehhh... N-no... Bueno, no sé. —me froté el rostro y suspiré, bajando la mirada hacia mis pies. —¿En dónde está Ethan?

—Salió a correr con Max.

—¿Max?

—Nuestro perro.

—¿Nuestro? —lo miré aún más confundida, encontrándome con su noble y deslumbrante sonrisa. —Entonces no estaba soñando.

—¿Soñando? —Nick arqueó una ceja, rascándose la mejilla con un semblante confuso. —¿A qué te refieres?

—Bueno... Te recuerdo abriendo la puerta, con una mascarilla de aguacate cubriendo tu rostro.

𝕮RIMINAL. ᴠᴏʟ. ɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora