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Ethan aceleró su motocicleta y el motor de ésta rugió, opacando el ruido que el viento al chocar contra mi casco generaba

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Ethan aceleró su motocicleta y el motor de ésta rugió, opacando el ruido que el viento al chocar contra mi casco generaba. Por reflejo, me aferré a su cuerpo, apoyando mi mejilla contra su ancha y varonil espalda, lo cual él pareció disfrutar tanto como yo.

    —¿Tienes miedo? —preguntó en un tono elevado, dedicándome una fugaz mirada por encima de su hombro. Al instante negué, entrelazando mis dedos a la altura de su abdomen.

    —Solo me tomó por sorpresa... —susurré, siendo consciente de que no podía escucharme.

El rugido de su motocicleta resonó de nuevo y él volvió a centrar su mirada en el camino, mientras que yo no podía hacer otra cosa más que aferrarme a su cuerpo y disfrutar de ese momento, de la hermosa vista, del ocaso a la lejanía, de la brisa acariciando mi cuerpo y agitando mi cabello y sobre todo, de Ethan, de su aroma, de su cercanía.

Ese sábado pintaba a ser uno de los mejores, pues, no solo me había librado del trabajo todo ese fin de semana, sino que además, después de que pasaran a recoger a los amiguitos de mi hermano esa mañana, había pasado el resto de la tarde junto a él. Comimos pizza, pastel, helado y jugamos en su nueva consola hasta que el cansancio lo hizo quedarse dormido.

Para cuando despertó, Patrick y Hana estaban en casa, ofreciéndose a llevarlo con ellos al zoológico a la vez que inventaban mil pretextos para que yo me quedara en casa. Debo admitir que, en un principio, me resultó algo extraño tanta disposición por parte de ambos, aunque en cuanto Ethan hizo acto de presencia, supe que todo eso estaba más que planeado con antelación.

Una vez que llegamos a una especie de bosque, Ethan disminuyó la velocidad de su motocicleta hasta aparcarla bajo un inmenso y frondoso árbol. No entendía un carajo de lo que sucedía, pero, mientras estuviese junto a él, me sentía segura.

    —Bien, hemos llegado —Anunció a la vez que se quitaba el casco y lo colocaba sobre el manubrio de la motocicleta. Luego de eso, descendió de la misma, me tomó por la cintura y me colocó cuidadosamente en el suelo para quitarme el casco después —. Espero que te guste mi sorpresa.

    —¿Uh? —Confundida, miré en todas direcciones, no encontrando más que árboles, arbustos y algunas flores campestres —¿Te refieres a éste lugar?

    —No precisamente.

    —¿Entonces?

Él sonrió, acunó mi rostro entre sus manos y me besó en los labios con tanta delicadeza y dulzura que me conmovió. ¿Desde cuándo Ethan Price era así de dulce?

    —Cierra los ojos —susurró, mientras que yo arqueaba una ceja intrigada.

    —No harás nada extraño ¿O sí?

    —¿Me crees capaz?

    —Sabes la respuesta a eso.

Él soltó una risotada, negando lentamente con la cabeza.

𝕮RIMINAL. ᴠᴏʟ. ɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora